Estructura piramidal de los sistemas ecológicos
El medio ambiente de un sistema ecológico lo constituyen todos los factores físicos, químicos o vivos que son externos al organismo de referencia e interactúan directamente con él. Estos sistemas son el lugar donde se desarrollan los seres vivos, y su estudio demuestra que es tal el grado de interrelación que el ser vivo y su medio ambiente deben ser considerados como un todo.

Es muy probable que lo que tus compañeros y tú entienden sobre lo que es el medio ambiente y quiénes participan (o forman parte) de él es diferente entre sí, y con más razón habrá mayores diferencias con personas de otra edad u otro nivel educativo, ¿estás de acuerdo?
Los sistemas ecológicos son el conjunto de relaciones e interacciones que pueden establecerse entre un organismo de una especie con otros seres vivos y con los factores abióticos que se encuentran en el entorno físico que comparten. Estos pueden ser analizados en distintos niveles, según su organización y complejidad, como se describe en la siguiente figura:

Seguramente observaste que el organismo es la unidad básica, capaz de relacionarse con los factores vivos y no vivos de su entorno. En el siguiente nivel de organización podemos ubicar a la población, que es un grupo de organismos de la misma especie que conviven en un área específica. En el siguiente nivel está la comunidad, que es la asociación de organismos de diferentes especies que interactúan en un área particular; el siguiente nivel en complejidad lo representa el ecosistema, donde se consideran todos los factores físicos y químicos del lugar ocupado por un grupo de diferentes especies. Finalmente está la biosfera, que abarca una porción de la geosfera y de la hidrosfera, y brinda el hábitat para todos los seres vivos.
Como es fácil imaginar, y es visible en la figura anterior, es una organización de forma piramidal, ya que a partir de un organismo se va conformando toda la estructura. Como es fácil imaginar, y es visible en la figura anterior, es una organización de forma piramidal, ya que a partir de un organismo se va conformando toda la estructura.
Seguramente ya te diste cuenta que en todos los sistemas ecológicos se encuentran elementos que tienen vida propia y también elementos inertes, que no la tienen. A los primeros se les llama factores bióticos, y a los segundos factores abióticos.
Para entender mejor su interrelación, revisemos con más detalle dichos factores. Analiza cuidadosamente el siguiente esquema:

Factores abióticos
Las condiciones físicas y químicas particulares del lugar donde habita un organismo (mosquitos, hormigas, renacuajos, aves, arañas u otros que fueron observados en los ecosistemas de la actividad anterior), se denominan factores abióticos. A grandes rasgos se les clasifica en dos grupos principales, los climatológicos y los edafológicos. Entre los que se destacan por tener un mayor impacto en el desarrollo de un organismo tenemos: temperatura, humedad, luz solar, suelo, salinidad y pH. Estos factores pueden llegar a caracterizar diferentes tipos de ambientes, y a determinar el tipo de organismos que pueden sobrevivir en dichos ambientes.
Factores abióticos climatológicos
Luz solar
La iluminación natural es la principal fuente de energía de la biosfera, y depende directamente de la radiación solar. La intensidad y cantidad de radiación lumínica que recibe un punto sobre la superficie de la Tierra depende de la hora del día y de la temporada del año. Gracias a la acción de un pigmento llamado clorofila que se encuentra en las hojas de las plantas de color verde, la energía lumínica puede ser transformada en energía química, almacenada en los enlaces químicos de moléculas como la glucosa. Al número de horas de luz y oscuridad a lo largo de un periodo de 24 horas se le conoce como fotoperiodo, y afecta la fisiología y el comportamiento de un organismo, provocando, por ejemplo, cambios en plumaje, pelaje, migraciones o conducta sexual, entre otros.
En ecosistemas acuáticos la intensidad de la luz solar es un factor limitante, debido a la atenuación de la misma a medida que se incrementa la profundidad en los océanos, por esta razón algunos organismos del fondo del lecho marino han desarrollado mecanismos bioquímicos que les permiten producir energía a partir de fuentes diferentes a la radiación solar y de esta manera incorporan energía a su ecosistema.
Las plantas direccionan su crecimiento en respuesta a la intensidad de la luz solar, así garantizan obtener el máximo provecho; a este movimiento de atracción a la luz se le denomina fototropismo.
