Contenidos temáticos
- Gestión del color generalidades
- Espacios y perfiles
- Espacio de trabajo
- Criterios de conversión
- Réflex y compactas digitales
- Tres segmentos, velocidad y reducción
Desarrollo del tema
1. Gestión del color generalidades
¿No es suficiente inventar un código numérico para que cuando anotamos 255- 0-0 cualquier aparato sepa que nos referimos a un rojo puro? Pues no, porque el rojo puro de un monitor y de una impresora nunca va a ser el mismo color, ni lo serán fácilmente los de dos impresoras del mismo modelo.
Sin embargo, éstos no son remedios suficientes cuando comparamos dos copias de la misma foto tiradas en impresoras diferentes, ni tampoco cuando miramos ciertos colores para los que tenemos una memoria especial, como el blanco, los grises neutros, el color de la piel, etc.
Aunque el problema no lo hemos creado los usuarios, no va a haber a corto plazo una solución tecnológica que normalice los productos y procesos de fabricación.
Soluciones de compromiso
- Calibrado: poner a punto la cámara, pantalla, escáner, impresora o procesadora de revelado que manejamos para que se exprese claramente en su idioma; es decir, que muestre su gama de colores reproducibles.
- Perfil de color: incorporar en el archivo de datos una información que diga cuál es este idioma, para que se pueda traducir al idioma de otros dispositivos con gama cromática diferente, de forma que los colores sigan siendo, en la medida de lo posible, los mismos.
- Espacio de trabajo: decidir en qué idioma vamos a añadir o crear información con las herramientas de los programas de tratamiento.
- Espacio de referencia: traducir nuestras imágenes a algún lenguaje universal para que muchos dispositivos diferentes interpreten unos colores lo más parecidos posibles.
- Motor de conversión: procurar utilizar un buen diccionario para las traducciones.
- Criterios de conversión: darle al traductor instrucciones sobre cómo actuar en el caso de que un color no se pueda reproducir en la gama de destino.

2. Espacios y perfiles
Espacios de color
Sin entrar ahora en cosas elementales como la definición del color y la percepción o la influencia de las condiciones de iluminación, el marco de referencia es la gama de colores visibles para el ser humano. De ella se pueden hacer registros estadísticos y representarla en tres dimensiones, como en los sistemas de representación del color.
Un sólido representa la gama visible. Cada punto dentro de él es un color, pero los puntos son infinitos y no hay un nombre para cada uno. Entonces, se sitúan referencias clave, que suelen ser el blanco, el negro y tres, cuatro o seis tonos puros (RGBCMY).
En tres dimensiones se puede localizar un color con tres datos. Imaginemos unsistema de tres coordenadas, y en él un sólido que abarca todos los colores visibles.
En colorimetría se le denomina Espacio de representación universal, y se concreta en diferentes modelos según lo que mide cada coordenada. Los modelos que más nos interesan son el CIE-XYZ y CIE-LAB. Son modelos de referencia teóricos, normalizados e independientes de los dispositivos.
Los perfiles
- Un perfil puede describir un solo dispositivo, una clase de dispositivos o un espacio de color.
- Un perfil es una tabla de consulta con un conjunto de entradas que contiene los valores de la señal de control del dispositivo (números RGB o CMYK) y otro conjunto que contiene los colores reales, expresados en el PCS, que producen esas señales de control.
- Un perfil da significado a los valores RGB o CMYK. Los valores RGB o CMYK puros son ambiguos, ya que producen colores diferentes cuando los enviamos a los distintos dispositivos.
- Un perfil no altera el comportamiento de un dispositivo, simplemente describe dicho comportamiento.
- La conversión de colores siempre necesita dos perfiles, un perfil de origen y otro perfil de destino.
- El perfil de origen señala al CMS los colores reales que contiene el documento
- El Perfil de destino indica al CMS qué conjunto nuevo de señales de control se requiere para reproducir esos colores reales en el dispositivo de destino.
Limitaciones de los perfiles
- La creación de perfiles no puede cubrir el conjunto de señales posibles del dispositivo.
- Un perfilador de impresora no puede enviar todas las combinaciones posibles de valores CMYK, en incrementos del uno por cien estaríamos hablando de cien millones de muestras.
- Con el equipamiento necesario para poder medir todas estas muestras, toda esa cantidad de datos dentro de una tabla, produciría perfiles de salida de gigabytes. Por lo tanto es inevitable la interpolación.
- Los perfiles no pueden conseguir que los dispositivos hagan algo que no pueden hacer.
- Si una impresora no puede reproducir un determinado matiz de rojo, un perfil no conseguirá reproducir dicho color.
- El perfil describe el espectro del dispositivo pero no puede ampliarlo.
- El perfil solamente es preciso en la medida en que lo sean las mediciones en las que se basa.
- Un perfil es una instantánea de la forma en que se comportaba el dispositivo cuando se capturaron las mediciones.
