Ética y Filosofía
En diferentes momentos de la historia se ha entendido a la Filosofía de diversas maneras. Para los griegos antiguos se trataba de la búsqueda de los principios y características del ser. Estos filósofos utilizaban la palabra Ser para referirse a lo que diera sentido a todos los demás seres que existen, que han existido y que existirán. Por ejemplo, Heráclito proponía una diferencia entre observar la naturaleza y contemplarla. La observación nos lleva a ver las piedras, el pasto, los árboles o la lluvia como objetos separados o como fenómenos distintos.

En cambio, la contemplación de la naturaleza consiste en no poner atención a los detalles y concebir una coherencia entre todos estos objetos y fenómenos, una especie de unificación o armonía entre ellos que proviene de un algo que le da sentido y consistencia a esta diversificación. Ese algo es el ser.
Admirarse de todo es la primera característica de la Filosofía. La admiración es el primer paso para la comprensión.
Sócrates, por ejemplo, se dedicó a buscar la verdadera naturaleza de la belleza, la santidad, la justicia, el amor; lo que hoy entendemos como valores.
Siglos después, durante el Renacimiento, surgió lo que se conoce como Filosofía moderna, que se caracteriza por considerar que el conocimiento verdadero sólo es posible mediante el uso de razón. Por ejemplo, se afirmaba que era posible conocer a Dios, el alma humana o al mundo como una totalidad. Fíjate cómo es que los objetos de estudio que acabamos de mencionar no se pueden percibir mediante los sentidos, esto es, no los vemos, olemos u oímos directamente. En este sentido, los filósofos de la modernidad les llamaban realidades trascendentes y creían que la razón era el único medio para conocerlos.
Sin embargo, un filósofo alemán, llamado Immanuel Kant (1724 – 1804), llamó a esta tendencia filosófica dogmática, porque pensaba que actuar así es usar la razón de manera rígida, sin crítica, como si no tuviera límites. Kant había desarrollado lo que se conoce como el uso crítico de la razón. A muy grandes rasgos podemos decir que hay tres ideas fundamentales que caracterizan el trabajo filosófico de Kant.
La primera es que la mente humana no puede tener conocimiento de objetos trascendentes, como Dios o el mundo en sí mismo, sin que la subjetividad humana intervenga.
La segunda es que el conocimiento que nos brindan las ciencias no es perfecto y tampoco está libre de la subjetividad humana.
La tercera es tal vez la más relevante para nuestro caso, Kant pensaba que si bien no podemos tener conocimiento pleno de lo trascendente, porque está fuera del alcance de los sentidos y de la razón humana, sí podemos tener cierto acceso a ello a través de la moral.
Como podrás apreciar, no es nada sencillo que todos los filósofos de pongan de acuerdo para establecer qué es la Filoso- fía. Cada uno de ellos podrá escribir libros enteros sobre ello. Sin embargo, existe algo en lo que la gran mayoría está de acuerdo: filosofar es pensar, pensar agudamente, con rigor, con plena conciencia del acto.
En resumen, la Filosofía es un tipo de saber que se aboca a clarificar y fundamentar cualquier tipo de saber. Además, se dedica a fundamentarse a ella misma, pues es un saber consciente, derivado de la reflexión y de la argumentación rigurosa.
No está de más que observes cómo es que, dada la extensión de temas que abarca la Filosofía y la diversidad de maneras para acercarse a ellos, la misma disciplina filosófica tiene áreas de especialización.
Desde el inicio de este texto hemos hablado de la capacidad de los seres humanos para generar criterios que nos ayudan a distinguir lo conveniente de lo inconveniente, lo correcto de lo incorrecto o lo bueno de lo malo. La Ética es la rama de la Filosofía cuyo quehacer es razonar rigurosamente estos criterios y normas con los que regimos nuestras decisiones.
