Revolución científica
Entre los siglos XVI y XVIII, las ciencias como la astronomía, la física y la fisiología, habían generado conocimientos y procedimientos propios, suficientemente diferentes de la filosofía de su época que se consolidaron como campos independientes del resto del conjunto de conocimientos. Posteriormente lo hicieron la química y la biología.

Durante la Edad Media, periodo histórico que abarca desde el siglo IX hasta el siglo XV, el cristianismo dominó en todos los ámbitos de la sociedad europea. En esa época todo conocimiento, hipótesis o teoría propuesta por los pensadores estaban dentro del ámbito de la religión católica. Desde el conocimiento empírico sobre malestares y herbolaria hasta las representaciones de la configuración y naturaleza de los astros.
Fue en este ámbito, el de la astronomía, que se dieron las primeras diferencias entre la visión de la iglesia y las propuestas científicas. La concepción que se tenía del universo provenía de Anaximandro de Mileto desde el año 600 a.C. y fue reafirmada por Ptolomeo en el siglo II. Se conoce como teoría geocéntrica, y postulaba que las estrellas, los planetas y el sol giraban alrededor de la tierra. Esta idea era aceptada y defendida por la Iglesia católica durante aquella época.
En aquel entonces, la importancia de tener un buen calendario radicaba principalmente en dos cosas: calcular adecuadamente los ciclos climáticos naturales (las estaciones), por su relación con la producción de alimentos, y contar con una regularidad precisa de las fiestas litúrgicas.
Copérnico retomó una idea que ya habían propuesto los griegos del pasado remoto como los pitagóricos y Aristarco de Samos en el siglo III a.C. conocido como heliocentrismo, que postula al Sol como centro del universo y los demás cuerpos ce- lestes girando alrededor de él. A pesar de que Copérnico tenía firmes convenciones religiosas, en1contró que la única manera de hacer un calendario más preciso era con un modelo heliocéntrico matemático, basado en la trigonometría, donde la Tierra daba una vuelta al día sobre su propio eje y una vuelta al sol al cabo de un año.
La propuesta de Copérnico generó incredulidad e inquietud especialmente porque contradecía dos cosas: la autoridad de la iglesia y el sentido común, pues este último parece señalar que el Sol es el que se mueve y que la Tierra está quieta.
A pesar de esta situación nadie le dio demasiada importancia en aquel entonces, lo trataron como un ingenioso truco matemático. Copérnico no contaba con instrumentos de medición u observación que le permitieran mostrar evidencia empírica que apoyara su teoría.
Tiempo después, a finales del siglo XVI, Johanes Kepler realizó observaciones del movimiento de los planetas que concordaban con la teoría heliocéntrica de Copérnico, pero se ajustaban mejor aun suponiendo que las órbitas de los planetas no eran redondas sino elípticas.
En la misma época, un amigo de Kepler, Galilei, realizó observaciones astronómicas que contribuyeron a adoptar la tesis de Copérnico. Descubrió con ayuda de un telescopio, que Júpiter tenía cuatro satélites como la Tierra tiene a la Luna, además, se dio cuenta de que giraban en torno a ese planeta. Este hallazgo contradecía la idea de que todos los cuerpos celestes giraban en torno a nuestro planeta.
También observó que la superficie de la luna no es plana y observó por primera vez teoría de Copérnico. Esta declaración hizo que la Inquisición lo llevara a juicio, donde lo obligaron a retractarse.
La influencia de Galileo en el surgimiento de una nueva concepción del mundo y de la ciencia fue muy grande. La postura aristotélica que sostenía la iglesia católica, consideraba que el estudio de la naturaleza debía regirse por los siguientes supuestos: todos los objetos tienen propiedades (color, olor, calidad, composición, valor, entre otros) que determinan los cambios que sufren en el tiempo y el espacio y que estos cambios responden a una finalidad.
A diferencia de esta visión, Galileo propuso que única- mente se deben considerar las propiedades medibles de los objetos para comprender sus cambios, además de negar la utilidad de suponer y buscar la finalidad de los cambios de los objetos.
