Historia de México

La vida en México durante el Virreinato

Organización política de la Nueva España

La Conquista hizo desaparecer la mayoría de las leyes e instituciones indígenas e impulsó su centralización desde la Corona Española.

En 1523, durante la primera etapa de la organización política, el Rey Carlos V, nombró a Hernán Cortés gobernador y capitán general de la Nueva España. Cortés estableció ayuntamientos o cabildos como una forma de gobierno para los españoles, y conservó a los gobernadores indígenas para la población nativa de la Nueva España. Los Cabildos fueron la primera forma de
gobierno civil, local o popular. Su finalidad era administrar las ciudades o villas.

En 1524, Cortés partió a Las Hibueras, como entonces se llamaba a Honduras, convencido de que en América Central había un estrecho que facilitaría la comunicación con Europa.

En su ausencia, aumentaron las disputas entre encomenderos y funcionarios de la hacienda. El rey nombró entonces una Audiencia, encabezada por Nuño Beltrán de Guzmán.

La Audiencia era un cuerpo colegiado que, a nombre del monarca, ejercía su autoridad en materia administrativa, legislativa y judicial. La primera Audiencia (1529-1531) cometió muchas injusticias, mismas que fueron denunciadas por Fray Juan de Zumárraga.

Para terminar con los abusos, el Rey decidió establecer el modelo de Virreinato, pero mientras el primer virrey llegaba al nuevo continente, se nombró en 1531 una segunda Audiencia, encabezada por Sebastián Ramírez de Fuenleal.

Esta Segunda Audiencia estableció las bases sobre las cuales se asentaría el régimen virreinal, estaba integrada por religiosos y letrados, entre quienes destacó el obispo Vasco de Quiroga.

En 1535 llegó a la Nueva España Don Antonio de Mendoza, primer Virrey, quien además tenía los cargos de Gobernador General, Capitán General, Presidente de la Real Audiencia, Superintendente de la Real Hacienda y Vicepatrono de la Iglesia.

En un principio, la Corona Española no consideró a los territorios de América como colonias sino como parte integrante del reino español, esta situación cambió a partir del año 1700.

Los reyes pensaron gobernar con las leyes e instituciones de Castilla pero las necesidades, características y circunstancias los obligaron a modificarlas para organizar este enorme territorio que comprendía parte de lo que hoy es Estados Unidos, México y Centroamérica.

Aunque se diseñaron instituciones propias de estos territorios como las Leyes y un Consejo de Indias, que integraron aquellas costumbres indígenas que no se oponían a las leyes de Castilla, prácticamente todas las decisiones se tomaban en España y beneficiaban a los españoles, pese a que los indígenas, mestizos y criollos se fueron convirtiendo en mayoría.

La suerte de Nueva España estaba condicionada a lo que sucedía en Europa y en la propia España. A lo largo de casi tres siglos, gobernaron el Imperio Español dos familias reales: la Casa de los Habsburgo y la Casa de los Borbones. Los cambios en las casas reinantes influyeron en los asuntos públicos, la economía y la organización social en sus asuntos públicos.

A los indígenas se les obligó a vivir en sus comunidades, que adquirieron el rango de pueblos o repúblicas de indias. Estos fueron construidos de acuerdo a la tradición española, con una plaza central (zócalo), una iglesia y las principales calles en forma cuadricular. Estos pueblos fueron gobernados por alcaldes y vigilados por encomenderos (españoles beneficiarios de la Corona), frailes y funcionarios menores.

Otra de las instituciones españolas que se implantó en la Nueva España fue el Tribunal del Santo Oficio o Inquisición, establecido por el rey Felipe II en 1570 y tenía como objetivo evitar la expansión de ideas contrarias a la religión católica. Los indígenas no podían ser sancionados por la Inquisición. Esta institución fue eliminada por las Cortes de Cádiz el 12 de febrero de 1813.