En ecosistemas donde abundan las plantas, como en los bosques, se presenta una estratificación que permite una distribución de las mismas de acuerdo a su tamaño y tipo de vida. Las plantas que requieren más luz son llamadas heliófitas (del griego helios, Sol), y las plantas que crecen en sitios sombríos son llamadas esciófitas (del griego skia, sombra). Los árboles grandes forman el estrato más alto, llamado dosel; los arbustos en el estrato medio se denominan sotobosque, y las plantas herbáceas, que son las que se encuentran cerca del suelo, forman el estrato más pequeño, llamado rastrero.
Temperatura
La luz solar tiene una estrecha relación con la temperatura, ya que los rayos del Sol no inciden con el mismo ángulo sobre la superficie de la Tierra durante todo el año. Así, una latitud cercana a la línea ecuatorial, donde caen de forma perpendicular, tendrá una radiación más intensa, y por lo tanto, presentará temperaturas más elevadas y constantes durante casi todo el año. En latitudes mayores, la inclinación del eje de la Tierra con respecto al Sol determinará la temperatura preponderante durante los periodos del año (invierno, primavera, verano y otoño). Como lo estudiaste en Geografía el semestre pasado, la temperatura también varía con la altitud, decreciendo la misma a medida que incrementamos la altura, por lo cual hay una relación inversamente proporcional entre estas dos variables.
Los grandes cuerpos de agua, como lagos, mares y océanos, contribuyen a regular la temperatura de sus alrededores al mitigar las masas de aire frío o caliente que se forman durante el invierno o el verano respectivamente.
La temperatura es un factor que regula las funciones vitales que realiza el organismo. Es el caso de muchos organismos, como nosotros los seres humanos, llamados endotermos, debido a que nuestro cuerpo invierte mucha energía para conservar una temperatura constante de 37ºC con el fin de asegurar que se realicen adecuadamente las reacciones químicas vitales para nuestra supervivencia. Pero también existe un grupo de organismos, llamados ectotermos, cuya temperatura depende de las condiciones térmicas del medio ambiente, por lo cual su temperatura interna casi siempre es igual a la de su medio.
Muchos organismos han desarrollado adaptaciones fisiológicas, de comportamiento o morfológicas como respuesta a temperaturas extremas, por ejemplo:
- Las semillas de algunas plantas germinan en primavera o verano, y no en otoño o invierno (vernalización).
- Los estomas de las hojas de las plantas se cierran en respuesta al calor.
- Así, cuando la intensidad de la luz solar es máxima se acumula el CO2 y las hojas se deshidratan, debido a que hay una mayor transpiración. La respuesta inmediata es cerrar los estomas para prevenir la pérdida de agua y la acumulación de dióxido de carbono. En ecosistemas desérticos, en donde la diferencia de temperatura diurna y nocturna es muy amplia, los cactus florecen de noche y son polinizados por insectos nocturnos.
- Algunos animales, como los osos polares, de manera instintiva incrementan el tejido adiposo durante varias semanas antes de iniciar la época de hibernación y estar así preparados para pasar el invierno.
Humedad
La humedad hace referencia a la cantidad de vapor de agua que puede encontrarse en la atmósfera o el suelo. En ambos casos el contenido de agua presente estará en función de los patrones de lluvia del lugar. En climas secos la humedad es baja tanto en la atmósfera como en el suelo.
Viento
Este factor se encuentra asociado a la temperatura y a la transferencia de calor. La contracción o expansión de las masas de aire generan zonas de alta y baja presión, que producen el movimiento del aire. Los vientos transportan vapor de agua que puede condensarse y precipitar como lluvia, nieve o granizo. El viento es un vector de polinización que permite la dispersión del polen y de semillas de muchas plantas.
Factores abióticos edáficos
El suelo
El suelo es la capa superficial de la corteza terrestre conformada por minerales (producto del intemperismo en las rocas), materia orgánica (fresca y en descomposición), agua y aire. Sobre él se presentan todos los factores abióticos edáficos.
Si observas detenidamente a tu alrededor, te darás cuenta que el suelo tiene muchas funciones indispensables en nuestra vida diaria:
- Es el medio donde crecen las plantas: tanto las de ornato como las especies que cultivamos para alimentarnos o para la industrialización.
- Es filtro y amortiguador: al limpiar los contaminantes que depositamos sobre él, por ejemplo, los plaguicidas, los metales pesados, etc., el suelo tiene la capacidad de retener estos compuestos en su fracción sólida (compuesta por los minerales y la materia orgánica en descomposición), esto asegura que los contaminantes queden retenidos en el suelo y evita que lleguen a contaminar los acuíferos o aguas subterráneas, siempre que las cantidades de contaminantes no sean excesivas.