Propuso en cambio, que se asumiera a la naturaleza como una gran máquina de reloj, donde cada movimiento de las manecillas se explica por el cambio y movimiento de las piezas del mecanismo. Para entenderlo, no es necesario suponer ninguna finalidad, basta con conocer cómo están concatenadas las piezas, cada cuándo giran, etcétera.
Galileo Galilei Galileo también argumentó que estas regularidades, que llamaba leyes naturales, tendrían que ser similares para los cuerpos dentro y fuera de la Tierra. Su supuesto era que todo el universo físico debería responder a una misma lógica: la de los cambios mecánicos de la naturaleza y estos cambios, incluidos obviamente los movimientos de los cuerpos, pueden explicarse en términos matemáticos, como lo habían hecho Copérnico y Kepler.
En este sentido, las leyes son universales y permanecen verdaderas a lo largo del tiempo. Además, se pueden conocer con la observación, la experimentación y su expresión matemática permitiendo hacer predicciones precisas que podrán someterse a prueba mediante otras observaciones y experimentos.
Esta noción del mundo, concebido como una máquina regida por leyes expresadas matemáticamente, se le denomina mecanicismo y se considera como la base de la ciencia moderna.
Esta revolución de pensamiento se extendió a otros campos durante todo el siglo XVII, época en la que sucedieron muchos descubrimientos y surgieron múltiples inventos. Durante este siglo se estableció una relación entre conocimientos científicos y técnica, que de acuerdo con distintos historiadores, fomentó entre otras cosas, lo que se conoce como Revolución industrial.
Se suele aceptar que le exponente más sofisticado de la Revolución científica es Isaac Newton, quien a finales del siglo XVII logró lo que Galileo había soñado: elaboró un conjunto de leyes expresadas matemáticamente, que explicaban los movimientos de los cuerpos, tanto celestes como terrestres: la teoría de la gravitación universal.
El principal papel de la llamada Revolución científica fue que dio una nueva identidad a la ciencia a través del mecanicismo, alejando con ello, la tradición eclesiástica como principal guía de las investigaciones sobre la naturaleza y los seres humanos.
Ciencia y Revolución industrial
Los historiadores nombraron Revolución industrial a una serie de cambios ocurridos entre mediados del siglo XVIII y mediados del siglo XIX para referirse a un proceso de transformación que resultó en la consolidación de una economía basada en la producción de bienes en fábricas. En ellas, se empezaron a utilizar máquinas para realizar tareas que antes sólo realizaban las personas.
Esta transformación inició en Inglaterra y se fue extendiendo a lo largo de Europa y lo que ahora es Estados Unidos de Norteamérica durante los siguientes dos siglos. De acuerdo con Kuntz, S.F., Girola, L., y Riguzzi, P.(2006) la Revolución industrial fue el resultado de los siguientes factores:

Además de ello, los autores señalan que fue necesario que se acumularan conocimientos científicos que culminaron en inventos útiles para la producción, que dieron por resultado innovaciones técnicas. Por estas razones, se dice que la Revolución industrial inició una relación entre conocimiento científico y transformación tecnológica.
Kuntz, S.F., et., al., (2006) señalan que estos cambios dieron origen al crecimiento económico moderno basado en el desarrollo de la producción. Este fenómeno llamó la atención de más de un pensador que decidió intentar explicarlo y entenderlo, como el caso de Adam Smith, que abordaremos más adelante.
Si bien, al inicio los cambios generados parecían benéficos para todos, la sociedad industrial no produjo beneficios sociales para todos. De hecho, varias generaciones de trabajadores padecieron dificultades para sobrevivir.
Sus jornadas laborales eran muy largas, participaban adultos y niños con muy pocas o ninguna medida de protección, y recibían salarios extremadamente bajos. Estas condiciones también fueron dignas de atención de muchos pensadores de aquel entonces, que consideraron necesario investigar, por qué el llamado progreso económico generaba padecimiento a un sector de la sociedad, y si era posible que fuera de otra manera.
