Contenidos temáticos
- Definición de desarrollo sostenible
- Evolución histórica del desarrollo sostenible
- Condiciones para el desarrollo sostenible
- Características de un desarrollo sostenible
- Principales retos que plantea el desarrollo sostenible
- Indicadores medioambientales
- Amenazas y obstáculos en la agricultura
Desarrollo del tema
1. Definición de desarrollo sostenible
Desarrollo sostenible, término aplicado al desarrollo económico y social que permite hacer frente a las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades. Hay dos conceptos fundamentales en lo que se refiere al uso y gestión sostenibles de los recursos naturales del planeta.
En primer lugar, deben satisfacerse las necesidades básicas de la humanidad, comida, ropa, lugar donde vivir y trabajo. Esto implica prestar atención a las necesidades, en gran medida insatisfechas, de los pobres del mundo, ya que un mundo en el que la pobreza es endémica será siempre proclive a las catástrofes ecológicas y de todo tipo.
En segundo lugar, los límites para el desarrollo no son absolutos, sino que vienen impuestos por el nivel tecnológico y de organización social, su impacto sobre los recursos del medio ambiente y la capacidad de la biosfera para absorber los efectos de la actividad humana.
Es posible mejorar tanto la tecnología como la organización social para abrir paso a una nueva era de crecimiento económico sensible a las necesidades ambientales.

2. Evolución histórica del desarrollo sostenible
Durante las décadas de 1970 y 1980 empezó a quedar cada vez más claro que los recursos naturales estaban dilapidándose en nombre del ‘desarrollo’. Se estaban produciendo cambios imprevistos en la atmósfera, los suelos, las aguas, entre las plantas y los animales, y en las relaciones entre todos ellos. Fue necesario reconocer que la velocidad del cambio era tal que superaba la capacidad científica e institucional para ralentizar o invertir el sentido de sus causas y efectos. Estos grandes problemas ambientales incluyen:
- el calentamiento global de la atmósfera (el efecto invernadero), debido a la emisión, por parte de la industria y la agricultura, de gases (sobre todo dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y clorofluorocarbonos) que absorben la radiación de onda larga reflejada por la superficie de la Tierra.
- el agotamiento de la capa de ozono de la estratosfera, escudo protector del planeta, por la acción de productos químicos basados en el cloro y el bromo, que permite una mayor penetración de rayos ultravioleta hasta su superficie.
- la creciente contaminación del agua y los suelos por los vertidos y descargas de residuos industriales y agrícolas.
- el agotamiento de la cubierta forestal (deforestación), especialmente en los trópicos, por la explotación para leña y la expansión de la agricultura.
- la pérdida de especies, tanto silvestres como domesticadas, de plantas y animales por destrucción de hábitats naturales, la especialización agrícola y la creciente presión a la que se ven sometidas las pesquerías.
- la degradación del suelo en los hábitats agrícolas y naturales, incluyendo la erosión, el encharcamiento y la salinización, que produce con el tiempo la pérdida de la capacidad productiva del suelo.
A finales de 1983, el secretario general de las Naciones Unidas le pidió a la primera ministra de Noruega, Gro Harlem Brundtland, que creara una comisión independiente para examinar estos problemas que sugiriera mecanismos para que la creciente población del planeta pudiera hacer frente a sus necesidades básicas.
El grupo de ministros, científicos, diplomáticos y legisladores celebró audiencias públicas en cinco continentes durante casi tres años. La principal tarea de la llamada Comisión Brundtland era generar una agenda para el cambio global. Su mandato especificaba tres objetivos:
- reexaminar cuestiones críticas relacionadas con el medio ambiente y el desarrollo, y formular propuestas realistas para hacerles frente;
- proponer nuevas fórmulas de cooperación internacional en estos temas capaces de orientar la política y los acontecimientos hacia la realización de cambios necesarios;
- y aumentar los niveles de concienciación y compromiso de los individuos, las organizaciones de voluntarios, las empresas, las instituciones y los gobiernos.
