Estado
Resulta un poco complicado definir al estado. A veces parece que es un sinónimo que usamos para referirnos al gobierno o a una sociedad. Incluso, a veces parece un concepto no muy distinto al de nación, pero es importante que encontremos un
significado específico para este término.
El Estado es la forma de organización soberana sobre un territorio y una población; está hecha de instituciones (gobierno, ejército) que poseen la autoridad para regular y mantener el orden dentro del mismo.
El Estado ejerce control administrativo sobre un espacio geográfico llamado territorio, lo mismo que sobre los recursos naturales y las personas que en él habitan. Dicho control es ejercido a través de instituciones como el ejército, el sistema jurídico y el gobierno. El Estado es autónomo e independiente, lo cual significa que es soberano.
¿A qué se refiere el concepto de nación? Busca en distintas fuentes la definición de nación, soberanía, Estado, población y territorio. Discútelas con tus compañeros.
En 1651, el pensador inglés Tomás Hobbes publicó uno de los más importantes e influyentes textos que guiaron la manera en la que los hombres entienden al Estado. El título de su obra fue Leviatán, y ahí Hobbes explica por qué piensa que la guerra
es el estado natural de los hombres: una guerra de todos contra todos.
Cuando los hombres se encuentran en este estado natural, los dominan los instintos de competencia, la desconfianza y la búsqueda de gloria. En esta fase, los hombres son incapaces de cooperar, puesto que tienen miedo los unos de los otros. La razón humana desarrolla así leyes naturales para poder superar este estado primitivo. Los hombres crean un contrato que los obliga a cooperar en sociedad. Este contrato es de los hombres para los hombres.
Según este contrato, el hombre se compromete a limitar su libertad personal y transferir sus derechos a un soberano. Los ciudadanos otorgan al Estado un monopolio ilimitado sobre la violencia para que así pueda proteger a la ciudadanía
de todos los actos violentos, sean éstos externos o internos.

Varios años después, su compatriota, el filósofo John Locke, desarrolló una teoría del Estado basada, al igual que Hobbes, en un contrato. A diferencia de Hobbes, en el que los hombres fuera del Estado son salvajes y temerosos los unos de los otros,
el Estado natural que Locke describe era pleno de libertad e igualdad, pero la falta de reglas condujo a estos hombres primitivos a la inestabilidad. Entonces, no tenían ninguna seguridad en sus vidas y su libertad en este estado natural se veía
constantemente amenazada. Esto condujo a que estos hombres unieran sus esfuerzos para crear un monopolio de la violencia: el Estado.
A diferencia de Hobbes, Locke plantea que los poderes del Estado están distribuidos de dos formas: el poder Ejecutivo (piensa y lleva a cabo políticas generales, es decir, planes de acción para aplicar las leyes) y el poder Legislativo (elabora las
leyes), a fin de evitar abuso y el mal uso del poder. Esta teoría de la división de poderes asemeja a nuestro modelo contemporáneo, pero aún le falta el tercer poder: el Judicial, que interpreta las leyes, las puede invalidar y las hace respetar.

Rousseau y el Estado de derecho
Más o menos por esas mismas épocas, el pensador francés Jean-Jaques Rousseau (1712-1778) imaginó una teoría del Estado basada en principios democráticos, según esta teoría, el Estado estaba adecuado a la naturaleza humana. Al igual que
Locke, Rousseau veía en los hombres un estado natural caracterizado por la libertad y la igualdad, la que llamó “el buen salvaje”. A diferencia de Locke, Rosseau creía que los hombres no abandonaron este estado natural por voluntad propia, sino
debido a influencias externas. Esto resultó en un estado intermedio entre la libertad natural y el estado llamado socialización.
Aquí, los hombres aprenden que su libertad natural está perdida para siempre, pero esta libertad se puede reemplazar con la libertad dentro de la sociedad como un paso más elevado. Este paso es el contrato social, donde el Estado se compromete a proteger los Derechos Fundamentales. Así se formula el problema fundamental de la democracia. La autonomía de los
individuos no se mira (como pasaba con Hobbes) como una potencial amenaza a la soberanía del Estado, sino como un elemento fundamental y necesario para su funcionamiento; por ello, la salvaguarda de la libertad y los derechos se vuelve responsabilidad, una de las principales, del Estado.. Y proteger esta libertad y derechos se vuelve la responsabilidad del Estado.