De pronto, el cómo se conformaban las clases sociales se convirtió en un objeto de interés, que daría pie al desarrollo de algunas ciencias sociales; lo mismo sucedió con el fenómeno de la distribución de la riqueza o el planteamiento de la posibilidad de que existieran leyes naturales que explicaran el comportamiento social.
En lo que resta del bloque abordarás algunos de estos personajes históricos y otros acontecimientos que dieron origen a las ciencias sociales.
Ilustración
La Ilustración fue un movimiento social y cultural que fomentó el avance social y la divulgación de la ciencia. Defendió que se cultivara la razón humana como fuente de poder, y que el conocimiento estuviera al alcance de los ciudadanos. Los pensadores de la ilustración daban mucha importancia a los acontecimientos y a su observación. No obstante, su objetivo era la crítica a la situación social de su tiempo y la argumentación sobre cómo debía de ser su sociedad.
Puesto que sus reflexiones giraban en torno del deber ser, se puede decir que su pensamiento era más filosófico que científico. Sus principales representantes son franceses, como Rousseau, Voltaire y Montesquieu, aunque también Inglaterra aportó grandes pensadores como Adam Smith, John Locke o David Hume.
A continuación revisaremos algunas ideas de los autores ilustrados con el objetivo de tener una idea de su impacto.
Jean Jacob Rousseau nació en Ginebra, Suiza en 1712. Su obra más conocida es (O &RQWUDWR 6RFLDO, en la que argu- menta que la libertad es un derecho de los seres humanos, contradiciendo una costumbre de su época, que permitía la esclavitud. El autor defendía que todos los seres humanos deberían estar en condiciones de decidir sobre su destino y procurar su bienestar como resultado de su trabajo.
Rousseau propuso que el fundamento del poder político debía recaer en lo que llamaba la voluntad general, con lo que defiende e impulsa la participación del pueblo en las decisiones del Estado. Por ello se le considera uno de los precursores de la ciencia política y de la sociología.
Francois Marie Arouet, mejor conocido por el seudónimo de Voltaire, nació en París en 1694. Defendió la libertad de expresión y la tolerancia religiosa porque consideraba que forman parte de la esencia de la naturaleza humana.
En más de una ocasión fue aprisionado porque sus ideas desagradaban al Rey, al grado de ser desterrado a Inglaterra. Su obra más divulgada se llama cartas filosóficas, donde construyó una fuerte defensa de la tolerancia y la libertad ideológica, basándose en el pensamiento de John Locke.
John Locke nació en Inglaterra en 1632, fue médico y filósofo. Dedicó gran parte de su trabajo al papel que debería desempeñar la sociedad civil en el gobierno, así como los objetivos y límites del poder político del Estado. John Locke es considerado por muchos el fundador del liberalismo moderno.
Propuso que la propiedad, la vida, la libertad y la felicidad, son derechos naturales de los hombres. El que sean derechos naturales significaba para el autor que son previos a la constitución de cualquier sociedad.
Para Locke, la principal función del Estado es proteger estos derechos y el resto de las libertades individuales de los ciudadanos.
Aunque no se pueda afirmar que estas ideas tenían el carácter de científicas, durante este periodo se pueden identificar algunos esfuerzos que ya tenían es intención. Por ejemplo, Charles Louis de Secondat, también conocido como el Barón de Montesquieu, publicó de manera anónima en 1748 un libro llamado El Espíritu de las Leyes. Argumentó, entre otras cosas, que las regularidades del comportamiento de la sociedad no tienen la regularidad tan contundente que tienen las leyes naturales, porque intervienen los seres humanos, que tienen limitaciones y además son propensos al error.
Sin embargo creía que se pueden descubrir regularidades en el comportamiento de la sociedad mediante una observación cuidadosa para utilizarlas y prever el curso probable del desenvolvimiento social.