- Regula el ciclo hidrológico: al permitir la recarga de los acuíferos, asegurando una alta calidad del agua que se agrega a las subterráneas; también contribuye con la evapotranspiración y el enriquecimiento del vapor de agua atmosférico que luego se precipita a la superficie a través de la lluvia.
- Es hábitat para los organismos: en el suelo viven muchos microorganismos como bacterias, hongos, pequeños invertebrados y algunos vertebrados que hacen sus madrigueras en él. Todos estos organismos en conjunto contribuyen a la transformación de la materia orgánica, lo cual pone en circulación a los diferentes nutrientes que la componen, por ejemplo el carbono, el nitrógeno, el fósforo, etc
- Sirve como soporte de infraestructura: es sobre el suelo donde los seres humanos hemos construido nuestras casas, comercios, edificios, etc. Además extraemos de él, el material de construcción, por ejemplo, la arena, el cemento, el yeso, entre otras muchas cosas.
El suelo está compuesto por los 3 estados de agregación de la materia que conocemos, una fase líquida, una sólida y una gaseosa, es decir; en el suelo interaccionan dichos estados.


La proporción de las partículas, es decir, el porcentaje de arenas, limos y arcillas, conforma la textura del suelo. La textura determina la porosidad de cada suelo. Los poros son los espacios abiertos que quedan entre la unión de las partículas. A mayor tamaño de las partículas (arenas) los poros son más grandes, y a menor tamaño (arcillas) los poros son más pequeños. Por lo tanto, entre más arenas contenga un suelo, tendrá poros más grandes, o macroporos, por donde el agua y el aire pueden circular con mayor facilidad, es decir, son suelos con un buen drenaje y están bien aireados.
Un suelo arcilloso tendrá poros más pequeños (microporos), donde el agua y el aire circulan con mayor dificultad, el drenaje es deficiente y se produce el anegamiento o encharcamiento del agua, lo cual influye a su vez en la velocidad de descomposición de la materia orgánica y en la generación de gases de efecto invernadero (la materia orgánica al descomponerse genera gases como el dióxido de carbono o el metano, dependiendo si se descompone en presencia de oxígeno o no). Este es otro ejemplo de cómo todo en la naturaleza está interrelacionado.
Temperatura del suelo
Los minerales claros reflejan la radiación solar y se calientan menos en la superficie, mientras que suelos con minerales oscuros absorben mayor radiación solar y se calientan más en los primeros centímetros. A profundidad, la temperatura del suelo es casi estable porque los minerales del suelo no son buenos conductores del calor.
pH del suelo
La concentración del ión hidrógeno juega un papel muy importante tanto en los sistemas acuáticos como en los edafológicos. El pH indica el grado de acidez o alcalinidad del sistema y está determinado por la composición de los minerales disueltos y la cantidad de agua que ingresa al sistema, además de los elementos químicos preponderantes.
Si pensamos en los suelos con un pH ácido (por debajo de 6), veremos que tienden a presentar comunidades vegetales poco diversas en comparación con los suelos con pH neutro (alrededor de 7) pues pocas especies de plantas pueden vivir en condiciones de acidez.
Los suelos en ambientes tropicales, donde llueve mucho, tendrán un pH ácido, porque el agua de lluvia disuelve los nutrientes y los transporta a mayor profundidad (hasta los acuíferos). Suelos en ambientes áridos tendrán un pH básico (arriba de 8), porque como hay escasez de agua entonces todas las sales permanecen en la superficie del suelo. La acidez y la alcalinidad determinan además la disponibilidad de los nutrientes en el suelo, como se muestra en el siguiente diagrama:

Factores bióticos
Además de los factores abióticos que acabamos de estudiar, la presencia de otros organismos también afecta el desempeño, la abundancia y la diversidad de los seres vivos. Los factores bióticos están representados por las interacciones que mantienen los seres vivos entre ellos (por ejemplo, competencia, depredación y mutualismo); esas relaciones forman parte de su ambiente. Los factores bióticos son provocados por un ser vivo cuya presencia o actividad incide sobre otro ser vivo o una población, de manera que se modifica su forma, comportamiento o distribución.
Afectan también a los factores abióticos, como vimos desde que reflexionamos sobre el estudio de esta materia, en el caso de los talamontes y sus efectos sobre la erosión y los escurrimientos de agua. Los factores bióticos son clasificados en dos grandes grupos, los intraespecíficos y los interespecíficos. Los primeros se dan entre individuos de una misma especie; los segundos, entre individuos de diferentes especies.