De acuerdo con Oscar Cruz (2012), el sistema gubernativo en la Nueva España estaba formado de la siguiente manera:

Órganos Metropolitanos (con sede en España)

  • El Rey: máxima autoridad.
  • Consejo de Indias: órgano asesor del Rey.
  • Casa de Contratación de Sevilla: su responsabilidad es regular el comercio entre España y los territorios del nuevo continente.
  • Órganos Locales: con sede en la Nueva España.
  • Virrey: era el representante del rey en la Nueva España. Indicaba las reglas generales del gobierno.
  • Real Audiencia: órgano integrado por varios magistrados, era responsable de redactar ordenanzas (reglamentos).
  • Tribunales especializados.
  • Gobernadores: designados por el Rey.
  • Corregidores y alcaldes mayores: que gobernaban territorios particulares.
  • Cabildos españoles y de indios: los municipios se gobernaban –y hasta la fecha lo hacen- por un cuerpo colegiado llamado Ayuntamiento o Cabildo, compuesto por alcaldes, regidores y síndicos. El Ayuntamiento no era una autoridad nombrada por el Rey sino que era representativa de los colonos o vecinos de la localidad.
Virreinatos y provincias españolas en América hacia 1800. En rosa el Virreinato de la Nueva España, en verde el de la Nueva Granada, en naranja el del Perú y en azul el del Río de La Plata.

División territorial de la Nueva España. En sus inicios (Reinos-Provincias) y al finalizar el período (Gobiernos-Intendencias)

La colonia iniciada por Hernán Cortés llegó a tener una extensión que superaba los cuatro millones de kilómetros cuadrados, es decir, el doble de la moderna nación mexicana.

Nacido hacia 1485 en Medellín, Extremadura, Hernán Cortés llegó a México como aventurero dirigiendo la expedición enviada por Velázquez de Cuellar, su cuñado.

De acuerdo con el Historiador Toribio Esquivel Obregón (Burgoa, 2009), para facilitar la administración pública en la Nueva España, se dividió el territorio en reinos y gobernaciones.

Cada uno estos reinos se dividieron en Provincias, que fueron:

  • Reino de México, Provincias de México, Tlaxcala, Puebla, Antequera (Oaxaca) y Michoacán;
  • Reino de Nueva Galicia, Provincias de Jalisco, Zacatecas y Colima;
  • Gobernación de Nueva Vizcaya, Provincias de Guadiana o Durango y Chihuahua;
  • Gobernación de Yucatán, Provincias de Yucatán, Tabasco y Campeche;
  • Nuevo Reino de León.

El historiador afirma que además, existieron otras Provincias que no eran subdivisión de las anteriores:

  • Tamaulipas o Nuevo Santander,
  • Tejas (hoy Texas) o Nuevas Filipinas,
  • Coahuila o Nueva Extremadura,
  • Sinaloa,
  • Nayarit o Nuevo Reino de Toledo,
  • Vieja California, Nueva California y Nuevo México,
  • Por Real Orden de noviembre de 1793, las Californias, Nuevo León y Nuevo Santander dependieron otra vez del virrey.

Esta división territorial sufrió otra modificación en 1786, cuando el Rey Carlos III impulsó las conocidas reformas borbónicas a través de la Ley sobre Intendentes, clasificando la Nueva España en: intendencias, provincias y gobernaciones, con el propósito de limitar las atribuciones del Virrey, promover la economía y vigilar la hacienda pública.

Con estas reformas, se crearon 12 intendencias:

México, Puebla, Veracruz, Mérida, Antequera de Oaxaca, Valladolid de Michoacán, Santa Fe de Guanajuato, San Luis Potosí, Guadalajara, Zacatecas, Durango y la de Sonora y Sinaloa.

Así como dos provincias fueron: la de Oriente que comprendía a Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Tejas y la de Occidente que abarcaba Nueva Vizcaya y Nuevo México. Mientras que las intendencias y provincias tenían algún margen de respeto a la Corona, no ocurría lo mismo con las gobernaciones que dependían directamente del Virrey y se establecieron en: Tlaxcala, Vieja California y Nueva California.

Organización social de la Nueva España

Terminada la Conquista, los españoles implantaron dos instituciones orientadas a lo social: el repartimiento y la encomienda.

La primera, organizaba el trabajo de los indígenas para los españoles a cambio de un salario. En la práctica, se tradujo en la consolidación del trabajo bajo condiciones muy difíciles para los indígenas.