Montesquieu dedicó mucho esfuerzo a la observación sistemática de las instituciones de diversos pueblos y concluyó que todos los acontecimientos de la sociedad son resultado de alguna causa general. Propuso que el poder se dividiera en tres ramas: un legislativo y dos ejecutivos. Esta idea de dividir el poder es un esfuerzo por abatir el abuso de los señores feudales, reyes y el clero de su época.
También representó una manera de fomentar mayor igualdad entre las personas. La propuesta de Montesquieu dio origen a la división de poderes que actualmente existe en nuestro país: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
También surgieron trabajos en otras áreas del conocimiento; los monarcas de la época solían contratar los servicios de matemáticos y otros expertos para que los ayudaran a resolver problemas de la administración, como el cobro de impuestos, el registro de la población y de las riquezas de sus territorios. Con estas acciones fomentaron el surgimiento de la demografía, de la economía y de la estadística.
Diversos estudios económicos surgieron a finales del siglo XVIII, como la economía política, que estudiaba el origen de la riqueza o los factores que contribuyen al desarrollo de los pueblos, entre otros fenómenos económicos que intentaba explicar de manera sistemática.
Un ejemplo de ello es la obra de Adam Smith: Investigaciones sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, publicada en 1776. Este libro es básicamente un estudio sobre cómo se origina la riqueza. El tema en sí, no representaba algo nuevo, pues ya otros autores habían elaborado explicaciones sobre ello, por ejemplo, los mercantilistas argumentaban que la riqueza de un país se genera al tener un nivel de exportaciones superior al de importaciones.
Esto es, que un país debería vender a otros países más de lo que les compra, y esto se traduciría en metales preciosos acumulados por el Estado, a lo que llamaron capital. Para lograrlo, los pensadores mercantilistas defendían que el gobierno debía proteger la producción interna del país cobrando mayores impuestos a los productos extranjeros y estimulando la exportación de productos a otros países.
Por su parte, Adam Smith argumentó que la riqueza se origina con el trabajo de los individuos. Con ello quería decir que el trabajo incrementa la riqueza porque incrementa la destreza de la fuerza de trabajo, con lo que se ahorra tiempo y se abre paso al uso de máquinas. Además, sostenía que la libertad dentro de una sociedad conduciría a la máxima riqueza posible.
Consideraba que la búsqueda de los individuos de satisfacer los intereses propios se limita por el interés en el prójimo y esta balanza llevaría a un beneficio general, pero es importante señalar que el autor no se refiere a un interés en el otro basado en el altruismo. Los productores persiguen máximo beneficio pero para lograrlo, es necesario que produzcan lo que la comunidad requiere.
También se requiere producir la cantidad adecuada porque el exceso conduce a un precio bajo, por el contrario, una cantidad pequeña lleva a un precio alto. Lo que Adam Smith propuso, es que el Estado no debería regular las operaciones del comercio como lo hacían en función de las teorías mercantilistas, porque el equilibrio se lograría por el actuar libre de los individuos que conforman la sociedad.
Los trabajos de autores como Montesquieu y Adam Smith, entre muchos otros, son el reflejo de los esfuerzos por sistematizar el estudio de problemas por ahora abordan las llamadas Ciencias sociales.
Racionalismo
Se conoce como racionalismo a la corriente filosófica desarrollada principalmente durante el siglo XVII, cuyas ideas se desarrollaron como un contrapeso al iluminismo. Así fue nombrado a la tendencia a identificar como principal fuente de conocimiento verdadero las revelaciones divinas; concepto que sintetiza las nociones de fe y misticismo.
El racionalismo, por el contrario, defendió la postura de que la razón debía ser la principal herramienta para llegar al conocimiento, para aceptar ideas después de haberlas analizado y criticado, sustituyendo con ello a la autoridad eclesiástica.
Existen varios autores asociados a esta corriente de pensamiento como son Blaise Pascal, Gottfried Leibniz y René Descartes. Las principales contribuciones de Pascal se centran en la probabilidad; además, formuló de manera explícita la demostración del principio de inducción matemática.