Cabe añadir que la utilidad del mito en la Filosofía es diversa; Platón, por ejemplo, recurre mucho a los mitos que le sirven de ejemplo para mostrar con mayor claridad lo que quiere decir. El mito más importante de Platón es el «mito de la caverna», en donde una de sus interpretaciones es que el prisionero que se libera es el filósofo, quien una vez que descubre la verdad, la bondad y la belleza regresa a contar a sus compañeros lo que ha visto y conocido para y conocido para que ellos también rompan las cadenas que los aprisionan a la realidad material de las sombras. El filósofo, como el prisionero, quiere decirle a sus compañeros que las sombras no son la auténtica realidad, si no un mero reflejo. Sin embargo, la actividad del filósofo no es sencilla, como el prisionero, muchos se burlan de él y lo toman por loco porque es más fácil permanecer atado en la comodidad del mundo que el compromiso que exige el conocimiento de la verdad, la bondad y la belleza.
Ética y Moral
Tomar una decisión implica poner en la balanza varias opciones y sopesar las posibles consecuencias de cada una de ellas. Una vez visualizados los posibles escenarios, elegir uno. Cuando hay que decidir entre encubrir o no a un amigo, entre llevar o no a pastar al ganado al terreno de otro, realizar o no el injerto en el que tanto he pensado, compartir o no el pozo con la otra comunidad estamos frente a un pro- ceso que implica pensar, razonar.
Todos tenemos ideas sobre qué es bueno y malo para nosotros. Tenemos muy claro cómo nos gusta llevarnos con los compañeros, si nos gusta o no llevarnos pesado; de hecho, es común que convivamos de diferente manera con nuestros compañeros. Solemos, por ejemplo, ser más apegados y tener más confianza con las personas que comparten nuestros gustos musicales, nuestras posturas sobre ciertos temas o creencias.
Bien podemos estar dispuestos a juntarnos con un compañero al que le guste la comida chatarra, porque no consideramos que sea malo o incorrecto, tal vez pensemos que tiene un mal hábito, pero no creemos que eso lo hace mala persona.
En el mismo sentido, podemos aceptar convivir con compañeros que no compartan muchas cosas con nosotros, pero no aceptar juntarnos, por ejemplo, con alguien que maltrata a los animales. Estos criterios que todos tenemos sobre lo que es bueno o correcto constituyen nuestra moral, todos tenemos moral.
Para dejarlo más claro, la moral es un concepto que abarca dos elementos: un tipo de comportamiento humano (el que es factible de pasar por un proceso de toma de decisión) y las reglas de acción, las normas que indican qué es bueno o malo, correcto o incorrecto, conveniente o inconveniente. Esto es, las reglas que guían el comportamiento que pasa por un proceso de toma de decisión, como elegir con quién me junto, a quién le vendo, si miento o no, si encubro o no a un amigo. La discusión se complica porque hay situaciones que son consideradas buenas por unas personas pero no por otras. Un ejemplo sencillo es que hay a quienes les gusta alimentar a las ardillas. Bajo estas condiciones suelen reproducirse con abundancia en algunos parques. Otras personas consideran que es inadecuado porque pueden dañar las plantas y cultivos.
Por sencillo que parezca, esta controversia genera discusiones entre vecinos. Otro ejemplo; hay personas que consideran incorrecto comprar animales en las tiendas de mascotas, pues están convencidos de que no se debe tratar a los animales como objetos inanimados. Dirían que si se desea una mascota, que se adopte, pues existen muchos perros y gatos abandonados en diferentes albergues para animales; de ese modo no se les trata como objetos a los que se les pueda asignar un precio.
Además, si dentro de una misma sociedad existen estas disparidades, imagina qué ocurre cuando se trata de comportamientos, hábitos o costumbres entre diferentes regiones o países. Por ejemplo, muchos hindúes, aquellos que se adscriben a creencias religiosas con fuerte influencia de los Vedas, consideran incorrecto comer carne porque se obtiene mediante la violencia: hay que matar a los animales. Tampoco comen huevo ni pescado, por la misma razón, y se considera inmoral.
Para cerrar, veamos parte de la definición de moral, que ofrece Adolfo Sánchez Vázquez en su libro Ética y pensemos un poco sobre ello.
«La moral es un sistema de normas, principios y valores, de acuerdo con el cual se regulan las relaciones mutuas entre los individuos, o entre ellos y la comunidad, de tal manera que dichas normas, que tienen un carácter histórico y social, se acaten libre y conscientemente, por una convicción íntima, y no de un modo mecánico, exterior o impersonal»
Como puedes ver, es indispensable para la convivencia pacífica entre las personas analizar, discutir y argumentar cuidadosamente por qué consideraremos algún comportamiento como bueno o malo. Es necesario entonces pensar la moral, esto es la Ética. Esta disciplina filosófica reflexiona sobre las normas morales y cuestiona su origen e investiga las diferentes formas de entender la moral.