Factores bióticos intraespecíficos
Los factores intraespecíficos más relevantes son la competencia y la cooperación; ambos tipos de interacción ocurren al interior de una población o comunidad que comparte un área geográfica. En la competencia los individuos luchan entre sí por alimento, pareja o territorio, y se ejerce un control poblacional sobre las especies involucradas.
De las relaciones de competencia surge el nicho ecológico, que ocupa el espacio físico, los nutrientes que requiere o consume y las interrelaciones de una misma especie. Si tomamos como ejemplo dos individuos de la misma especie que habitan un mismo territorio, ambos tendrán el mismo nicho ecológico, por lo que iniciará una competencia que terminará con el exterminio o emigración del más débil de la especie si los recursos por los que disputan son limitados. Ten en cuenta que esta competencia también puede darse entre organismos de diferentes especies que compiten por el mismo recurso, en cuyo caso estamos hablando ya, de comunidades.
La cooperación se presenta cuando los individuos de la misma especie colaboran entre sí para sobrevivir. La cooperación puede ser familiar, gregaria, social o colonial y es característica de especies tan diversas como hormigas, leones o elefantes, entre otras.
Otro tipo de relación es la llamada sociedad, que es una forma de agrupación por cooperación más compleja, y que involucra una división del trabajo y una jerarquización de los individuos. Los individuos tienen tareas específicas que cumplir, un rol del que no se apartan, como por ejemplo las abejas, insectos entre los que puede encontrarse una reina, zánganos y obreras.
Una más es la colonia, un tipo de asociación desarrollada por diversos organismos que se encuentran unidos entre sí, como el caso de los corales.
Factores bióticos interespecíficos
Se expresan en la relación de especies distintas, es decir entre poblaciones, tanto por el contacto directo como por la capacidad de modificar el ambiente. Los árboles, por ejemplo, modifican el medio físico generando condiciones particulares de humedad, luminosidad y fertilidad del suelo que permiten a individuos de otras especies y reinos desarrollarse ahí.
Algunos tipos de relaciones interespecíficas son:
- Parasitismo, donde el individuo de una especie se beneficia de lo que le quita al individuo de otra especie, pero no lo elimina. Es el caso de los parásitos intestinales en el organismo humano, los cuales absorben los nutrientes de los alimentos que consume, pero le dejan disponible alguna cantidad para que pueda sobrevivir y lo pueda seguir hospedando.
- Depredación, relación en que un individuo de una especie se alimenta de un individuo de otra especie. Por ejemplo, en las sabanas africanas, los leones depredan a las gacelas, ya que las utilizan como alimento y con ello pueden reducir el tamaño de las poblaciones de gacelas e incluso provocar su extinción, si la población de leones crece por encima de la de las gacelas.
- Mutualismo, en que individuos de las dos especies se benefician mutuamente de su relación; un ejemplo de ésta son las bacterias que viven un tu tracto digestivo y que se conoce como flora bacteriana, ellas te ayudan a transformar los alimentos, mientras tu las provees con nutrientes y un lugar para vivir.
- Comensalismo, cuando los individuos de una especie obtienen beneficios de su relación con los de otra especie, sin que esta última sea afectada. Así, las orquídeas se adhieren a las ramas de los árboles para tener acceso a una buena radiación solar, sin dañar al árbol que las aloja.
- Competencia, cuando varios organismos necesitan los mismos recursos, los cuales además se encuentran en forma limitada. Lo más común es que al consumir algunos un recurso limitado, otros organismos queden sin acceso a dicho recurso, hasta que mueren, disminuyen el tamaño de la población o probablemente se extingan, si no logran adaptarse a aprovechar otro tipo de recursos para satisfacer sus necesidades.
Si los organismos que compiten son de la misma especie, entonces hablamos de competencia intraespecífica. Por ejemplo las plántulas que en un bosque compiten por la luz solar, la humedad y los nutrientes. La competencia interespecífica se da entre organismos de diferentes especies, como los murciélagos y las aves que se alimentan del mismo tipo de semillas. Este tipo de competencia puede generar la exclusión competitiva, donde una de las dos especies desplaza a la otra, hasta desaparecerla de la localidad en que habitan.
Ahora que ya conoces los diferentes tipos de factores bióticos, intra e interespecíficos, puedes pensar en cuáles tipos de relaciones establecemos los humanos con la naturaleza que nos rodea.