El informe fue presentado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas durante el otoño de 1987.
En el informe se describen dos futuros: uno viable y otro que no lo es. En el segundo, la especie humana continúa agotando el capital natural de la Tierra. En el primero los gobiernos adoptan el concepto de desarrollo sostenible y organizan estructuras nuevas, más equitativas, que empiezan a cerrar el abismo que separa a los países ricos de los pobres.
Tras la Comisión, el siguiente acontecimiento internacional significativo fue la Cumbre sobre la Tierra, celebrada en junio de 1992 en Río de Janeiro. Denominada Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en ella estuvieron representados 178 gobiernos, incluidos 120 Jefes de Estado.
Se trataba de encontrar modos de traducir las buenas intenciones en medidas concretas y de que los gobiernos firmaran acuerdos específicos para hacer frente a los grandes problemas ambientales y de desarrollo. Los resultados de la Cumbre incluyen convenciones globales sobre la biodiversidad y el clima, una Constitución de la Tierra de principios básicos, y un programa de acción, llamado Agenda 21, para poner en práctica estos principios.
Los resultados se vieron empañados por la negativa de algunos gobiernos a aceptar los calendarios y objetivos para el cambio, a firmar ciertos documentos, o a aceptar la adopción de medidas vinculantes. En sus 41 capítulos, el programa de acción contenido en la Agenda 21 aborda casi todos los temas relacionados con el desarrollo sostenible que se puedan imaginar, pero no está lo suficientemente financiado.
No obstante, la Cumbre fue un trascendental ejercicio de concienciación a los más altos niveles de la política. A partir de ella, ningún político relevante podrá aducir ignorancia de los vínculos existentes entre el medio ambiente y el desarrollo. Además, dejó claro que eran necesarios cambios fundamentales para alcanzar un desarrollo sostenible.
Diez años más tarde, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) convocó la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible, también conocida como Río+10 por celebrarse una década después de la primera Cumbre de la Tierra.
Los acuerdos finales acordados en esta Cumbre, que reunió en la ciudad sudafricana de Johannesburgo a representantes de 191 países, incluyeron una Declaración Política, que formula una serie de principios para alcanzar el desarrollo sostenible, y un Plan de Acción en el que destacan los siguientes compromisos:
- reducir a la mitad en 2015 la población que vive sin agua potable y sin red de saneamiento de aguas residuales.
- recuperar, en el año 2015, las reservas pesqueras “donde sea posible” y crear, antes de 2012, una red de áreas marítimas protegidas. Este plan contempla la reducción de las capturas para devolver a niveles saludables los caladeros de pesca.
- reducir, significativamente, la pérdida de biodiversidad antes de 2010.
- minimizar, antes de 2020, el impacto producido por la emisión de productos químicos al medio ambiente.
Sin embargo, la Cumbre de Johannesburgo decepcionó a las organizaciones no gubernamentales (ONGs) que esperaban acuerdos concretos en otros aspectos como el aumento de las fuentes de energía renovables o la lucha contra la pobreza.
3. Condiciones para el desarrollo sostenible
Los límites de los recursos naturales sugieren tres reglas básicas en relación con los ritmos de desarrollo sostenibles.
- Ningún recurso renovable deberá utilizarse a un ritmo superior al de su generación.
- Ningún contaminante deberá producirse a un ritmo superior al que pueda ser reciclado, neutralizado o absorbido por el medio ambiente.
- Ningún recurso no renovable deberá aprovecharse a mayor velocidad de la necesaria para sustituirlo por un recurso renovable utilizado de manera sostenible.
Según algunos autores, estas tres reglas están forzosamente supeditadas a la inexistencia de un crecimiento demográfico. Se llama desarrollo sostenible aquél desarrollo que es capaz de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones.