La palabra ética proviene del vocablo griego ethikos, que significa “carácter”, en tanto modo de ser. La Ética es el quehacer filosófico de razonar y defender o proponer sistemas de normas morales adecuadas para uno o varios grupos culturales como: no matarás, es deber del más fuerte proteger al más débil o mentir es incorrecto.
Son muchos los filósofos que a lo largo de la historia han trabajado y desarrollado teorías éticas, como Aristóteles o Immanuel Kant, quien por ejemplo razonó y reflexionó para generar un sistema que permitiera dar orden a las libertades humanas y establecer los límites de la moralidad.
Sin embargo, podrás imaginarte que es un lío ponerse de acuerdo sobre cuáles son esos principios morales que aplicarían para todos los seres humanos.
Una vez logrado el acuerdo, se tendrían que elaborar una serie de normas comunes que ayudaran a resolver situaciones conflictivas cotidianas, que se aplicaran en todas las culturas, en todos los momentos de la historia de la humanidad.
Por ejemplo, ¿se vale destruir a los embriones acumulados en los laboratorios de fecundación in vitro?, ¿es correcto establecer la pena de muerte?, ¿qué factores deberemos tomar en cuenta para juzgar en casos como éstos? Piénsalo, se tienen dos únicas opciones y cualquiera que escojamos nos llevará a cometer algo inconveniente, desagradable, malo, injusto, etcétera.
Por ejemplo: ¿cómo decidir a quién salvar entre dos personas cuando sólo podemos salvar a una? Imagina que tenemos enfrente a una mujer embarazada inconsciente y que el equipo de médicos advierte que sólo puede salvar a la mujer o al bebé, pero no ambos. ¿A quién hay que salvar?, ¿quién debe tomar la decisión? Y se complica, ya que no sólo hay que responder las preguntas, también hay que explicar por qué decidimos una cosa o la otra.
Discute estos temas en equipo de cuatro compañeros. Justifiquen qué criterios tomarían para enfrentar estos dilemas. Anota las conclusiones en tu cuaderno.
Precisamente estamos hablando de decisiones razonadas, no de elecciones toma- das echando volados. Piensa: ¿sería conveniente que se tuviera una regla general como: ante una circunstancia como la descrita, siempre hay que intentar salvar primero al bebé?, ¿o al revés? O, ¿es mejor permitir que decida alguien de la familia? Como ves, la Ética aplicada a la vida cotidiana aborda este tipo de conflictos.
Se trata de resolver las controversias morales que surgen en las prácticas sociales, considerar el contexto, las posibles consecuencias y las formas de tomar decisiones, con el fin de resolver lo mejor posible un problema, ya vimos, no es cosa fácil.
Por lo pronto, podemos quedarnos con la idea de que la Ética aplicada se concentra en tres aspectos:
- Distinguir el componente moral de otros componentes prácticos presentes en situaciones específicas, como el político o el jurídico.
- Analizar las situaciones y fundamentar con razones de peso la presencia o ausencia de lo moral en las mismas.
- Procurar vigilar la aplicación de los principios éticos prescritos en los distintos ámbitos del campo profesional o práctica social particular que se esté analizando. Imagina que un grupo de alfareros se reunieron para platicar, negociar, exponer sus razones para definir qué pueden hacer como comunidad; por ejemplo, tener clientes externos pero sin dar más barato. O bien, que cuando alguien consiga un nuevo cliente todos trabajen para solventar sus pedidos.
- Puesto que estamos hablando de un ejercicio racional sobre comportamientos que convienen o no, o que son correctos o incorrectos para un grupo, en este caso la comunidad de alfareros, estamos hablando de Ética. Es aplicada porque toca aspectos particulares de la realidad.