- La mayoría de los dispositivos de color se desajustan con el tiempo, por lo que tenemos que tomar medidas para asegurarnos de que el dispositivo se está comportando de la forma deseada antes de perfilar y tenemos que tomar medidas para que se siga comportando de la misma forma después del perfilado; de lo contrario, el perfil ya no volverá a proporcionar una descripción precisa del comportamiento del dispositivo y no podremos obtener el color deseado.
3. Espacio de trabajo
Entre los espacios más amplios, que representan toda la gama visible, y los espacios concretos de los dispositivos, mucho más limitados y acotados en los perfiles, es aconsejable establecer una gama intermedia como espacio de trabajo.
Si este espacio se ajusta a la gama del dispositivo de salida, habrá una buena correspondencia entre lo que vemos y lo que tendremos.
Cuando el espacio no abarca toda la gama de salida, estaremos desperdiciando parte de esa gama y crearemos imágenes pobres de color.
Si es amplio el espacio y abarca cualquier salida, dispondremos de una gama rica en color y aprovecharemos al máximo las posibilidades de la salida, pero lo que vemos y lo que obtendremos no se corresponderán ni en gama ni en continuidad.
Un espacio como RGB, que no es un promedio de los espacios de monitores como se dice, sino que abarca bien la gama de la gran mayoría, nos deja ver los colores que realmente obtendremos con poco margen de error. Un espacio RGB intermedio como AdobeRGB, o uno amplio como Pro Photo o Wide Gamut, abarcan los espacios reales de impresión y presentan ventajas similares a las de trabajar con una profundidad de bits expandida.
4. Criterios de conversión
Para ajustar la gama del espacio de trabajo a la de la salida, podemos escoger entre cuatro criterios, según lo que nos interese. Con el criterio perceptual, la gama se reduce proporcionalmente. Imaginemos un globo un poco grande para meterlo en una caja de cartón.
Teniendo en cuenta la adaptación a la escala de luminosidad del entorno y la percepción relacionada de los colores que nuestro sistema visual hace automáticamente, este criterio es el idóneo cuando lo importante es conservar la gradación y valor relativo de los colores de la imagen.
Con el colorimétrico relativo, aprovecharíamos la elasticidad del globo para meterlo en la caja presionando ciertas partes. La compresión se centraría en las zonas problemáticas de la gama, manteniendo intacta la mayoría de los colores.
Es una opción ideal cuando queremos perder lo menos posible la viveza de los tonos, manteniendo un buen aspecto global. Imaginemos en el globo un eje imaginario, una recta formada por los tonos neutros, de negro a blanco.
Este eje puede estar desplazado o en diferente orientación respecto al eje de tonos neutros de la caja, que además es mucho más inestable en una gama con primarios sustractivos. En el colorimétrico absoluto, no, porque se utiliza precisamente para pruebas de color, en las que se compara el comportamiento de diferentes espacios. Si empleamos este criterio por descuido, es muy fácil que aparezcan dominantes de color.
Por último, el criterio saturación también se usa para cosas muy específicas, sobre todo gráficos estadísticos y otras imágenes en las que distinguir los colores interesa más que el aspecto global. Consiste en aprovechar al máximo la gama de destino, como introducir el globo en la caja y después hincharlo más hasta que llegue a ocupar las esquinas.
5. Réflex y compactas digitales
Las cámaras réflex digitales, también llamadas DSLR (Digital-SLR, con SLR del inglés Single lens reflex), son un tipo de cámara fotográfica del tipo réflex de único objetivo (SLR), cuyo soporte de almacenamiento de la imagen capturada es un sensor electrónico, en lugar de la película de 35 mm empleada en la fotografía química.
Entre sus características más importantes está el empleo de Sistemas de control para la automatización de la mayoría de los mecanismos, tanto de dispositivos de obturación, sincronización con flashes (tanto internos como externos), y en general la mayoría de funciones de la cámara, aunque se siguen comportando en la mayoría de aspectos (enfoque, disparo, estabilización) como dispositivos electromecánicos al igual que sus predecesoras.
Las llamadas cámaras “de tipo SLR” o “SLR-like”, en la voz anglosajona, son sólo compactas de gama alta que por su diseño, por las ópticas de gran calidad y amplias focales que incorporan y por algunas prestaciones avanzadas recuerdan a las réflex digitales.
Y es que el tema de la óptica intercambiable es sólo una de las características que separan ambos tipos de cámara. Pero hay muchas otras diferencias. El tamaño y el peso de las cámaras, por ejemplo, es una de las más evidentes, junto al tipo de usuario y aplicación al que va dirigido cada modelo.
La presencia de un espejo réflex entre la óptica y el sensor es más importante de lo que podría parecer a primera vista. Esta característica determina el tipo de visores que emplean las cámaras (electrónicos u ópticos en las compactas, y réflex con pentaprisma en las SLR) e incluso el tipo de tecnología en el funcionamiento del sensor: Interline Transfer o Full-Frame Transfer, que ya veremos en próximos artículos.