Características básicas de la población
La comunidad serrana que nos ocupó desde el primer tema ha tenido una gran variación de la población; una epidemia causó la muerte de muchos niños hace como 30 años; por ello hay pocos habitantes que ahora tengan entre 28 y 37 años. La instalación de una fábrica creó nuevos puestos de trabajo y ello atrajo a nuevos pobladores a la zona. Hace unos 12 años se abrió un hospital familiar que ha mejorado la salud de los beneficiados, y algunos de los mayores dicen que ahora viven más años que antes, porque les ayudan en el hospital y con algunos programas de beneficio social. Por supuesto que hay muchos familiares de los miembros de la comunidad que viven y trabajan fuera del país, aunque vienen casi todos los años a pasar las fiestas con sus parientes, pero en general hay más mujeres que hombres en la comunidad.
¿Has escuchado algo así en tu comunidad? ¿Piensas que estos cambios afectan la calidad de vida de los aquí mencionados? ¿Tiene eso algún impacto en los servicios que el Estado debe proveer para todos, como seguridad, salud o educación?

La población es una unidad de estudio ecológico que se define como un grupo de organismos de la misma especie que se reproducen entre sí y cuya descendencia es fértil y vive dentro de un mismo ecosistema. Las poblaciones no son estáticas, van cambiando debido a que los organismos que las componen nacen, crecen, migran y mueren en un flujo constante.
Las características de las poblaciones se estudian en dos vertientes, las estructurales y las dinámicas. Estas últimas tienen que ver con los cambios en el tiempo y en el espacio, como la natalidad, las migraciones y la mortalidad, mientras que las primeras tienen que ver con aspectos de distribución y proporciones. ¿Te parece si las revisamos?
Características estructurales
Las características más usuales son:
- Abundancia. Es el número de individuos de la misma especie que coinciden en espacio y tiempo. Por ejemplo, es el número de personas, perros o gatos que viven en tu casa, tu colonia o tu municipio ahora mismo.
- Abundancia relativa. Es un número que permite comparar un subgrupo en relación con el total; por ejemplo, es el número de pinos ayacahuite en relación con el número total de árboles en un bosque de pino-encino
- Densidad. El número de individuos en un área o volumen determinado, como habitantes por kilómetro cuadrado (h/km2). Una anotación importante es el uso de la biomasa por unidad de espacio como medida de la densidad.
- Proporción de edades. Se refiere al número de individuos de cada edad o grupo de edades. La proporción de una determinada edad puede expresarse como porcentaje del número total. El porcentaje de diferentes clases de edad entre los componentes de una población afecta el potencial de reproducción, y por ello su desarrollo evolutivo.
- Proporción de sexos. Número o proporción de individuos masculinos y/o femeninos en la población.
- Distribución. Se refiere a la localización espacial, misma que responde a diversos factores ambientales, como oferta de alimento, relaciones de competencia, etcétera. Se divide en:
- Distribución uniforme. Se produce cuando la competencia por los recursos es muy intensa y los organismos establecen territorios sobre los cuales ejercen su dominio para explotar los recursos requeridos.
- Distribución agrupada. Es irregular y responde a diferencias locales de hábitat en donde los individuos encuentran la mejor combinación de factores. Puede responder al modo de reproducción y dispersión o al comportamiento social. Es la distribución más frecuente en la naturaleza, ya que tanto las plantas como los animales suelen esparcir sus semillas o establecer sus nidos en el lugar en que habitan, o en sus proximidades. Si bien el agrupamiento puede aumentar la competencia entre los individuos de la población por los recursos, ésta logrará una mayor supervivencia del grupo.
- Distribución aleatoria. Los individuos se esparcen de manera irregular en su territorio, los recursos necesarios para su supervivencia están disponibles de manera homogénea en el área determinada que habitan, se caracterizan por no formar grupos sociales. Un ejemplo pueden ser plantas o árboles en una selva tropical como la Amazonía.
Características dinámicas
El crecimiento de una población se calcula a partir de la diferencia entre las características que contribuyen a su incremento, como la tasa de natalidad e inmigración, menos aquellas que contribuyen a su reducción, como la tasa de mortalidad y la de emigración. Matemáticamente se representa mediante la siguiente ecuación:

La tasa de crecimiento natural es un coeficiente que nos indica cómo está aumentando o disminuyendo la población en un periodo de tiempo determinado, sin incluir la influencia de inmigración ni emigración. Para calcularse utilizamos la siguiente ecuación:

Educación ambiental
Hasta este momento de tu estudio has aprendido sobre temas generales de ecología, ecosistemas e interrelaciones entre organismos, junto con algunos elementos de los fenómenos de poblaciones y sus dinámicas, lo que no deja de ser interesante, pero, ¿cómo hacer para que todo ello se pueda aplicar en tu comunidad?, ¿cómo hacer para que la gente “entienda” del tema?