Supón, además, que durante las juntas y reuniones se dieron cuenta de que, por ejemplo, no tenían que contemplar el robo dentro de su reglamento, porque ya tienen leyes en su municipio para ello. Éste es el primer aspecto de la Ética aplica- da que se mencionó: separar los componentes morales de una situación de otros componentes, como los jurídicos. En este ejemplo, el castigo por cometer robo y la manera en que se debe llevar el proceso componentes jurídicos de la situación, si bien, es inmoral robar, el acto ya está contemplado en las leyes y las autoridades municipales abordan la situación.
En cambio, el hecho de conseguir otros clientes no es para nada un delito constituido, no es un componente jurídico. Sin embargo, vender a un cliente nuevo podría ser problemático, podría considerarse como correcto o incorrecto dependiendo de la forma en que se haga. Por eso se trata de un componente moral de la vida pro- ductiva de la comunidad.
El segundo aspecto que aborda la Ética aplicada no está separado del primero; ofrecer razones para argumentar la presencia o ausencia de lo moral en una situación determinada. En este caso, se trata de justificar por qué atender a un nuevo cliente orilla a la comunidad de alfareros a razonar sobre lo correcto o incorrecto del asunto. Es claro que si se trata de un grupo de personas cuya labor afecta el bienestar de las demás, un acto que altere se bienestar poder ser calificado como incorrecto. Si el acto genera bienestar general es correcto.
La labor de argumentar, de explicar y ofrecer razones para calificar un acto como correcto o incorrecto es la esencia de la Ética. Nota que ese mismo acto puede no ser un problema en otro tipo de empresas, por ello, éste es un ejemplo de Ética aplicada, pues escapa muy fácilmente a una norma general.
Por último, el tercer aspecto en el que se concentra la Ética aplicada es fomentar la aplicación de los principios éticos. Esto lo hace, generalmente, a través de los códigos de ética. Un código de ética es un conjunto de normas que rigen el comportamiento de un grupo de personas, ya sea reducido o grande, cuyo origen es el acuerdo sobre lo que es conveniente o no para el adecuado ejercicio de una profesión o práctica social (como el comportamiento), así como para enfrentar posibles situaciones controversiales.
Disciplinas filosóficas
En Filosofía encontramos que diferentes autores proponen clasificaciones de las disciplinas filosóficas que no siempre coinciden entre sí. Puesto que toda clasificación tiene un poco de arbitrariedad, en este texto abordaremos las siguientes: Ontología, Epistemología y Lógica.
Ontología
Actualmente, se entiende a la Ontología como la disciplina que estudia qué tipo de cosas existen, qué entidades hay en el Universo, incluso más allá de toda experiencia posible. Acudiendo a ejemplos sencillos, todos sabemos que existen los gatos y que éstos tienen ciertas propiedades o características (maúllan, tienen cuatro patas, sueltan pelo, rasguñan, duermen, etc.). Los gatos, como muchas otras cosas en el Universo, surgen, su existencia inicia en algún momento y en otro culmina. Lo sabemos porque los gatos se pueden ver, tocar, oír y oler. Sin embargo, no todo lo que hay en el mundo tiene este tipo de existencia; por ejemplo, es posible aseverar con toda seguridad que hay números, no obstante, no se tocan, no se huelen, no se acarician, no se alimentan…

La ontología aborda todo tipo de cosas, pero en especial las que no son materiales. Nadie duda que los números existan, pues los utilizamos todos los días, pero ¿qué tipo de existencia tienen? No tienen materia, existen como cosas abstractas.
La ontología también aborda la Ética y los valores: ¿existe la bondad independientemente de los seres humanos?, es decir, ¿existe la bondad en sí misma?, ¿en verdad existe la libertad?, ¿el bien y el mal existen independientemente de que haya o no seres humanos?, ¿cuál es la esencia del amor?, ¿de la lealtad?, ¿cuál es la esencia de la justicia? Las respuestas que dan las personas a estas preguntas, como individuos o como miembros de un grupo, determinan una infinidad de actos y consecuencias dentro de una sociedad y más con otras sociedades.
Por ejemplo, cuando el ejército de la entonces Unión Soviética entró en Polonia en 1939, un soldado polaco enfrentó la siguiente situación. Se encontraba en calidad de prisionero de guerra cuando su mujer logró llegar al campo en donde se encontraba y le propuso escapar con ella y su hija. Cuando su esposa le pidió que huyeran, el militar argumentó que no, pues había jurado lealtad a su patria; ella replicó que también había jurado estar a su lado y protegerla cuando se casaron. Finalmente, el militar se quedó y su esposa huyó.
