Contenidos temáticos
- Generalidades de la andragogía
- Concepto de adultez
- Carácter prelativo de la adultez
- Las razones de educación de adultos
- La antropogogía
- El hecho andragógico
- El proceso y funcionalidad del hecho andragógico
- Principios de la pedagogía activa
- Principios éticos
- Algunas características del adulto en situación de aprendizaje
Desarrollo del tema
1. Generalidades de la andragogía
Nuestro propósito fundamental es diseñar un esquema conceptual y analítico de la ANDRAGOGIA como ciencia de la educación de los adultos.
A la vez que despertar inquietudes en el espíritu de los instructores, capacitadores, administradores, investigadores y otros técnicos educativos, a fin de profundizar la teoría y el contenido de esta ciencia, frente a la impostergable necesidad de encontrar caminos adecuados que faciliten el conocimiento y tratamiento científico de la educación de adultos.
Comprendemos, sin pretensión pero con espíritu crítico, que contribuir a la creación de una ciencia es difícil, pues se trata de ordenar, clasificar e interpretar hechos que conduzcan al establecimiento de un cuerpo de principios básicos que orienten su aplicación racional en el campo que es objeto de su estudio. Ahora bien, si crear una ciencia es tarea ardua, más complejo aún es estructurarla cuando ya existe una, a la cual se le atribuye el estudio y explicación de un fenómeno específico. Es el caso de la PEDAGOGIA, definida concretamente como la “ciencia de la educación“.
Mientras la educación ha sido interpretada como la formación de hábitos, costumbres, destrezas, habilidades y adquisición de conocimientos durante los primeros años de la vida del hombre, era natural que se definiera como “un proceso por la el cual la sociedad forma a sus miembros a su imagen y en función de sus intereses”, o sea, que la educación como instrumento del que se vale la sociedad adulta servía para transmitir los bienes culturales y modelar la conducta de las nuevas generaciones “a su imagen y semejanza”; sólo la niñez, la adolescencia y la juventud eran beneficiarios de su acción con miras a su preparación plena e idónea para enfrentar la complejidad de la vida adulta.
Bajo esta concepción limitada y restringida, el proceso educativo propiamente dicho finalizaba al concluir este período lógico, y la educación se circunscribía dentro de estos límites, por cuanto desde tiempos remotos se sostenía que la capacidad de aprender era posible durante los primeros años de la vida del hombre. Ahora bien la educación como proceso concebido para la infancia, la niñez y la adolescencia, se ha venido practicando empíricamente desde que el hombre existe. En una u otra forma, la especie humana ha sido la única en transmitir de generación en generación sus experiencias, sus ideales de vida y sus valores espirituales, precisamente más que la inteligencia y otras manifestaciones psicológicas. Esta capacidad, su educabilidad, es la distinción fundamental entre el hombre y las demás especies animales.
Etimológicamente significa “educación del niño“. De ahí que hayan fracasado todos los intentos por constituir el nombre de esta ciencia sobre el supuesto de que no comprende en toda su extensión el proceso completo del hecho educativo. Lo anterior, obedece a juicio nuestro, a que los teóricos trataron la educación en un marco restringido, sin profundizar sus alcances ni interpretar sus perspectivas, metas y objetivos en toda su amplitud: la educación como una actividad circunscrita a una sola etapa de la vida y no como un proceso permanente a través de todas las edades y fases de la vida humana.
Vivimos bajo el signo del cambio. Somos testigos y agentes de una profunda transformación en el campo de la ciencia, de la técnica y de todos los aspectos que conforman el saber. Las leyes cambian, las verdades se relativizan, y, por lo tanto, los conceptos se renuevan. La educación está inmersa en el amplio juego de la dinámica del cambio; no puede aislarse del acontecer que domina la vida humana. Esta situación repercute, y muy hondamente, en el concepto sobre educación.
A la educación ya no se les considera como “mediación” entre generación y generación o como transmisión de bienes de cualquier naturaleza, o imposición de valores de diferentes órdenes, o de simple preparación del niño para la vida. La educación es la suma de eso y de algo más. “Todo hombre por su misma condición humana, tiene como carácter inherente a su naturaleza, la educabilidad” COMO PROCESO INTEGRAL DINÁMICO, QUE NO TERMINA NUNCA. Aunque es difícil señalar un límite final a la educabilidad del individuo, “sin embargo es razonable aceptar que ella acaba con la decrepitud, cuando ni las funciones mentales ni físicas permiten bastarse a si… cuando hay real incapacidad para la vida individual y social”. El hombre jamás se detiene en su aspiración de mejorar; su interés por perfeccionarse aumenta cada día. Existe en é, y quizá esta sea la esencia misma de su progreso, el afán de acumular conocimientos y experiencias Tal es lo que caracteriza la condición humana del hombre: la inherente búsqueda de conocimientos que conduzcan a su mejoramiento integral.