Rosseau dice: “¿Cómo se puede encontrar una forma de sociedad que proteja y defienda a todos sus miembros, y que a la vez esté unida con cada uno de ellos, y en la que todos permanezcan tan libre como lo habían sido hasta entonces”? (libro I, El contrato social). Los ciudadanos pueden proteger su libertad por medio de un gobierno elegido soberanamente. Se necesita la participación de todos, como iguales, para llevar a cabo las decisiones del Estado. Un Estado justo sólo puede estar basado en los acuerdos comunes de todos los ciudadanos.
Fíjate cómo es que las propuestas que estamos revisando van dirigiéndose hacia una idea de democracia que buscan muchas de las sociedades actuales. Si bien es cierto que llegar a un consenso de todos los ciudadanos es algo imposible en poblaciones numerosas como las que existen ahora, la idea central de Rousseau es muy distante de la de Hobbes.
Immanuel Kant, filósofo del que ya hemos hablado en otros bloques, trató de unir ideas liberales y democráticas. Para este filósofo alemán, la existencia del Estado es válida cuando cada individuo siente que él, junto con todos los demás ciudadanos, es un coautor del Estado de derecho. Un Estado de derecho es un estado donde éste garantiza a sus ciudadanos que sus derechos fundamentales serán respetados.
Un problema de la democracia es la corrupción, que se da cuando el poder cedido a los gobernantes lo aprovechan para otros fines, distintos del bien común.
Estados de bienestar
Un estado de bienestar aparece cuando el Estado procura buscar estabilidad y seguridad social no sólo para los grupos más necesitados, sino para la mayoría de la población. Muchos estados alrededor del mundo se convirtieron en estados de
bienestar entre 1920 y 1960. El desarrollo de la idea de Estado de bienestar surgió gracias a la Revolución Industrial, pues los mecanismos de producción industriales crearon nuevos problemas, como accidentes en las fábricas, desempleo masivo y
explotación de personas; en consecuencia, se desarrolló la idea de que el Estado debía ser la herramienta para resolver problemas colectivos complejos como éstos.
El socialismo y el Estado
El socialismo buscó la absorción de los medios de producción por parte del Estado, es decir, la socialización de los medios de producción. La finalidad era superar los sistemas económicos del capitalismo, en los que los medios de producción pertenecían a una clase privilegiada, a unas cuantas personas.
Federico Engels desarrolló la teoría materialista del Estado. Debido a los progresos logrados en los medios de producción, los granjeros acumularon excesos. Este superávit, un extra en la producción, permitió a estas sociedades agrarias pasar de
una economía de subsistencia a una economía de productos. A través del intercambio de

los medios de producción sean parte del patrimonio colectivo y sea el mismo pueblo quien los administre
este exceso los propietarios consiguen aumentar su propiedad cada vez más.
Muy pronto surgieron distintas clases de ciudadanos: los que poseían y controlaban los medios de producción y los que vivían del trabajo que ofrecían a los dueños que los vendían. En algún punto, los dueños de los mecanismos de producción utilizaron sus recursos para establecer una organización militar que les garantizara su posición privilegiada, y esto condujo al surgimiento del Estado.
Para Karl Marx, el estado no era más que una expresión de la lucha de clases de la que hablaba Engels, es decir, de de la lucha entre las clases privilegiadas y de las clases sociales con menos recursos. Marx concluyó que sólo una revolución de la
clase trabajadora a nivel global podría generar un Estado en el que no hubiera clases sociales. Vladimir Ilyich Ulyanov, alias Lenin (1870-1924), siguiendo los pasos de Marx, ideó una teoría de la Revolución a partir de los que consideraba “miembros más débiles” del capitalismo: la clase trabajadora. Lenin fue, el principal artífice de la Revolución Rusa de 1917, que buscó establecer la idea de una dictadura del proletariado (la clase obrera, que por lo regular no tiene propiedades o son muy limitadas, y necesariamente sobrevive con un salario y no por el rendimiento de un capital). La revolución del proletariado sería exitosa cuando el poder del estado fuera recuperado por los trabajadores. La construcción del estado socialista sería el
resultado de una administración y planeación de todas las necesidades de la sociedad.