Leibniz, filósofo, lógico, matemático, jurista y bibliotecario alemán, inventó el cálculo infinitesimal de manera independiente a Newton (el afamado físico desarrolló por su cuenta una versión del cálculo), también generó el sistema binario, en el que actualmente se basan los lenguajes computacionales, entre otras muchas cosas.
Nos centraremos en René Descartes por dos razones; la primera es que este pensador francés reconstruyó y enunció el mecanicismo desarrollado durante la revolución científica por Galileo. La segunda razón es que los empiristas, cuyos principales exponentes son los filósofos de la ilustración, centraron sus argumentos contra una de las tesis formuladas por Descartes.
Como la mayoría de los filósofos racionalistas, Descartes, cuestionó la autoridad de la Iglesia al menos en el ámbito del conocimiento. Su rechazo lo llevó a replantear una manera de aceptar alguna idea como verdadera que no condujera a errores y que sirviera para reconstruir el conocimiento científico.
A grandes rasgos propuso que la ciencia debía basarse en el conocimiento formal (el de la razón) debido a que la percepción de los fenómenos es engañosa, por lo tanto, el fundamento de las ciencias no puede reposar en algo inseguro. Como vis- te en el bloque I, el conocimiento formal es básicamente el que dan la lógica y las matemáticas.
Se puede afirmar que el racionalismo abrió camino a las ciencias sociales porque abrió paso a una discusión de la naturaleza humana distanciada del misticismo.
Empirismo
A diferencia del racionalismo, los empiristas argumentaban que la ciencia debería basarse en el conocimiento empírico. La disputa entre empiristas y racionalistas se dio en torno a la existencia de ideas innatas. Los racionalistas argumentaban que si las abstracciones matemáticas no tienen un correlato en el mundo natural pero sí podemos representarlas, quiere decir que no requieren del conocimiento empírico para su desarrollo y su origen debe ser innato.
Por su parte, los empiristas, en especial John Locke, el mismo autor que escribió sobre la tolerancia, argumentaba que si las ideas matemáticas son innatas, entonces los niños y las personas que han nacido con algún problema mental, también las tendrían, lo que según el filósofo era falso.
Las propuestas de John Locke sobre el origen del conocimiento de encuentran en su obra llamada ensayo sobre el entendimiento humano. Analiza que si bien las matemáticas y lógica son fundamentales para el desarrollo de las ciencias, finalmente lo que nos pone en contacto con el mundo, es la experiencia, es decir, la observación de los fenómenos y la experimentación con la realidad tal como la percibimos.
Por ejemplo, siguiendo Locke, en el caso del modelo heliocéntrico reformado por Kepler (con las orbitas elípticas y no circulares) reconocería el papel que tuvieron las matemáticas para llegar a esa teoría, pero pone más importancia a las observaciones del movimiento de los planetas que llevaron a modificar el modelo de Copérnico.
Por este motivo, el empirismo propone que el punto de partida para la construcción de las ciencias deben ser los sucesos, acontecimientos y hechos que observamos y no los esquemas matemáticos. Esto significa que el empirismo considera a la experiencia como fundamento de todo nuestro conocimiento.
Revolución francesa
Una visión compartida por muchos historiadores es que las condiciones generadas por la Revolución industrial y las transformaciones ideológicas originadas durante la Ilustración contribuyeron al desarrollo de la Revolución francesa, si bien algunos autores la ligan mucho más con la Ilustración. De acuerdo con Gómez Navas, L. y Gómez Navas, R. (2011), la Revolución francesa inició en 1798 como un movimiento contra las injusticias de la clase adinerada contra el pueblo francés, pues estaban en condiciones de pobreza muy graves. En aquel entonces, Francia era el país europeo con mayor número de pobres.