¿El soldado fue desleal? ¿Qué opinas?
Pensemos en la lealtad como el cumplimiento de un deber con otra persona o personas y con uno mismo. ¿Puede ser que cumpla e incumpla simultáneamente una norma moral? ¿Existen situaciones en donde cumplirla nos lleva a una flagrante contradicción? ¿Existen situaciones dentro de una misma sociedad que se contradicen?
Bueno, pues ésta es una muestra de los problemas que puede abordar la ontología y de cuál es su relación con la Ética. El trabajo conjunto de estas disciplinas –con un poco de ayuda de la Lógica–, podrían darnos respuesta a la pregunta ¿qué es la lealtad? Por lo pronto, lo único que queda claro es que el trabajo de la Ética no se sustituye con definiciones de diccionarios, no importa lo respetables que éstos sean, y que estamos seguros de que existen atributos como la lealtad, la honestidad, la valentía, entre otros, aunque no tengamos mucha claridad sobre su naturaleza.
Epistemología
Los antiguos griegos diferenciaban la episteme del saber del sentido común, del saber cotidiano o de la mera opinión. Para ellos la episteme permitía alcanzar la verdad. Así, junto con el vocablo logos, que ya se ha dicho lo que significa, tenemos que la Epistemología es el estudio del saber organizado y fundamentado.
El tema central de la teoría del conocimiento o Epistemología es el de la justificación. Justificación para considerar un enunciado como verdadero o para conceder que alguien tiene razón suficiente para hacer una afirmación. Esto es, la epistemología se divide en al menos dos grandes vertientes: la que estudia cuáles son las condiciones para que una afirmación se pueda considerar verdadera y la que aborda las condiciones para creer una aseveración.
Por ejemplo, en algún momento de la historia se consideró que una entidad debía ser observada para estudiarse. Bajo este criterio, la afirmación “El átomo es indivisible” no se concebía factible de verificación y, por lo tanto, no podría ser parte del conocimiento, pues los átomos no se pueden observar de la misma manera que las manzanas. Este exigente criterio no surgió a capricho, sino con la idea de buscar certeza.
Ahora imagina, qué pasaría si seguimos el mismo criterio para las afirmaciones morales, como ¿matar es malo? Sería imposible tener conocimiento sobre lo correcto e incorrecto, pues no se observan directamente. Cuando vemos un asalto vemos que una persona le arrebata un objeto de valor a otra, pero no vemos la maldad en sí. Cuando miramos a un señor ayudando a levantarse a otra persona del suelo después de haberse caído, no vemos la bondad en sí.
Notamos una cosa, que la característica de un objeto de ser observable no es útil para la Ética. Aclaremos, todo mundo tiene derecho a creer lo que quiera, y no es- tamos hablando únicamente de creencia religiosa; los epistemólogos no intentan censurar las creencias de nadie que no pueda sustentarlas con argumentos. Si consideras que la estridencia de las guitarras eléctricas es horrible, está bien; si por el contrario disfrutas muchísimo el sonido distorsionado ¡perfecto!, hay propuestas musicales para todo. También es cierto que si consideras que pasar por debajo de una escalera no es conveniente para tu futuro, está bien, tienes derecho a creerlo, de actuar en consecuencia y de no tener que darle explicaciones a nadie, porque no afectas a nadie al ejercer tu derecho. Pero fíjate bien, tener creencias sobre lo que es bueno o malo, correcto e incorrecto genera deberes y derechos.
Por ejemplo, en nuestra sociedad robar es malo, por lo que se han creado instituciones que otorgan el derecho a todos sus miembros de ser protegidos, en este caso, con un sistema de vigilancia. Además, se genera la obligación de no ir en contra de esa convicción, ya que si quieres pertenecer a esa sociedad y andar en paz, tienes que evitar robar.
Otra consecuencia de esta creencia colectiva es que si alguien no la respeta, el afectado tiene derecho a pedir justicia, la sociedad representada por alguna institución competente tiene obligación de actuar en consecuencia y el infractor deber responder por sus actos.