En nuestros días se entiende la educación como un proceso global que abarca la vida del ser humano en su extensión. El hombre empieza a educarse en el vientre materno y termina su educación con la muerte, y, aún después que fallece, puede seguir influyendo en la formación de sus semejantes. Este proceso exige una formulación científica de la educación, la estructuración de sistemas renovados y la adopción de técnicas adecuadas en función de un rendimiento eficaz en la realización del hombre para satisfacer sus múltiples y variadas aspiraciones.
Dentro de este concepto de educación permanente del hombre, la Pedagogía limita su campo al estudio de la acción de educar al individuo en los primeros años de su vida y, en consecuencia, le es imposible extender su operatividad a la etapa en que él alcanza su plenitud vital o adultez.
Esta nueva concepción de la educación ha llevado a muchos pensadores a formular ideas o criterios, de si existe o si se realiza una verdadera educación durante los primeros años de la vida. Muchos creen que lo que ayer se llamó educación no es más que adiestramiento, porque hay quien opina que la verdadera educación comienza después “del proceso de domesticación y desarrollo de las capacidades intelectuales que lo hace apto para vivir gregaria o independientemente como ser humano”.

A este respecto Parker nos dice:
“… solamente el hombre puede ser educado, pero es preciso adiestrarlo primero. El hombre debe adquirir primero aquellas habilidades requeridas para generar conocimientos. La obtención de habilidades constituye el adiestramiento. No es educación. Enseguida, el hombre debe aprender la manera de usar estas habilidades para generar conocimientos y poner en práctica para satisfacer sus necesidades. El uso de las habilidades es educación”.
Para Parker aprender a leer es adiestramiento, pero decidir qué leer o por qué leer es educación. Esto nos lleva a meditar sobre el proceso educativo referido en particular a la educación de adultos, debido a que la obra antes citada está referida a la educación de los niños y éstos están imposibilitados para explicar por qué deciden o por qué leen una versión determinada a menos que se aquello que satisfaga su curiosidad infantil.
Solamente el adulto está en capacidad de decidir qué leer y por qué lo hace. Algo más: la adopción de decisiones gracias a las capacidades lógicas, es atributo de la adultez humana, aplicable a situaciones variadas que conforman su vida de relación, como son la vida familiar, del trabajo, de la política, sindical, recreativa, etc.
No postulamos imponer patrones preestablecidos, ni de transmitir conocimientos, ni de forjar ideales de vida que pertenecen a alguien, llámese familia, sociedad de estado, sino enriquecer la conciencia del hombre en términos de su propio destino. Es el adulto, sujeto de la educación, quien acepta o rechaza; es decir, decide, en base a sus propias experiencias e intereses como individuo, la educación que se le imparte. Por eso, creer que la educación regular, la que se le imparte al niño y al adolescente, prepara para la vida o representa su vida es falso, porque es imposible darle todo el contenido y significación que implica el transcurrir y complejo del proceso vital del ser humano.
El niño, y por extensión el adolescente, es una realidad concreta y dinámica diferente al adulto. Esta realidad ase diferencia en el tiempo y el espacio. Ambos son biológica, psicológica, ergológica y socialmente distintos en estructura y comportamiento.
Por cuanto los principios pedagógicos son inaplicables en la educación del adulto, atribuimos a la ANDRAGOGIA la obligación de estudiar su realidad y determinar las normas adecuadas para dirigir su proceso educativo.
2. Concepto de adultez
Nadie niega que la adultez sea un fenómeno objetivo. Pero hay que definirlo y explicar en que consiste. Etimológicamente la palabra adulto, de la voz latina adultus, significa crecer.
El crecimiento de la especie humana, a diferencia de las demás, se manifiesta de manera ininterrumpida y permanente desde el punto de vista psico – social y no biológico, que finaliza en un momento dado al alcanzar el máximo desarrollo de su fisiología y morfología orgánica.
Se la podría definir como la plenitud vital al que arriban los seres vivos en un momento dado de su existencia siendo variable según las especies biológicas. En muchas, este estado aparece temprano y, en otras, más tarde. El período de crecimiento y desarrollo se prolonga considerablemente en la especie humana y, a diferencia de las demás, se desenvuelve en etapas sucesivas, en forma relativa, hasta alcanzar progresivamente la adultez.
El hombre se hace adulto no por la yuxtaposición de un aspecto de su personalidad sobre los otros, sino por un proceso de integración de sus diferentes estados tanto biológicos, psicológicos y mentales, así como ergológicos, sociales y jurídicos.
¿Qué es un ser humano adulto?
Hemos dicho que la adultez es plenitud vital. Al aplicarla al ser humano debe entenderse como capacidad de procrear, de participar en el trabajo productivo y de asumir responsabilidades inherentes a su vida social, para actuar con independencia y tomar sus propias decisiones con entera libertad. Precisamente, el tránsito de la dependencia, a la que fatalmente está sometido el niño y el adolescente a la vida autónoma en lo económico y en lo social, que lo integra en la sociedad, es lo que da fisonomía y distingue la vida del adulto del período anterior de su existencia.