Las tensiones en la sociedad francesa se pronunciaron en parte, por crisis agrícolas que afectaron fuertemente a un gran porcentaje de la población y también por la resistencia de la monarquía para aceptar la participación en la toma de decisiones del amplio grupo social que no pertenecía ni a la nobleza ni al clero.
Esta revolución puso en el eje de la discusión los derechos con los que nacen las personas y fue un movimiento social que tomaron como ejemplo otros países como los Estados Unidos, que si bien tuvieron su movimiento de independen- cia antes de la Revolución francesa, tomaron muchas ideas de ésta para llevarla a cabo. También se considera como un detonador ideológico de la independencia de las colonias españolas como la Nueva España.
Después de la Revolución francesa sobrevino una época que se llamó el Terror. A grandes rasgos, lo que sucedió fue que en la búsqueda de un mejor gobierno y mejores condiciones para todos se llegó a forjar otro gobierno autoritario.
La Revolución francesa junto con los fuertes cambios políticos, sociales y culturales asociados a ésta, fortalecieron la necesidad de entender las causas de lo que ocurría en el ámbito social.
Otro de los papeles importantes de este movimiento en el surgimiento de las ciencias sociales, es la interpretación que se hizo de sus resultados. Los ideales de la Ilustración, inspiraron a algunos personajes históricos a organizar una revolución armada para derrocar a un gobierno e instaurar uno diferente. Se suponía que las condiciones de vida mejorarían, sin embargo, no fue ese el sentir de las generaciones posteriores al movimiento.
Entre los pensadores más significativos de una visión pesimista de los resultados de la revolución fue Augusto Comte, considerado como el fundador de la sociología y divulgador de una corriente de pensamiento llamada positivismo.
Positivismo
El término positivismo se utiliza de diferentes maneras, pero principalmente se refiere a la búsqueda de las “leyes invariables” del mundo natural, como la ley de gravitación universal. Augusto Comte, pensador francés nacido en 1798, también utilizó el término para referirse a una postura opuesta al negativismo que, según su visión, imperaba en la sociedad de su tiempo. Con esto se refería a lo que él consideraba desorden, caos moral y político que se vivía en Francia y toda Europa Occidental, a raíz de la Revolución Francesa (Ritzer, G. 2011).
Entre las características que Comte identificaba como síntomas de ese mal estaba la corrupción, la incompetencia de los líderes políticos y una “anarquía intelectual”. Así, el objetivo de la filosofía positiva sería contrarrestar la filosofía negativa y los síntomas que acarreaba. La propuesta de Comte fue hacer una ciencia cuyo objeto de estudio fuera la sociedad, para poder así, entender sus fenómenos, evitar sucesos indeseados y programar científicamente el desarrollo de la misma.
Para este pensador la ciencia de la sociedad se debía construir con investigación empírica guiada por una rigurosa teorización. Comte acuñó el término sociología y con él quería expresar la idea de que ésta sería “la física social”. Para lograrla pro- puso tres métodos sociológicos básicos.
De acuerdo con Ritzer (2011) son los siguientes:


En 1842 se publicó la obra de Augusto Comte llamada Curso de filosofía positiva, desde entonces, las ciencias sociales han pasado por muchas discusiones sobre cuál debería ser su método y qué importancia deberían darle a las matemáticas en su construcción. No hay una sola respuesta ni postura ante estas preguntas. De hecho, muchas de las ciencias sociales, han ido desarrollando sus métodos y utilizando el conocimiento formal de acuerdo a los problemas que abordan y al predominio de grupos de pensadores en diferentes épocas.
En el bloque III abordarás con más detalle los problemas y preguntas de diversas ciencias sociales. Podrás darte cuenta que lo más común entre todas ellas es la diversidad de puntos de vista que pueden ofrecer, incluso sobre un mismo tema. En el bloque IV podrás apreciar detalladamente cómo se construye el conocimiento social con cuatro ejemplos.
Fuente: Secretaría de Educación Pública. (2015). Introducción a las ciencias sociales. Ciudad de México.
Categorías:Introducción a las ciencias sociales, Preparatoria