Ciertamente, modelos diminutos ofrecen más megapíxeles que otros réflex de mucho mayor tamaño y precio. Pero hay que dejar claro desde ya mismo que estas diferencias en la tecnología, el tamaño del sensor, el tipo empleado (CCD o CMOS, mayoritariamente)… repercuten directamente en la calidad de las imágenes resultantes. Por tanto, queda claro que resolución y calidad no son, ni mucho menos, sinónimos.
Diferencias respecto a una cámara compacta digital
La primera diferencia es que los objetivos son intercambiables, compatibles conlos objetivos de réflex de película (dependiendo del fabricante). Debido a que dichos objetivos estaban diseñados para una película de 35mm, el sensor es más grande que en las cámaras compactas.
Aunque puede ser del mismo tamaño de una película (36×24 mm) (sensor full-frame, generalmente sólo en modelos de muy alta gama), por lo general suelen ser algo más pequeños (ver: tamaño de sensor APS-C), en cuyo caso se produce una “multiplicación de la distancia focal” normalmente de 1.5 (Nikon, Pentax, Minolta, Sony), 1.3 y 1.6 (Canon) o 2x (sistema Cuatro Tercios).
En las cámaras compactas se emplean sensores de tamaño reducido, lo que conlleva distancias focales igualmente más cortas y por tanto una profundidad de campo muy alta (casi todo en la fotografía aparece enfocado). La profundidad de campo es por tanto la principal diferencia entre una fotografía realizada con una cámara compacta digital o con una réflex.
Con una cámara réflex se consigue un gran control mediante la libre elección de la relación entre la longitud focal y la apertura del diafragma, ya que un fondo desenfocado centra la atención en el motivo fotografiado.
6. Tres segmentos, velocidad y reducción
Pero dejaremos esta división para otro momento y nos centraremos ahora en la organización del mercado de las cámaras réflex digitales. Y lo haremos de una forma bastante similar, por cierto, a cómo lo hacíamos con sus antecesoras de película: réflex para “aficionados”, una gama media con guiños al profesional que se inicia o busca un segundo cuerpo, y los modelos superiores, totalmente dedicados al segmento profesional.
Son varios los criterios que podríamos utilizar para colocar los distintos modelos en una u otra categoría. La traducción práctica de todo ello configura una gama que se adapta a las necesidades de los distintos usuarios. Y si aún queda alguna duda sobre las líneas que delimitan cada sector, el precio puede ser una estupenda referencia.
Hasta hace bien poco, la cuestión se resolvía con un binomio: réflex profesionales o de gama alta y réflex semiprofesionales o de gama media. La serie E de Olympus, pionera del sistema Cuatro Tercios, también se sitúa en este campo.
La polivalencia y variedad del segmento intermedio -estas cámaras las utilizan desde aficionados con posibilidades económicas, hasta fotógrafos sociales y algún que otro fotoperiodista, por poner un ejemplo- hace que éste sea un tema controvertido.
Por el elevado precio o bien por tratarse del modelo superior de la marca, cuesta incluir algunas cámaras dentro de este grupo medio. Pero lo cierto es que su competencia directa la conforma el resto de modelos de esta categoría, y que atendiendo a los criterios de resolución y velocidad de disparo queda claro que hay réflex digitales que están por encima.
En este peldaño superior es donde están los buques insignia de marcas como Nikon (con la serie D1 y todas sus herederas), Canon (con su amplia línea EOS-1D) y las veteranas DCS de Kodak.
También aquí encontramos dos tipos de usuarios claramente diferenciados: fotoperiodistas para los que la velocidad prima sobre otros criterios, y fotógrafos de estudio, moda… que están encontrando en las SLR digitales de mayor resolución el recambio para sus equipos de formato medio.
Sin embargo, el consante avance en este campo (hemos visto recientemente modelos que capturan ráfagas de 20 imágenes de 12 megapíxeles a 5 fps, por ejemplo) deja caducos algunos argumentos.
También es cierto que los precios de esta combinación se acercan o sobrepasan los 6.000 euros. Pocos euros, en comparación con los que imperaban recientemente, pero todavía muchos para un gran número de fotógrafos. La Nikon D70 lo revitalizó unos pocos meses después, y las incorporaciones de Pentax (con las *ist D e *ist DS) y Olympus (con la E-300), lo consolidaron definitivamente como un punto de referencia para un público cada vez más amplio.
El cuerpo más pequeño y ligero (el caso extremo sería la E-300) alberga muchas veces un sensor exactamente igual al del modelo superior. En su lugar, los modelos inferiores acostumbran a usar un pentaespejo que cumple la misma función, aunque reduce la calidad y luminosidad de la visión.
Otros modelos simplifican o anulan algunas de las funciones que dejan reservadas para modelos superiores.