Para la Real Academia de la Lengua una persona adulta es aquella que ha llegado al término de su adolescencia, o que ha logrado mayor crecimiento o desarrollo, o que ha alcanzado su mayor grado de perfección.
Esta definición genérica no explica el proceso que conduce a la edad adulta. El crecimiento, siendo integral, no se desenvuelve uniformemente en los diferentes aspectos de la personalidad del individuo; así, por ejemplo, su desarrollo biológico culmina antes de finalizar su adolescencia y, aproximadamente alrededor de los 16 años, recién adquiere su adultez psicológica y ergológica.
Asimismo, pensar que el adulto alcanza el más alto grado de perfección, tampoco precisa el concepto de adultez, por cuanto el ser humano jamás llega a ser perfecto. Creemos más ajustado, no obstante la vaguedad de la expresión, considerar que adulto es aquel que ha alcanzado el mayor crecimiento y desarrollo.
Para Knwles “ser adulto significa estar dirigido por sí mismo”. La diferencia fundamental entre el niño y el adulto está referida al concepto de sí mismo; la personalidad de aquel es un apéndice de éste y toda la conducta del niño gira alrededor de la vida del adulto; Sólo es capaz de tomar decisiones y autodirigirse alcanza la meta.
Esa sencilla definición es incompleta; hace énfasis en el aspecto psicológico, la autodirección, que es un factor entre otros que conforman la adultez. Verner señala que precisar el término “adulto” obliga a ciertas consideraciones relativas a la edad, la madurez psicológica es el rol social. Para este autor la edad cronológica no es un criterio adecuado ni determinante; la edad como indicador de la adultez es variable y hasta sin sentido. Considera más apropiado aceptar el criterio de la madurez psicológica si fuese factible medirla con precisión. En su concepto el rol social, que conlleva responsabilidades desde el punto de vista económico y cívico, identifica mejor la adultez. Mientras el niño es un sujeto que no contribuye inmediata y directamente a satisfacer las necesidades de la sociedad, el adulto, en cambio, forma parte de la población económicamente activa y cumple un rol productivo que le capacita para bastarse a sí mismo y actuar independientemente en sus múltiples manifestaciones de vida.
3. Carácter prelativo de la adultez
Se presentan tropiezos o inconvenientes al querer definir la adultez humana en igual forma a como se define en las demás especies zoológicas y botánicas, tomando como punto de partida la edad cronológica. Esto es un error. La adultez en el ser humano es un proceso acumulativo y variado.
En las especies botánicas y zoológicas es fácil distinguir y precisar este hecho. En cambio, en el ser humano se llega a la plenitud vital en etapas sucesivas y en diferentes edades.
- Adultez biológica.– Así podríamos hablar de una adultez biológica caracterizada por el total desarrollo anatómico y fisiológico de los órganos y de su capacidad de funcionamiento. Lo más significativo, tanto en los seres humanos como en las demás especies, es su capacidad de reproducción que, en los primeros, se hace presente entre los 11 y 15 años de edad con la aparición de manifestaciones fisiológicas, en el hombre y en la mujer, de su capacidad génesis.
- Adultez psicológica.- La adultez psicológica se manifiesta posteriormente. Se caracteriza por el desarrollo de la actividad psíquica en su máximo grado. Las funciones intelectuales, emocionales y conativas adquieren mayor intensidad, amplitud y funcionalidad. Generalmente es aceptado que, entre los 15 y 18 años de edad el hombre alcanza ese grado
- Adultez sociológica.- La adultez social se manifiesta en tres sectores: en el trabajo, en la participación social (política y cívica) y en la responsabilidad jurídica.
Casi todas las normas legales establecen la edad de 16 años como punto de partida para que el ser humano se incorpore a la fuerza laboral, condicionando la jornada de trabajo a un horario de seis horas diarias, previa autorización paterna.

En este período, las aptitudes intelectuales y físicas han madurado suficientemente para que las personas subsistan con independencia y capacidad. Su intervención en los problemas laborales, políticos y ciudadanos, manifiestan su madurez psicológica, ergológica y además su adultez sociológica propiamente dicha. La propia sociedad y al referirnos a ella estamos indicando a la sociedad adulta plena, reguladora del ordenamiento de la vida comunitaria, confiere a los adultos jóvenes el derecho de intervenir en los problemas políticos al concederle el derecho de elegir a los poderes que representan al Estado. A la mujer se le otorga, en muchas legislaciones, la facultad de contraer matrimonio sin la autorización de los mayores, cumplidos los 18 años de edad. La orientación de la vida del hombre, su organización, su desenvolvimiento y, en general, la construcción de su destino, dependen de la responsabilidad con que se adopten las decisiones propias. Esto significa madurez social.