Estado de derecho
La noción de derecho como parte integral del Estado, ha marcado a la mayoría de las naciones hoy en día, sobre todo en Europa y el continente americano. Bajo este tipo de Estado democrático, los derechos humanos, que son los derechos que tiene un ser humano por el simple hecho de existir y nadie ni nada se los puede quitar, fungen como base de toda la legalidad. La Organización de las Naciones Unidas ha determinado que estos derechos humanos deberán ser la base de todas las relaciones entre los pueblos y los individuos.
División de poderes en el Estado
Como ya vimos, John Locke fue uno de los primeros pensadores que postularon una idea del Estado con división de poderes. El objetivo de esta división era asegurar que el Estado no tuviera nunca demasiado poder, porque los distintos poderes mantendrían vigilancia los unos sobre los otros.
Para que esta separación de poderes sea verdaderamente efectiva, es necesario que exista una independencia real entre ellos. La separación de poderes sólo funciona cuando éstos tienen verdadera capacidad de intervención entre sí. Esto es lo que John Locke denominó como Checks and Balances. Bajo este sistema, cada unidad del gobierno está siempre pendiente de lo que hacen las otras, limitando así su poder.
División de poderes en México
En México, el gobierno federal está formado por tres poderes, llamados los Poderes de la Unión: el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial.
El Poder Ejecutivo corresponde a una persona: al presidente de la república, quien es electo cada sexenio, y quien no puede ser reelecto. Al ser electo, el presidente de la república escoge a los miembros de su gabinete y otros puestos gubernamentales. El gabinete está formado por 19 secretarios de Estado, así como el procurador general de la república. El presidente está encargado de ejecutar y llevar a cabo las leyes.
El Poder Legislativo está representado por el Congreso de la Unión, que, a su vez, está formado por dos partes: la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores. El Congreso tiene varias facultades federales, entre ellas establecer los impuestos
(como el IVA), así como aprobar leyes. La Cámara de Diputados está compuesta por representantes electos del estado, que se eligen cada tres años. De los 500 diputados totales, 200 de éstos se llaman diputados plurinominales. Los partidos a
los que estos diputados pertenecen dependen de la proporción de votos que cada partido haya obtenido en las elecciones. El resto de los diputados (los uninominales) son electos cada tres años. Por otra parte, el Senado se encarga de la política
exterior del país; Está integrado por 128 representantes, que provienen de los distintos estados de la república.
El Poder Judicial está formado por la Suprema Corte de Justicia, la cual se compone de 11 jueces, que son seleccionados por el presidente de la república, aunque para esto requiere la aprobación del Congreso. Cada uno de estos jueces tiene la
responsabilidad de interpretar la Constitución Mexicana. Además, el Tribunal Electoral es también parte del poder Judicial.
En equipo, realicen una pequeña investigación sobre las formas de participación ciudadana y cómo éstas fechas influyen en la organización del estado. Discutan en plenaria sus conclusiones.
Democracia
El primer paso hacia la construcción de la democracia se dio hace más de dos mil años. Esto pasó en la antigua Grecia, en la ciudad de Atenas. Los atenienses lucharon por años contra la nobleza que tenía poder, y finalmente, pudieron establecer un gobierno popular que otorgó poder de voto a todos los varones mayores de 20 años del estado ateniense. Se calcula que el número de ciudadanos en Atenas en ese entonces era de aproximadamente 45,000. Cuando era necesario tomar decisiones importantes, como las relacionadas con la guerra, por ejemplo, se necesitaba el acuerdo de al menos seis mil ciudadanos.
La democracia en el Mundo Moderno
Después de la caída del Imperio Romano, se desvaneció la idea de la democracia casi completamente. Sin embargo, en algunos países perduró la tradición germánica del Consejo Popular, a partir de la cual se construyó la idea del parlamento
moderno.
Un parlamento es un sistema de gobierno representativo, que generalmente consiste de dos cámaras de representantes elegidas por el voto ciudadano. Pero el elemento más importante para el desarrollo de la democracia en Europa después de la Edad Media fue la creación de la Cámara de los Comunes en Gran Bretaña, en el siglo XIII. Esta Cámara funcionó como un parlamento rudimentario: tenía muy pocos derechos y estaba casi totalmente subordinada al poder del monarca.