Lógica
La Lógica estudia la distinción entre razonamientos correctos e incorrectos, parte fundamental de la argumentación. Por ello, tiene un vínculo inevitable con la Ética, ya que ésta se compone de razonamientos que analizan, justifican o rechazan códigos de normas de comportamiento. ¿Crees que serviría un código de ética justificado con razonamientos incorrectos?
Veamos los siguientes ejemplos.
- Todas las personas tienen ideas sobre qué es inconveniente o conveniente para ellas mismas. Esto es así porque todos los seres humanos tienen la capacidad de razonar. Todo ser humano puede llegar a distinguir lo que le conviene o no.
- Si llevamos una vida religiosa nos privamos de cualquier cosa buena de la vida. Si llevamos una vida con vicios no disfrutamos en realidad de ninguna cosa buena de la vida. De acuerdo con lo anterior, no importa si llevamos un tipo de vida u otra, nos privamos de cualquier cosa buena de la vida o no disfrutamos en realidad de ninguna cosa buena.
El primer razonamiento es correcto, esto es, que la relación entre las premisas y la conclusión es adecuada, es sólida y convincente, nos ofrece una buena justificación para aceptar la conclusión.

En cambio, en el segundo ejemplo hay algo que no cuadra, hay algo de engañoso. Llevar una vida religiosa no necesariamente priva de todo lo bueno de la vida, algunas personas consideran que la creencia en Dios es una de las cosas buenas de la vida.
Además, si bien es cierto que una vida con vicios puede generar infelicidad, las opciones que se plantean no son las únicas. Es decir, no es cierto que únicamente podamos elegir entre ser religiosos o viciosos, a esto se le llama falso dilema.
Tenemos, pues, que la Lógica estudia la relación entre las premisas y la conclusión en los razonamientos, pues de ese nexo depende que un razonamiento sea correcto o incorrecto. Al tratarse de la Ética, de esta relación dependerá que se cometa o no un acto inmoral, que se cometa o no una injusticia o que se atropelle el derecho de otro ser por considerar un razonamiento correcto cuando el nexo entre sus pre- misas y la conclusión no se sostenga.
Juicios de valor
Seguramente algunas veces has criticado a alguien sin haberle conocido bien. Tal vez has comentado con tus padres que algún profesor te parece muy molesto, o probablemente le has contado a alguno de tus tíos cierta preferencia política.
Un juicio es un acto del pensamiento por el cual se afirma o se niega una idea respecto a otra. Emitir un juicio es lo mismo que afirmar o negar algo.
Los juicios de valor se realizan cuando calificamos a cualquier persona, idea o acción como bella, fea, justa, injusta, interesante, aburrida, útil o inútil. Estos juicios aparecen cada vez que se siente simpatía, rechazo, admiración o indignación hacia alguna idea, postura o forma de ser. Nota cómo todos nosotros aprobamos y desaprobamos ideas y acciones humanas.
Del mismo modo, en los medios de comunicación como la radio o televisión puedes observar que se emite una gran cantidad de juicios de valor acerca de la política, la religión, el fútbol, entre otros temas.
Los juicios de valor son, entonces, modos personales o sociales de evaluar la realidad. Con los juicios de valor se expresan normas o valores personales que se adquieren desde temprana edad o que han sido heredados o aprendidos a lo largo de la vida.
Los juicios de valor hablan acerca de lo que pensamos, sentimos, nos gusta o creemos, y se pueden manifestar en temas tan variados como la política, la religión, cultura, el arte, entre otros. Un juicio de valor puede ser válido en un sistema de valores pero falso en otro. Por ejemplo, en Afganistán, las mujeres tienen un código de vestimenta; usan una prenda que se llama burka, que cubre la totalidad del cuerpo, y a veces sólo deja los ojos al descubierto. Por otro lado, en países occidentales, el código de vestimenta femenino cambia y las mujeres tienen libertad de usar la ropa que les guste.
Dado que los juicios de valor son también afirmaciones acerca de algo, que se expresan inmediatamente, podemos correr el riesgo de emitir prejuicios. Para evitarlo, en necesario contar con la información suficiente.
Fuente: Secretaría de Educación Pública. (2015). Ética y valores I. Ciudad de México.
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