La adultez social implica también ideología política. La posesión de ciertos criterios sobre el orden económico y social encauza su comportamiento cívico, ajustando su conducta a los procedimientos normativos existentes, sin que ello signifique aceptación o resignación frente a los mismos. El adulto joven que ha alcanzado la madurez social (adultez social) está en condiciones de promover la renovación. La inconformidad es característica humana, que incide en el progreso. Cuando el ser humano actúa de acuerdo a una concepción de la realidad para organizar su conducta y resolver los variados problemas de su vida en comunidad, podemos decir que ha alcanzado su madurez social.
Y, por último, nos referimos a la adultez jurídica, que ya no es potestativa del hombre como individuo, sino de la sociedad, que la determina y otorga. De esta manera la carta fundamental en la mayoría de los países, concede el hombre derechos y libertades, le impone deberes y le señala responsabilidades entre los 20 y 21 años de edad.
La educación del hombre ha sido y es un imperativo esencial para su existencia desde el momento mismo en que su inteligencia sustituye a su instintividad.
Cuando el instinto es insuficiente para asegurar la subsistencia de la especie humana y la inteligencia surge en su auxilio, desde ese mismo momento el hombre empieza a educarse y a educar. Posiblemente la educación del adulto, en un sentido taxativo, haya tenido lugar antes que la de los niños. Cuando el hombre trata de explicarse los fenómenos naturales, sus relaciones con sus semejantes, la importancia de la vida, etc., entonces empieza, en el vivir cotidiano, a ser educado, prácticamente, para luchar por su supervivencia contra la propia naturaleza, las instituciones y hasta en contra de sus semejantes.
4. Las razones de educación de adultos
Las razones que justifican la educación de adultos podrían responder a las condiciones del hombre como individuo, como ser social y como ser económico.
Desde el punto de vista individual: la persona siente y tiene necesidad y formula intereses; desde el punto de vista social: no se debe ni progresa individualmente sino con la ayuda de sus semejantes que configuran la vida social: desde el punto de vista económico: interviene el proceso productivo, material o espiritual, de su especie. Pasaremos a explicar estas razones:
Individuales
a. El factor aptitudinal limitante de las aspiraciones individuales.
La adolescencia, como etapa posterior a la niñez, y que precede a la vida adulta, fluctúa entre un mundo de anhelos y la realidad, o sea entre el idealismo y el pragmatismo. Dijimos que la adultez psicológica se caracteriza por una toma de conciencia de la realidad y de los niveles de aspiración. Una cosa es desear o querer algo y otra es lograr su cumplimiento.
b. La variable y variada gama de intereses de la vida adulta.
Los intereses de la vida adulta son variados y variables. En cada etapa de la vida del hombre aparecen múltiples intereses. Algunos surgen de su actuación en la vida social o en el trabajo: otros nacen como imperativos de su vida psicológica individual. La educación de adultos debe ofrecer una amplia gama de servicios para la satisfacción de esos intereses.
c. La adquisición de nuevos conocimientos y la renovación de los adquiridos.
Generalmente los conocimientos adquiridos en los primeros años de la vida pierden con el tiempo su valor. Muchas verdades del ayer pierden hoy su vigencia como resultado de la investigación y experimentación científica en la búsqueda, descubrimiento y dominio de las leyes de la naturaleza. El hombre necesita adquirir y renovar conocimientos para no marginarse del progreso o evitar la rutina. A este respecto Furter, Buitrón y otros, nos dicen:
Sociales
a. Explosión de los conocimiento
Nuestra época se caracteriza, entre otros hechos, por la explosión demográfica y por la explosión del saber. La primera es característica de los países en vías de desarrollo y la segunda de los avanzados. Esto repercute en la educación de adultos y particularmente en la estructuración de los contenidos programáticos de los sistemas regulares de enseñanza. A medida que aumentan los conocimientos, lógicamente debería aumentar el contenido de los programas y por consecuencia el tiempo de estudio. Esto exige planear y dar un carácter prospectivo a los programas escolares.
b. La incapacidad del sistema regular para satisfacer los niveles de aspiraciones de la población
Si grave es que el sistema regular sacrifique la formación del individuo por la formación, como dice Schwartz, más grave es que la falta de expansión del sistema regular no satisfaga por su insuficiencia las aspiraciones de la población a educandos en diferentes niveles. A la deserción y repetición en la enseñanza elemental, media y superior del sistema regular, se suma la baja calidad de esa enseñanza. La educación de adultos tiene que afrontar esa realidad para rescatar al hombre de su ignorancia y orientarlo por los senderos del progreso.
c. La utilización conveniente del tiempo libre.
Para Hutching el tiempo libre y la rapidez del cambio son hechos esenciales en la vida del hombre. Sostiene que el primero hace posible la constante educación del hombre para ajustarlo al cambio acelerado de nuestra época y de la venidera. Cita a Toynbee al que considera optimista de la perspectiva histórica, al señalar éste que “el ocio es un don”, y que el uso creativo del mismo ha sido la fuente principal de todo progreso humano más allá del nivel primitivo”.