No fue sino hasta el siglo XVIII que la Revolución Inglesa posibilitó una Cámara que representara los intereses populares. Fue un documento, el Bill of Rights (Declaración de los derechos)el que dio inicio al parlamentarismo en Europa, en
1689. Entre sus disposiciones, el Bill of Rights concediió al Parlamento inmunidad frente a la monarquía. Así se crearon los primeros derechos del Parlamento moderno, y con éste surgió la primera democracia moderna.
En 1762, Jean-Jaques Rousseau hizo pública su idea de un contrato social; con esto, Volitare concibió la democracia igualitaria, que promueve la igualdad entre gobernantes y gobernados. En la monarquía, el rey o el monarca aseguran que tienen derecho al trono y al poder porque son moralmente superiores al pueblo que gobiernan.
La democracia, en nuestros días, es entendida como la igualdad de los ciudadanos en derechos y obligaciones; es decir, que la democracia contemporánea considera a todos los ciudadanos como iguales ante la ley, y merecedores de los mismos
derechos. La democracia actual invita a todos los ciudadanos a ser partícipes de las decisiones políticas, por ello, su expresión máxima es el voto universal.
El ejemplo del Parlamento inglés y la propagación de las filosofías democráticas hicieron a Estados Unidos, en 1787, el primer Estado democrático moderno. Estos procesos inspiraron la revolución francesa y llevaron a una gradual democratización
de otros países.

La transición de formas de gobierno aristocráticas y monárquicas en Europa comenzó el derecho al voto. Para el año 1950, se contaban en el mundo 22 estados de derecho democráticos, los cuales, otorgaban, entre otros, el derecho a votar por
sus ciudadanos, incluidas mujeres. Para el año 1999 existían ya 192 estados soberanos, de los cuales 85 se consideran democracias porque otorgaron libertades civiles y derechos políticos a todos sus ciudadanos.
La democracia, como sistema de gobierno, conlleva principios como la paz, la tolerancia, la pluralidad de ideas,
el poder y la verdad, entre otros principios, por lo que comprende una dimensión ética.
Posiblemente lo primero que pensamos cuando se habla de democracia es el poder del pueblo, es decir, la capacidad de los ciudadanos de elegir a sus gobernantes y, además, de que ellos mismos sean quienes establezcan los mecanismos o
candados suficientes para evaluar y controlar a los gobernantes.
En segundo lugar, la democracia supone que todos los miembros de la sociedad son capaces de dialogar y debatir a partir de argumentaciones y evidencias.
La democracia es un sistema político, como ya vimos, en el que la población tiene una importancia especial, tiene una función esencial y participativa. Una de las características típicas de la democracia son las elecciones. En un proceso de elecciones, la población, o un segmento de la misma, está encargado de elegir a los representantes gubernamentales, sobre quienes delegan las responsabilidades de dirigir al Estado en un cargo público. Otra característica de un sistema democrático es el respeto a la oposición política, así como respeto y protección de los derechos humanos.
La gran mayoría de los países democráticos son también repúblicas constitucionales. Son repúblicas, porque todos los asuntos del Estado conciernen al pueblo, es decir, son un “asunto público”, no privado. “Público” se origina del latín populos que significa “pueblo.”
Por eso, pagar un soborno a un policía, presidente municipal u otro funcionario público es un acto de corrupción, porque el interés es de una persona sobre las demás.
En una democracia, el pueblo es el poseedor soberano de los poderes del Estado. Es decir, es una soberanía pública, porque el pueblo implementa un sistema político para el pueblo mismo, casi siempre por medio de una Constitución.
Obstáculos de la democracia
Como ya se explicó, la democracia tiene algunos riesgos, como la corrupción y su degeneración en tiranía, pero además hay algunos otros obstáculos que, en lugar de favorecer la vida democrática de las personas, resultan poco éticos y dañinos, a
saber: ilegalidad, injusticia, crimen organizado, impunidad y represión social. Revisa brevemente cada uno de estos obstáculos.
Ilegalidad
Quizás has escuchado varias veces la palabra ilegalidad en expresiones como: «tráfico ilegal de personas», «dinero ilegal», «los ilegales en Estados Unidos», «el tráfico de drogas es ilegal», «copiar o vender un examen es ilegal», etcétera. Se habla de ilegalidad cuando algo no está dentro de la ley o es contrario a ésta.