Es evidente que una parte sustancial tiene que ver con la educación, y fundamentalmente con la educación ambiental; de ello vamos a aprender ahora, ¡adelante!
La Revolución Industrial y las guerras mundiales han dejado una huella ambiental notoria alrededor del mundo. El desarrollo económico durante todo el siglo pasado se verificó a costa del ambiente, ya que se realizó a partir de la extracción de recursos y se han depositado en el ambiente, de manera descuidada casi siempre, todos los residuos de los procesos industriales. En la mayoría de los casos ni siquiera se ha planteado la posibilidad de la reposición de lo extraído de la naturaleza.
Dado que en la naturaleza todo está interrelacionado, entonces esta carga contaminante ha afectado no solo al ambiente sino que ha tenido serias repercusiones sobre la salud humana y sobre el futuro de la especie.
Ante esta situación surge la necesidad de revertir los daños ocasionados y fue así como el ambientalismo comenzó a colocar en los medios de comunicación la idea del cuidado del medio ambiente. No obstante, revertir los daños ambientales requiere más que discursos. Exige acciones concretas por parte de todos los integrantes de las sociedades en el mundo.
Para ello es indispensable que la sociedad tome conciencia de la importancia del medio ambiente, que se promueva en la ciudadanía el desarrollo de valores y de nuevas actitudes que contribuyan al uso racional de los recursos naturales y a la solución de los problemas ambientales que enfrentan los diversos ecosistemas (SEDEMA, S.f). Este es justo el objetivo de la educación ambiental.
Dentro de esa educación ambiental conviene conocer los elementos de la educación ecológica, también conocida como alfabetización ecológica o eco-educación, término utilizado por primera vez por David W. Orr y Fritjof Capra en la década de 1990, para introducir una forma de pensamiento basada en la conciencia de la interdependencia de los sistemas humanos y naturales, así como de las consecuencias de las acciones humanas sobre el ambiente.
Los principios de la alfabetización ecológica incluyen 5 grandes rubros:
- Los principios de los sistemas vivos. Se piensa que muchos de los problemas que enfrentamos en la actualidad se deben a que desconocemos nuestro lugar dentro de la naturaleza. Cuando conocemos los principios básicos del funcionamiento de ésta a través de la ecología, podemos comprender su sabiduría y desarrollamos un sentimiento de pertenencia y respeto a la misma.
- El diseño inspirado por la naturaleza. Implica rediseñar nuestra forma de organizarnos, de hacer negocios, construir comunidades y sociedades tomando como base el funcionamiento de la naturaleza, esto es, aprender cuáles son los límites de la Tierra y diseñar estrategias de explotación de recursos que aseguren que las generaciones futuras podrán gozar también de dichos recursos. Este principio se ha hecho popular a través de la biomimesis, que pretende emular los modelos, sistemas y procesos naturales para resolver los problemas humanos.
- Pensamiento sistémico. Se requiere desarrollar una forma de pensamiento holístico, integrador, en donde para entender un problema debemos analizarlo con todas sus conexiones e interacciones dentro del sistema del cual forma parte.
- Paradigma ecológico y transición a la sostenibilidad. Necesitamos comenzar a romper la visión del siglo pasado sobre los recursos naturales y su disponibilidad. Necesitamos enseñar a los niños y a los jóvenes que somos parte de la naturaleza, que los recursos son finitos y que nuestra supervivencia depende de ellos y que, además, las generaciones futuras tienen el derecho a disfrutar de un mundo por lo menos como lo conocimos nosotros, a este concepto se le conoce como equidad intergeneracional.
- Colaboración, construcción de comunidades y ciudadanía. La alfabetización ecológica hace mucho énfasis en la colaboración, en la habilidad para asociarse, crear comunidades, compartir y construir conocimiento colectivo. Se espera que los ciudadanos sean éticos, activos y participativos y que construyan e ideen soluciones creativas para los problemas de su comunidad, siempre en la búsqueda del bien común.
Fuente: Secretaría de Educación Pública. (2016). Ecología y medio ambiente. Ciudad de México.
Categorías:Ecología y medio ambiente, Preparatoria