Enseñar al hombre a utilizar convenientemente el ocio, es función que justifica a la educación de adultos. , La jornada de trabajo, actividad esencial a la cual el hombre dedica gran parte de su tiempo, disminuye día a día. En nuestros días el adulto dispone de mayor tiempo que en épocas anteriores. El disponer de mayor tiempo libre no lo libera de la necesidad de consumir su energía vital. Los servicios de educación de adultos, de esta manera se constituirían en instrumentos para elevar el nivel de vida, orientando a los adultos en el mejor empleo del tiempo libre de que disponen.
d. La integración cultural de la población.
Todo cambio sea social, económico o político, requiere una adaptación del individuo y de la comunidad humana a nuevas situaciones. El cambio existente en una sociedad; es el tránsito de un estado a otro; la sustitución de lo viejo por lo nuevo. La sociedad y el individuo son agentes y objeto de tal ruptura, social. El desarrollo económico, social o político diversifica la vida del hombre por ser un proceso que se expande irregularmente en espacio y tiempo.
La educación de adultos, bien entendida y administrada, puede servir no solamente para aminorar las tensiones del cambio social y para comprenderlo positivamente, sino para evitar la atomización de culturas y sociedades, mediante la formación de individuos integrados en la cultura de cada país y, más aún, en la cultura universal.
Económica
a. La educación es un consumo no decreciente.
La economía de la educación sostiene que ésta no es solamente una inversión sino un consumo de la que necesita y se beneficia el hombre en su desarrollo. El adulto requiere educarse cada día más.
El desarrollo científico y sus aplicaciones tecnológicas. Es casi imposible desligar el desarrollo científico y tecnológico de la vida social del hombre, por cuanto toda su actividad es producto de ella. Pero el desarrollo científico y tecnológico genera derivaciones sociales que recaen en la actividad económica y ergológica del hombre. Este proceso científico se manifiesta en forma constante, ascendente y acelerada. No se detiene. Los aspectos informativos y formativos de la educación no siguen el ritmo de ese desarrollo, por lo cual la permanencia del hombre en las tradicionales escuelas, liceos y universidades está delatando el afán de un simple adiestramiento más que de una amplia educación que haga posible afrontar la problemática complejidad de la vida adulta.
Cuando el niño llega a la vida adulta encuentra un mundo cambiado, una sociedad diferente, en los cuales, los conocimientos que le impartieron y las conductas que se le impusieron pierden significación. La dinámica de la ciencia y la tecnología genera cambios en la estructura del trabajo. Cada descubrimiento científico conlleva una nueva tecnología y, en consecuencia, una redistribución profesional deriva tal hecho un aumento en el número (aspecto cuantitativo) y en la calidad (aspecto cualitativo) de los conocimientos que el adulto necesita asimilar, no solamente para ajustar su forma de trabajo, sino para transferirlos a otra actividad profesional.
b. La planificación y ejecución del desarrollo requiere cada vez más la intervención directa de los recursos humanos de un país.
El desarrollo económico y social es algo concreto que se puede planificar, ejecutar y evaluar en condiciones determinadas, intervienen diferentes sectores de la sociedad: los que conciben el desarrollo (planificadores), los que dirigen su ejecución (técnicos medios) y los que lo ejecutan prácticamente en diferentes áreas de la actividad humana.
La acción concertada entre estos tres sectores es fundamental y decisiva en toda política de desarrollo, a fin de informar y formar los recursos humanos que intervienen en él. La concientización del adulto para que comprenda el desarrollo, se identifique con él y participe en su realización no olvidemos que el desarrollo entendido funcional e integralmente lo hace el adulto, requiere de programas educativos destinados a este fin.
5. La antropogogía
Muchos conceptos relativos a la educación han dejado de tener validez. Antiguamente… se consideraba que la educación era sólo cuestión de niños, que la única institución para impartirla era la escuela y que el ser humano era educable en un período de su vida.
Investigaciones basadas en la experimentación han demostrado que… la escuela no trasmite toda la educación y que su parte, según algunos autores, ni siquiera es la más importante. En consecuencia, se sabe que “el hecho educativo es un proceso que actúa sobre el hombre a lo largo de toda su vida y no hay momento en las diversas fases de su existencia en que… se sienta libre de la influencia del medio…. Se sabe que se producen cambios aún en plena ancianidad respecto a nuestras creencias, a nuestras opciones, costumbres y hábitos”.
“La naturaleza del hombre indica que puede continuar aprendiendo durante toda su vida. La evidencia científica demuestra que tienen capacidad para hacerlo. Concediendo a los primeros años su increíble y enorme importancia en el desarrollo mental, los de la madurez no dejan de tener también su oportunidad. Sabemos que el embrutecimiento y el estupor pueden experimentarse en cualquier época de la vida. La manera de permanecer humano es continuar aprendiendo”.