La ley busca el bien general y su propósito es armonizar la vida de las personas en común. Se entiende la ley como una orden de la razón que busca el bienestar común y que es anunciada por quien es la autoridad. Una ley ética es aquella que busca el orden promoviendo el objetivo para el que fueron hechas todas las cosas y tiene como meta el bien común.
Desafortunadamente, la palabra ley ha sido interpretada como una imposición cuando en realidad es el factor necesario para la convivencia armónica de todos los ciudadanos en una sociedad; además, la ley, auténticamente, no surge como mero interés de grupo, pues cuando esto es así, dicha ley no es ética. La ley, por el contrario, surge de una observación profunda de la naturaleza y de las necesidades originales y auténticas de los seres humanos. Por ello, cuando un integrante de la sociedad viola las leyes y entra en el terreno de la ilegalidad, se aparta de la sociedad y del bienestar común.
Injusticia
Si bien es cierto que el término injusticia se utiliza generalmente para referirnos a la legalidad, la mala conducta o el abuso, también se refiere a la falta o ausencia de justicia, de equilibrio y bien común. La injusticia no se da sólo en la ley y en el
incumplimiento de ésta, sino en el día a día, cuando alguno de los valores, como el respeto, la verdad, el amor al prójimo, la solidaridad o la ética no se toman en cuenta y se dejan de lado.
La injusticia, y por ende su contraparte, la justicia, pueden ser consideradas de distinta manera según el sistema jurídico vigente en los distintos países. A veces, la mala justicia o injusticia y el abuso de ésta puede deberse a una falla o carencia en
el ordenamiento jurídico, lo que se denomina vacío legal.
Podemos afirmar que las injusticias se dan sobre todo por varios tipos de desigualdades que existen en las sociedades. Las desigualdades económicas, particularmente la brecha tan grande entre ricos y pobres en una sociedad, generan injusticia y disparidad de oportunidades y posibilidades. Las desigualdades sociales provocan marginación a los grupos que no son tomados en cuenta o son rechazados por las mayorías.
También las desigualdades políticas generan excepciones a la ley y beneficios ilegales para grupos poderosos o privilegiados. En consecuencia, la injusticia es un obstáculo para la democracia en el sentido de que daña su propio concepto. Como se mencionó previamente, la democracia supone la igualdad de derechos entre todos los ciudadanos.
En un Estado democrático, la injusticia debería ser impensable. Democracia y justicia deben ir de la mano. Si un Estado se dice democrático pero es injusto, entonces no es realmente democrático. Si un Estado se dice justo pero no es democrático, entonces no es auténticamente justo. Por ejemplo, puesto que ser racionales, sociales y políticos es parte de la esencia de todo ser humano, un Estado que prohíbe el voto o manipula los resultados electorales es un Estado injusto, pues daña lo que
por derecho corresponde a todo ciudadano libre, la elección de sus gobernantes.
Crimen organizado
También conocido como delincuencia organizada, es una actividad estructurada de un grupo de ciudadanos cuyo objetivo es cometer delitos que atentan contra la moral y la ética, como el secuestro, la amenaza, el asesinato, la trata (esclavitud)
de personas y el narcotráfico, por mencionar sólo algunos.
A través de estas acciones el crimen organizado desestabiliza al Estado y provoca terror en la población. Quienes se dedican a la delincuencia lo hacen desobedeciendo las normas de convivencia social, por ello se convierten en criminales, es decir, en personas excluidas de la sociedad y que no pueden gozar de los beneficios que la ésta ofrece. Por tal motivo, suelen rebelarse en contra del Estado y actúan de manera brutal para alcanzar sus fines: dinero y poder, que logran a través de medios ilegales, es decir, que están fuera de la ley, y dañan a la sociedad entera al pasar por encima de los derechos de las personas.
El daño más grande que causa la delincuencia organizada se encuentra precisamente en que se pasa por encima de la dignidad de la persona, lastimando sus derechos, provocando miedo y terror.
El Estado es el único con derecho a usar la fuerza, y sólo en algunos casos. De no ser así, el país sería una selva en donde se viviría la ley del más fuerte. La obligación primera y fundamental de todo Estado, para algunos incluso la razón de ser del mismo, es proteger y cuidar a sus ciudadanos. Si el Estado no logra mantener la seguridad de la población, se considera deficiente, ya que es incapaz de controlar la delincuencia y el crimen. En la medida que el Estado logre la seguridad de sus
ciudadanos, estará velando por la democracia y la justicia.