Intuitivamente una actividad sostenible es aquélla que se puede mantener. Por ejemplo, cortar árboles de un bosque asegurando la repoblación es una actividad sostenible. Por contra, consumir petróleo no es sostenible con los conocimientos actuales, ya que no se conoce ningún sistema para crear petróleo a partir de la biomasa. Hoy sabemos que una buena parte de las actividades humanas no son sostenibles a medio y largo plazo tal y como hoy en día están planteadas.
4. Características de un desarrollo sostenible
Las características que debe reunir un desarrollo para que lo podamos considerar sostenible son:
- Busca la manera de que la actividad económica mantenga o mejore el sistema ambiental.
- Asegura que la actividad económica mejore la calidad de vida de todos, no sólo de unos pocos selectos.
- Usa los recursos eficientemente.
- Promueve el máximo de reciclaje y reutilización.
- Pone su confianza en el desarrollo e implantación de tecnologías limpias.
- Restaura los ecosistemas dañados.
- Promueve la autosuficiencia regional
- Reconoce la importancia de la naturaleza para el bienestar humano.
5. Principales retos que plantea el desarrollo sostenible
La incapacidad de la especie humana para vivir en armonía con el planeta, la gran interacción entre el hombre y el sistema natural, son los grandes problemas medioambientales de hoy.
Hasta nuestros días, ninguna especie, excepto el hombre, ha conseguido modificar tan substancialmente, en tan poco tiempo, las características propias del planeta.
Así, se plantean los grandes problemas planetarios siguientes:
- Superpoblación y desigualdades
- El incremento del efecto invernadero
- Destrucción de la capa de ozono
- Humanización del paisaje
- Preservación de la biodiversidad
- La erosión, la desertización y la destrucción de la selva Y a escala local:
- El sistema productivo
- El agua
- Los residuos domésticos
- Suministro energético
- El sistema de transportes
6. Indicadores medioambientales
En el Consejo Europeo de Gotemburgo de junio de 2001 se adoptó una estrategia para el desarrollo sostenible de la Unión Europea que añadía una dimensión medioambiental a la estrategia de Lisboa sobre el empleo, la reforma económica y la cohesión social.
La Comisión recibió el encargo de evaluar en el informe de primavera los progresos registrados en la aplicación de esta estrategia sobre la base de indicadores «estructurales». El Consejo, insatisfecho con los indicadores medioambientales elegidos, propuso una lista abierta de indicadores. El presente informe ofrece un análisis sobre la viabilidad y la interpretabilidad de los indicadores propuestos y constituye una base de reflexión para la elección de los siete indicadores relativos al medio ambiente que finalmente se utilizarán en el informe de primavera de 2003.
Indicadores contenidos en el informe se clasifican en cuatro grupos:
- Los que pueden elaborarse en 2002, ya que los datos necesarios están disponibles y son fiables.
- Los que pueden elaborarse en 2002 pero de forma parcial, ya que los datos están disponibles pero son incompletos o no están suficientemente actualizados.
- Los que probablemente no puedan elaborarse en un futuro próximo, porque, pese a disponerse de datos, las fuentes disponibles no resultan convenientes y a veces no existen datos anuales.
- Los que cuentan con datos disponibles que no resultan suficientemente significativos y que requieren trabajos metodológicos u otras mejoras. El informe contiene para cada indicador de los tres primeros grupos una descripción, los datos disponibles, los métodos de cálculo y sugerencias para mejorarlo.
Indicadores que pueden elaborarse en 2002 (1er grupo):
- Emisiones totales de gases de efecto invernadero, emisiones por habitante, por sector y por unidad de PIB.
- consumo energético según el modo de transporte.
- Exposición de la población urbana a la contaminación atmosférica (ozono y partículas).
- Emisiones de contaminantes atmosféricos (sustancias precursoras del ozono, partículas y dióxido de azufre).
- Sostenibilidad de la pesca de determinadas especies (alternativa propuesta: poblaciones de peces en las aguas marítimas).
- Superficie dedicada a la agricultura ecológica.