Es imperativo frente al nuevo concepto de educación y a sus derivaciones, entre otras la inaplicabilidad de los principios pedagógicos al aprendizaje y educación del adulto, establecer las bases de una ciencia que estudia el proceso integral de la educación del hombre. Esta ciencia la denominamos ANTROPAGOGIA. Término que se deriva de las voces griegas Antropos = Hombre y Ago = guiar o conducir. La definimos de la siguiente manera:
“La antropagogía es la ciencia y arte de instruir y educar permanentemente al hombre en cualquier período de su desarrollo psicobiológico en función de su vida cultural, ergológica y social“.
La antropagogía comprende el estudio de la educación del niño, del adolescente y del adulto. Se estructuraría sobre dos pilares: la Pedagogía (Paidos = niño y Ago = guiar o conducir) y la Andragogía (Andros = hombre, persona mayor y Ago = guiar o conducir). La primera sería la ciencia y el arte de la educación de los niños y, por extensión, de los adolescentes y la segunda la ciencia y el arte de la educación de los adultos.

Esta concepción conduce a estructura la organización del sistema educativo de la siguiente manera:
Escolarizada | Extraescolar |
Escuelas maternales Jardines de infancia Escuelas primarias Escuelas artesanales Escuelas granjas Institutos secundarios Institutos vocacionales Centros de cultura Centros de capacitación Instituciones de educación media Instituciones de educación superior y universidades Cursos de postgrado | Clubes juveniles Grupos escultistas Centros deportivos Club de ciencias Cooperativas escolares Centro de estudiantes Club de nutrición Brigadas conservacionistas Deportivos artísticos Excursionistas Ateneos Bibliotecas Cooperativas |
6. El hecho andragógico
El adulto es un ser biológico desarrollado en lo físico, en lo psíquico, en lo ergológico y en lo social, capaz de actuar con autonomía en su grupo social, y que en último término decide sobre su propio destino.
Su naturaleza difiere del niño y del adolescente, en lo biológico, psicológico, ergológico y social. Por lo tanto, en lo educativo hay un hecho andragógico tan dinámico, real y verdadero como el hecho Pedagógico.
En el hecho Pedagógico intervienen factores biológicos, históricos, antropológicos, psicológicos y sociales; igualmente en el hecho andragógico los mismos factores y otros, como son los ergológicos, económicos y jurídicos, condicionan la vida del ser humano.
Desde el punto de vista bio – psicológico, el adulto, como sujeto de educación actúa en un ambiente físico y social determinado, sometido a la acción de factores ecológicos diversos; tiene necesidad de vivienda, alimentación y vestido; se protege de la acción de la naturaleza, lucha contra ella, la modifica y la aprovecha. Su organismo ha alcanzado su desarrollo antropométrico, anatómico y fisiológico, con una morfología determinada, con fuerza física, con rasgos psicosomáticos transmisibles y que en su conjunto conforman su individualidad.
Además posee inteligencia, reacciones volativas, emociones, aptitudes, conciencia, inconsciencia, moral, temperamento, carácter, en fin; dinamismos psíquicos aptos para reaccionar ante estímulos intrínsecos o extrínsecos que estimulan permanentemente su conducta. En último término sus diferencias individuales de personalidad se manifiestan en su conducta en la vida familiar, en el trabajo y en las relaciones con sus semejantes.
Desde el punto de vista histórico – antropológico ha seguido un proceso continuo en el tiempo. Como tal está enraizado a la propia historia de la humanidad que puede ser la historia de su educación como individuo y como especie a través de ella el hombre encadena de generación en generación, y en particular la educación del adulto, por una parte tiene un sentido histórico y por otra un sentido humano.
Desde el punto de vista social, actúa en la sociedad, que constituye su ambiente natural. Individuo y sociedad son unidad indivisible. El hombre no puede desarrollarse no vivir aislado de los demás. El comportamiento del hombre es la respuesta a estímulos del medio en cual vive, Si bien estros estímulos provienen del medio físico, otros se originan en la vida de relación del individuo son sus semejantes, lo que determina su conducta social. La vida en comunidad implica ya un proceso educativo. Razón tiene Viera Pinto cuando dice:
“El simple hecho de ser miembro sano de la comunidad (no un deficiente mental) implica el estar siempre en proceso de educarse”.
Desde el punto de vista de la capacidad productiva del hombre, el proceso educativo comprende lo ergológico. Toda educación conlleva fines culturales; pero entendida en su más amplio sentido, se dinamiza en el hecho andragógico y condiciona la capacidad de trabajo, como actividad dinámica que modifica la propia estructura de la sociedad. El proceso ergológico y el desarrollo económico son factores determinantes del hecho educativo. Precisamente una de las diferencias fundamentales entre la educación de los niños y la de los adultos surge del campo ergológico. La organización del trabajo da origen a distintas ramas profesionales en las que actúan los grupos humanos según sus aptitudes y diferencias individuales. A la vez la organización del trabajo establece las relaciones de producción entre los hombres.