Para acabar con el crimen organizado no bastan las armas, es necesario crear una cultura de paz, justicia, tolerancia, transparencia y legalidad. La Ética juega un papel muy importante porque atiende el bienestar común de todos los seres humanos y promueve los valores y virtudes humanas de dignifican a todos. De lo anterior se desprende que el Estado tiene la obligación de actuar conforme a la Ética y promoverla en todos los niveles sociales.
Impunidad
La impunidad es la falta de castigo ante un crimen. Por ejemplo, si se comprueba que un delincuente es culpable y no es juzgado, se dice que resultó impune o libre de castigo.
La impunidad es un tema que está muy relacionado con la justicia. Puesto que el ser humano es libre, cada una de sus acciones está cargada de responsabilidad. Ante ello, cuando una persona roba o asesina está llamada a responder por esa acción, ya que lo hizo de manera pensada y consciente. A los animales no se les puede corregir, ni mucho menos exigir responsabilidad por sus acciones, porque no actúan de manera intencionada, a diferencia de las personas. Es por ello que la impunidad no sólo lastima el anhelo de justicia, sino que violenta la dignidad de la persona.
Cuando una persona o su familia sufre un daño o agresión, se enciende en ella el anhelo de justicia, es decir, que el agresor responda por su acción. Por eso las leyes son tan importantes, pero de nada sirven sin su aplicación. La impunidad lastima la dignidad de las personas y también a la sociedad. Un país que se dice justo pero con impunidad no es un país auténticamente justo. La justicia exige que los delitos no queden impunes.
Represión social
Las situaciones antes expuestas están cargadas de antivalores y también dañan los derechos universales de las personas. Quizás la práctica que está más identificada con la violación de los derechos humanos es la represión social. En este caso, las
acciones dirigidas desde el poder buscan limitar o castigar a los miembros de la sociedad afectando sus garantías individuales.
Es importante subrayar que el Estado no otorga derechos, pues las personas nacen con derechos exclusivos e intransferibles y el Estado debe reconocerlos y protegerlos. Además, los derechos humanos son inalienables, esto es, que no se pueden retirar a ninguna persona. Son propios de los seres humanos por el simpre hecho de serlo.
Algunos Estados han recurrido a prácticas que violentan los derechos humanos, como son el derecho a la vida, a un juicio justo, al trabajo, a la salud, a la educación, a la paz y a la felicidad. La represión social es una acción injusta de parte del Esta-
do que atenta contra derechos fundamentales de la persona, a saber: derecho a la libertad de conciencia, derecho a la libertad de expresión, derecho a la libertad de creencia y derecho a la libre elección.
Como se puede observar, la represión social está ligada principalmente a la libertad. La mayoría de las veces que acontece la represión social se debe a que el Estado pretende oprimir la libertad humana. Por ejemplo, en el año de 1968, en la Ciudad de México, miles de estudiantes salieron a las calles a reclamar sus derechos estudian tiles; la reacción del gobierno fue violenta, reprimiendo todo intento por defender un derecho humano como lo es la libre expresión y manifestación.
Finalmente, ante la represión social y el intento de parte del Estado por oprimir los derechos humanos, lo peor que puede hacer la sociedad es ignorar y ser indiferente ante los acontecimientos que denigran a la persona. Así se evita que ocurra lo que el poeta ruso Vladimir Maiakovski expresa en su poema y no decimos nada:
La primera noche ellos se acercan
y cogen una flor de nuestro jardín,
y no decimos nada.
La segunda noche, ya no se esconden,
pisan las flores, matan nuestro perro
y no decimos nada.
Hasta que un día,
el más frágil de ellos,
entra solo en nuestra casa,
nos roba la luna, y conociendo nuestro
miedo, nos arranca la voz de la garganta.
Y porque no dijimos nada,
ya no podemos decir nada.
Estado de derecho y legalidad
A diferencia de las dictaduras, en donde el dictador es quien rige todas las cosas según su voluntad, en un Estado de derecho las leyes están por encima de todos, incluso de quienes ostentan el poder, y todos se someten ellas. De tal manera que el
poder del Estado y la nación quedan sometidos a las leyes plasmadas en la Constitución. Así, un Estado de derecho es una organización política de vida social, sujeta a procedimientos regulados por la ley y su cumplimiento.