Indicadores que pueden elaborarse en 2002 aunque de forma incompleta (2º grupo):
- Intensidad de transporte con relación al PIB.
- Distribución modal de los transportes (dependencia del transporte por carretera para las mercancías y del automóvil para el transporte de pasajeros).
- Residuos municipales recogidos, depositados en vertederos e incinerados.
- Tasa de reciclaje de determinados materiales (papel, cartón y vidrio).
- Concentración de nitratos y fosfatos en los ríos.
- Zonas protegidas para la biodiversidad.
- Balance de nitrógeno (relación entre las aportaciones y las reducciones de nitrógeno de los suelos derivadas de las actividades de cultivo y pastoreo).
Indicadores que probablemente no puedan elaborarse en un futuro próximo (3er grupo):
- Inversiones en infraestructuras por modo de transporte (pasajeros y mercancías).
- Tasa de reciclaje de determinados materiales.
- Producción de residuos peligrosos.
- Vertidos de sustancias contaminantes (fertilizantes, materias orgánicas, productos químicos) en el agua.
- Calidad del agua potable.
- Consumo de agua por sectores económicos.
- Productividad de los recursos naturales.
- Consumo de plaguicidas.
- Evolución de la utilización del suelo (evolución de las superficies construidas).
Indicadores cuyos datos disponibles no son suficientemente significativos y que requieren trabajos metodológicos u otras mejoras (4º grupo):
- Exposición de la población a niveles elevados de contaminación acústica procedente de los transportes.
- Duración y longitud media de los trayectos por persona, por modo y finalidad.
- Internalización de los costes externos en el sector del transporte.
- Exposición a productos químicos tóxicos y consumo de los mismos.
- Prevención de la producción de residuos.
- Tasa de recuperación de determinados materiales.
- Intensidad de uso de las materias primas.
- Biodiversidad.
- Contaminación y erosión del suelo.
- Otros indicadores potenciales en el ámbito de la Salud Pública.
El presente informe concluye que, en una próxima etapa del procedimiento, se elaborará un plan de trabajo para el establecimiento de estos indicadores.
7. Amenazas y obstáculos en la agricultura
A pesar de la viabilidad de una agricultura más sostenible, que beneficiaría a los agricultores, las comunidades rurales, el medio ambiente y la economía nacional, siguen existiendo muchos obstáculos y amenazas.
Muchas de las estructuras de poder existentes se ven amenazadas por el cambio, y puede resultar imposible que todo el mundo se beneficie de ella a corto plazo. Las amenazas surgen desde el nivel internacional hasta el local.
A nivel internacional, los mercados y las políticas comerciales han tendido a reducir el precio de las mercancías, disminuyendo los beneficios de los agricultores y las economías. Sólo en los últimos 10 años los precios habían descendido, por término medio, un 50 por ciento.
Las empresas agroquímicas, por su parte, intentarán proteger sus mercados de toda opción que implique una reducción en el uso de sus productos.
A nivel nacional, hay que determinar cuáles son las políticas macro y microeconómicas que siguen dificultando el desarrollo de una agricultura más sostenible, y cambiarlas.
En algunos casos esto resultará políticamente muy difícil, en especial cuando se trate de poner en práctica unas reformas que deberían dar a los agricultores garantías para invertir en prácticas sostenibles.
La naturaleza burocrática de las grandes instituciones constituye una amenaza más. Les cuesta trabajar de un modo que conceda poder a las comunidades locales, ya que esto supone perder parte del suyo. De modo similar, la naturaleza conservadora de las universidades y las instituciones de enseñanza es un obstáculo para la aparición de nuevos profesionales orientados hacia la agricultura sostenible.
En su mayor parte, éstas se muestran reticentes o incapaces sin más de formar a profesionales de la agricultura capaces de trabajar con y para los agricultores. Por último, los propios agricultores se enfrentan a los costos que supone la transición a prácticas y tecnologías agrícolas sostenibles y a su aprendizaje.