Quizá este factor influye decisivamente en la formulación de una filosofía política en la cual se inspiran los fines de la educación del hombre en cualquier período de su vida. Aunque al principio los fines de la educación, y en particular los de la educación de adultos, deben ser enunciados con miras a promover el bienestar del hombre, los contenidos políticos deberían servir de instrumentos para alcanzar esos fines. Es decir, el hecho andragógico no puede ignorar el “Homo Faber” que mediante el trabajo promueven el progreso de la humanidad.
7. El proceso y funcionalidad del hecho andragógico
El hecho andragógico es real, objetivo y concreto porque: Existe un adulto como realidad bio – psicosocial y ergológico. Esta realidad (adulto) es susceptible de educabilidad durante toda su vida (millones de adultos de diferentes edades son sujetos de educación en la actualidad).
La sociedad exige para su propia supervivencia y desarrollo educar a sus miembros. El hecho andragógico adquiere dimensión práctica en la acción de la formación del adulto. Es el proceso de orientación individual, social y ergológica para lograr sus capacidades de autodeterminación. Es posible que la practicidad de conducir este proceso en función de necesidades y problemas de un ser autónomo permita establecer las diferencias fundamentales de la educación del niño y del adolescente y la del adulto.
A diferencia del que se realiza con los niños puede tener un carácter bidireccional o monodireccional. Los fines de este proceso difieren en intencionalidad, funcionalidad. El acto pedagógico tiene lugar en los primeros años de la vida y se caracteriza por el propósito deliberado de moldear las estructuras psicológicas del niño o adolescente con ideas o patrones de conducta que aquel elabora “a su medida y antojo” para modelar o estructurar la personalidad del educando a su capricho o semejanza. En el adulto este proceso es diferente, por cuanto el propio proceso de maduración de permite aceptar o rechazar deberes y donde el adulto ha acumulado alguna experiencia interviene racionalmente en las decisiones sobre su propio destino y el de la sociedad. El adulto tiene capacidades lógicas par apreciar lo que le conviene o no distinguir el bien del mal; tiene juicio crítico para entender la conducta de otro adulto, competir con él, o asumir la actitud apropiada en un momento dado de su vida; por eso, cuando busca en la educación un refugio forzoso ya sea como consecuencia de las presiones, necesidades y motivaciones, para evitar la frustración PRAXIOLOGIA ANDRAGOGICA.
La Andragogía tiene una práctica que se deriva de sus fundamentos teóricos. Si el fin de la Andragogía es educar al adulto, es lógico pensar en una proxiología andragógica que interprete sus principios y los aplique. La aplicación de los principios de la Andragogía está dirigida a los problemas teleológicos de la educación de adultos, a la metodología del proceso educativo, a la organización del trabajo docente, a los sistemas de evaluación del aprendizaje y otras muchas cosas que conformarían una política andragógica al servicio del desarrollo de los recursos humanos de la comunidad.
No vamos a particularizar ninguno de estos aspectos. Menos debatir cuáles son los valores o los fines sobre los que ha de orientarse la práctica de la educación de adultos en una sociedad determinada. Tampoco plantearemos los métodos a utilizarse en el proceso enseñanza – aprendizaje en que el adulto, como sujeto de la educación, participa en forma directa o indirecta. Son problemas técnicos que si tienen importancia no tienen nunca carácter primario con relación a la definición de una política andragógica. Pero en última instancia, para garantizar la efectividad de una praxiología andragógica, deben lograrse dos cuestiones fundamentales:
La variación conceptual de la educación que hasta hoy hemos tenido;
Estructurar el sistema educativo dentro de la concepción de educación permanente sobre dos pilares: El pedagógico, destinado a la educación de las generaciones nuevas y el andragógico a continuar ese proceso, reafirmarlo y desarrollarlo en función humana y social del hombre.

8. Principios de la pedagogía activa
Son un conjunto de axiomas que se traducen en reglas prácticas para todo responsable de formación y que ha de respetar. El Dr. A. Carrard ha sido el primero que formuló los principios en forma explícita, tales como:
- La importancia del trabajo en pequeños grupos.
- La necesidad de hacer participar, de hacer descubrir y no imponer soluciones.
- Actuar sobre el plano afectivo más que sobre el intelecto.
- Hacer ejecutar las tareas, interesar, utilizar la experiencia individual y colectiva
A continuación se resumen los diez principios fundamentales de la Pedagogía activa, de acuerdo con el compendio que hiciera Pierre H. Giscard.
Principios de la pedagogía activa
1. Enseñanza concreta
- Empezar siempre por datos concretos y a continuación, ir de lo concreto a lo abstracto.
- Apelar a la observación antes de pasar al razonamiento y a la búsqueda de la explicación.
- Dispensar las nociones teóricas con ocasión del ejercicio práctico a ellas ligados. Utilizar la forma experimental siempre que sea posible.
- Utilizar al máximo las ayudas audiovisuales.
2. Enseñanza activa
- Aprender haciendo
- Hacer descubrir las cosas por sí mismo.
- Promover la discusión.
- Favorecer la experiencia personal.
3. Enseñanza progresiva
- Descomponer cada tema en sus diversos elementos.