Un Estado puede tener muy buenas leyes, pero eso no es el punto crucial, sino que tales leyes puedan ser aplicadas. Aquí radica la tarea principal del Estado de derecho, que las leyes establecidas en la constitución de cada Estado sean aplicadas.
Ahora bien, las leyes deben aplicarse a todos los integrantes del Estado, sin excepción. Imagina que en tu escuela uno de tus compañeros es el hijo de la directora, es un estudiante como tú y decide realizar una travesura en el colegio. En un momento es sorprendido, pero al tratarse del hijo de la directora nadie hace nada, ignoran la travesura y él no recibe el castigo que
se merecería. Y peor aún, todos saben que si cualquier otro hubiera hecho lo mismo con seguridad sí lo habrían castigado. Del mismo modo, en la sociedad, las leyes deben aplicarse a cada uno de los ciudadanos sin excepción, proteger a todos sin importar su nivel, estado o condición. No sería justo que las leyes únicamente beneficiaran a los políticos o a los sindicalistas o a los empresarios.
Así, el Estado de derecho busca el bienestar común para fortalecer a toda la sociedad creando leyes, protegiendo a los ciudadanos pero, sobre todo, facilitando las condiciones para ejercer los derechos. Si el Estado logra este objetivo a
través de las leyes, entonces permite que cada ciudadano se desarrolle y realice totalmente, favoreciendo su dimensión material, intelectual, volitiva (de la voluntad) y afectiva. El fin último del Estado de derecho es la justicia, pues a través de ella favorece la dignidad de las personas.
Derecho a la vida, a la propiedad y a la libertad
Los derechos aquí enunciados son algunos de los derechos humanos fundamentales. ¿Te imaginas un mundo en el que los derechos a la vida, a la propiedad y a la libertad sean atacados y anulados? En un ejercicio de imaginación seguro llegarás
a la conclusión de que un mundo así sería injusto, ya que prevalecería la ley del más fuerte y por lo tanto, habría conflictos y peleas constantes, caos por doquier y, con toda seguridad, la destrucción de la sociedad.
Ahora bien, lo más valioso que tiene una persona es la vida, dado que a partir de este principio es posible desarrollar sus
capacidades y habilidades, lograr sus aspiraciones, obtener metas y disfrutar lo que su existencia le ofrece. En consecuencia, los demás derechos humanos suponen un ser humano vivo y, por tanto, el mayor daño hacia la persona es privarle de la vida o atentar contra su salud física, mental o emocional.
Ante el derecho de que tu vida sea respetada, está el deber de cuidar de ella en cualquiera de sus expresiones, por ejemplo, cuidando tu salud, evitando el maltrato o descuido personal. Esto incluye alejarse de las conductas de alto riesgo que ponen en peligro tu salud, como algunas que actualmente se observan en los jóvenes e incluyen autoagresiones físicas y mentales, consumo de sustancias tóxicas, malos hábitos de alimentación, ente otras. Dichas prácticas van deteriorando al individuo y también son formas de atentar contra el derecho a la vida. Por otro lado, también se atenta contra este derecho en función de los demás en situaciones como el bullying, el cual daña física, verbal o emocionalmente a otra persona.

En ocasiones se escuchan noticias de asesinatos o violaciones y la gente se deja llevar por la ira, al grado de pensar que los victimarios no debieran tener derechos. Pero ellos también gozan de derechos porque, a pesar de sus acciones, no dejan de ser personas. Si un asesino comete un crimen se le deben reconocer y proteger sus derechos, aunque él no haya respetado esos mismos derechos con los demás. Es necesario tener cuidado porque hay quienes se atreven a firmar que los derechos humanos son para defender a los delincuentes y no es así.
De la misma forma que tienes derecho a estar vivo, también tienes derecho a buscar los medios para sobrevivir, de esto se deriva el derecho a la propiedad, que incluye los satisfactores para tus necesidades de alimentación, vivienda, estudio, descanso, entre otros. Llevar tu almuerzo para el receso en la escuela es necesario para tu alimentación diaria, si algún compañero lo toma está atentando contra tu derecho a la propiedad.