- No enseñar más que una nueva cosa a la vez
- Esperar que los temas vistos hayan sido asimilados antes de pasar al siguiente.
- Ir de lo simple a lo complejo.
4. Enseñanza repetitiva
- Repetir el ejercicio varias veces al día.
- Volver a hacerlo al día siguiente antes de pasar al ejercicio que sigue.
5. Enseñanza variada
- Variar los ejercicios elementales.
- No exigir un esfuerzo demasiado prolongado sobre la misma cuestión.
- Evitar el aburrimiento.
- Dejar que el tiempo haga su obra de clasificación.
- Al principio no tener en cuenta el tiempo: buscar primero la calidad.
6. Enseñanza individualizada
- Conocer individualmente a los alumnos
- Tener en cuenta la personalidad de cada uno y tratarle según su naturaleza.
- Esforzarse por realizar una enseñanza a la medida.
7. Enseñanza estimulante
- Estimular los esfuerzos.
- Apelar al interés, a los motivos personales.
- Crear sistemáticamente ocasiones de éxito y de aprobación.
- Conseguir que los esfuerzos sean sostenidos hasta que sean coronados por el éxito.
8. Enseñanza cooperativa
- Promover el espíritu de ayuda mutua y de solidaridad entre los alumnos antes que el espíritu de emulación.
- Favorecer el trabajo en grupo.
9. Enseñanza dirigida
- Corregir inmediatamente los errores.
- No dejar arraigar costumbres defectuosas.
- Evitar las falsas maniobras.
10. Enseñanza autodirigida
- Acostumbrar al alumno al autocontrol (control de sus propios resultados y de sus propios progresos).
- Fomentar la autoemulación (comparación consigo mismo en el tiempo).
9. Principios éticos
Mientras que la eficacia de la formación depende de la observancia de los principios pedagógicos, su legitimidad está condicionada por el respeto de cierto número de principios éticos.
Sabido es que las grandes reglas morales rigen las acciones de formación, lo mismo que toda actividad humana y ello tanto más imperiosamente cuanto que dichas acciones tienen por objeto otros hombres. Pero si bien se reconoce sin dificultad el deber de tener en cuenta ciertos principios éticos en la formación, resulta mucho más difícil definir dichos principios de modo preciso. Sin pretender codificar reglas de manejo tan delicado como las de la ética, a continuación se resumen tres principios básicos (principios morales de formación) que parecen desprenderse de las declaraciones de los especialistas.
El hecho de que dichos principios se caractericen por una serie de prohibiciones (no hacer esto no hacer aquello…) que constituyen otras tantas barreras para los formadores, de muestra la imperfección y el carácter primario del código propuesto. Código que se limita a prohibir, pero que es incapaz de decir lo que hacer para que la formación sea no solamente legítima, sino positiva en el plano moral.
Principio de competencia
Sólo se emprenderá la tarea de formar otros hombres si se posee experiencia y conocimientos suficientes:
- Del hombre, de las leyes de la psicología y de los mecanismos del comportamiento.
- De la profesión de instructor – conductor y de las técnicas pedagógicas.
- Del tema que se ha hacer aprender.
- Y se ha procedido de antemano a un estudio calificado de las necesidades que dicha formación tiene que satisfacer.
Principio de respeto
- No debe considerarse nunca al hombre que se ha de formar como un medio o un instrumento.
- Busca, tanto como sea posible, la adhesión de las personas que van a ser formadas.
- En lugar de suministrar opiniones hechas o de indicar líneas de conducta ya trazadas, dar más bien a los individuos una visión completa y objetiva de la situación o del problema, con un método de razonamiento correcto, de forma que les permita, al final del proceso de formación, escoger libremente sus ideas o actitudes.
Principio de lealtad
- No actuar nunca a espaldas de los individuos formados.
- No ocultarles los objetivos perseguidos en su propio perfeccionamiento.
- Proscribir los métodos y técnicas de formación que llevan consigo el riesgo de “manipulación de consciencias”.
- No comunicar a nadie ni utilizar para otros fines las informaciones obtenidas sobre el personal formado, con ocasión de su formación.
10. Algunas características del adulto en situación de aprendizaje
Capaz de autodirigirse vs dependencia. Tienen experiencia aprovechable. El aprendizaje se dirige a actividades que exige su rol o a actividades de desarrollo en ese rol. Interesado en aplicación inmediata del conocimiento.
- Sus intereses se refieren a actividades cotidianas.
- Coincidencia de su necesidad de actualización.
- Tiene experiencia – cultura – libertad – autonomía – responsabilidad, debe por tanto tratarse como adulto.
- Involucra toda su persona al aprender, inteligencia, vida emocional, axiología personal, etc.
- Tiene libertad de elección según sus intereses.
- Autodidactismo (siempre relacionado a su acervo anterior).
- Debe identificarse con metas de instrucción para llegar al éxito.
Recurso didáctico de apoyo
Examen de comprensión lectora
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