¿Qué son los derechos humanos? Son aquellas garantías o privilegios que posee la persona por el simple hecho de serlo. Estos derechos no dependen de nada ni de nadie, es decir, no dependen del Estado ni del gobierno, tampoco dependen de la clase social o del color de piel.
La idea de los derechos humanos está estrechamente conectada con la idea del humanismo, que es un tipo de filosofía que se preocupa por el valor e importancia de los seres humanos como tales. El otro ingrediente importante que fue necesario para el desarrollo de los derechos humanos fue el nacimiento de la idea del derecho natural durante la Ilustración.
Humanismo e Ilustración
La existencia de los derechos humanos es reconocida hoy en día por casi todos los Estados del mundo. La universalidad es un punto de partida común y fundamento de debates políticos. «Universal» quiere decir que estos derechos aplican (es decir,
son válidos) para todos los hombres en todas las circunstancias, esto es, aplican para todas las personas, independientemente de si pertenecen a algún Estado o no.
Los derechos humanos funcionan comúnmente para proteger a los ciudadanos contra posibles abusos por parte del Estado, que atenten contra la libertad de los ciudadanos.
Los derechos humanos en la Ilustración
Jean-Jacques Rousseau fue uno de los primeros que habló directamente de derechos humanos. Para Rousseau la libertad era una de las cualidades fundamentales del ser humano. Los hombres, dice Rousseau, son por naturaleza libres e iguales, y por eso deben permanecer así también en el Estado. De hecho, para este autor, el hombre sólo es verdaderamente libre dentro del Estado; en la naturaleza, como tiene libertad ilimitada, llegará a ser dominado por su egoísmo. Sólo como animal de costumbres sociales el hombre es libre para comportarse dentro de un sistema de leyes. El derecho a la libertad es universal e inalienable (que no se puede quitar), porque es la base del Estado; sin éste sería impensable el Estado.
Así, Rousseau veía al derecho como una condición necesaria para la existencia del Estado. Para finales del siglo XVIII, varios Estados (principalmente Francia) empezaron a redactar las primeras declaraciones de los derechos del hombre. En 1789, se firmó en Francia la Declaración de los Derechos del Hombre y los Ciudadanos, seguida por la Declaración de los Derechos de
la Mujer y la Ciudadana en 1791. El siguiente es un fragmento de la primera:
- Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789). «Los representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea Nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el menosprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de las calamidades públicas y de la corrupción de los gobiernos, han resuelto exponer, en una declaración solemne, los derechos naturales, exclusivos y sagrados del hombre, a fin de que esta declaración, constantemente presente para todos los miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y sus deberes».
También en Estados Unidos se firmó la Declaración de los Derechos como parte de la Constitución después de que declararon su independencia. Puedes leer aquí su enunciación más conocida:
- Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América (1776).«Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados de ciertos derechos exclusivos; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad».
Derechos humanos en la actualidad: Declaración Universal de los Derechos Humanos
Aunque la Constitución de Estados Unidos y la Declaración de los Derechos de los Ciudadanos en Francia trazaron el camino hacia los derechos humanos universales, no fue sino hasta 1948 que se creó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que fue creada por los miembros de la Organización de las Naciones Unidas. Esta declaración surgió como reacción directa a los terribles acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, en la que el no-reconocimiento de los derechos
de los humanos llevó a actos barbáricos en los que murieron millones de personas. Así, en 1946 se creó la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU.
El propósito de tener una Declaración Universal de los Derechos Humanos es tener un reconocimiento de los derechos fundamentales de las personas que vaya más allá de los límites de los Estados. El documento consta de un listado de 30 artículos.
A continuación puedes leer y reflexionar sobre los tres primeros:
Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948).
Artículo 1: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros».
Artículo 2: «Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, legal o internacional del país o territorio de cuyo gobierno dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración administradora, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía».
Artículo 3: «Todo individuo tiene derecho a la vida, la libertad y a la seguridad de su persona».
Es indispensable que sepas que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece, en su Artículo 1, la importancia de la defensa de los derechos humanos:
«En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia. Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos en los términos que establezca la ley».
Gracias a estas declaraciones se ha fortalecido paulatinamente la percepción y aceptación de que todos los seres humanos son personas con dignidad, y ésta es la principal razón de su existencia.
Fuente: Secretaría de Educación Pública. (2015). Ética y valores I. Ciudad de México.
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