Junto con las epidemias que trajeron los españoles, las difíciles condiciones de trabajo que imponía el repartimiento, se tradujeron en una drástica disminución de la población indígena, que pasó de alrededor de 11 millones de indígenas en 1521 a 1.5 millones en el año 1600, por lo que los españoles tuvieron la necesidad de traer esclavos negros desde África. Si bien es cierto que los repartimientos fueron condenados por la Reina Isabel, los intereses de los conquistadores pesaron más que la doctrina y fueron reimplantados en 1503.

La encomienda, por su parte, consistía en el privilegio que recibía un español de cobrar los tributos de algunos pueblos indios a una tasa previamente estipulada. A cambio, tenía la obligación de evangelizar a los nativos, dedicar una cuarta parte del tributo a la construcción de iglesias y supervisar la aplicación de las leyes protectoras a los indios.

Estas instituciones no cumplieron el propósito para el que fueron creadas, por ello, en 1724 desaparecieron, y en algunos casos, sus instalaciones se convirtieron en haciendas y los encomendados en peones que cobraban por su jornada.

En este esquema, los españoles se apropiaron de mayores extensiones de tierra y los indígenas iban a vivir a la hacienda del terrateniente, recibiendo una extensión de tierra que trabajaban para vivir él y su familia.

En la sociedad del México Colonial, además de españoles e indígenas existían grupos de negros, quienes fueron traídos en calidad de esclavos de las Islas del Caribe además de los africanos, para encargarse de algunos trabajos pesados.

La sociedad novohispana estaba claramente dividida en este periodo, se desarrolló una sociedad con organización piramidal:

  • Españoles peninsulares, nacidos en la Península Ibérica.
  • Criollos, hijos de españoles nacidos en Nueva España.
  • Mestizos, que eran los hijos entre españoles e indígenas. Quienes tenían un mínimo de derechos, y en buena medida estaban excluidos de la estructura social y política.
  • Indígenas.
  • Esclavos.

Los españoles ocupaban los cargos políticos más importantes y administraban las principales actividades económicas como la minería, la agricultura, la ganadería y la pesca.

Los indígenas eran discriminados al igual que los negros; los criollos y los mestizos también aunque en menor medida. Esta desigualdad de derechos fue una de las causas que favoreció los alzamientos y rebeliones contra la Corona, más por inconformidades que por derrocar a las autoridades.

Sus luchas y rebeliones fueron aisladas, por lo que su impacto no fue notable. Sin embargo, la acumulación de injusticias, desigualdades y la falta de oportunidades, encontraron espacios para desarrollarse con más fuerza a finales del siglo XVIII y
principios del XIX, cuando España sufría los embates del imperio francés.

Los deseos de independencia y autonomía, principalmente entre los criollos y mestizos, fueron aumentando también por la llegada de nuevas ideas provenientes de Europa y los Estados Unidos. Así, con el inicio del siglo, fueron mayores los intentos independentistas que derivaron en el inicio de la guerra de Independencia a partir de 1810.

Educación, arte y cultura

Durante el Virreinato hubo importantes desarrollos en la educación, el arte y la cultura.

Como viste en el bloque anterior, todo lo relacionado con la conquista espiritual, la Iglesia controlaba las ideas para el servicio de la Corona que, de forma paralela al poder político, participaban en la forma de organización de los pueblos indígenas.

Los frailes instruyeron a los indígenas en las artes, oficios y en el conocimiento del idioma español. Aprovechando la mano de obra indígena y el dinero de los encomenderos, construyeron templos, hospitales, hospicios y escuelas.

La educación estaba bajo el control y administración de la Iglesia. En 1523 se estableció la primera escuela en América, en la ciudad de México. Fue el Colegio de San José de los Naturales, dirigido por Fray Pedro de Gante.

En 1528 se creó el Colegio de Santa Cruz de Santiago Tlatelolco, donde asistían los hijos de nobles y caciques indígenas. Para 1547 se puso en marcha el Colegio de San Juan de Letrán, dirigido a los mestizos.

En 1551 se inauguró la Real Universidad de México donde se ofrecieron estudios de nivel superior para que los hijos de españoles y naturales recibieran educación en Teología, Derecho, Filosofía y Medicina. En 1579 alcanzó el rango de Real y
Pontificia Universidad de México.

La riqueza artística de las civilizaciones prehispánicas influyó en el arte que llegó de Europa adquiriendo rasgos propios. Con modificaciones, el arte renacentista, y la contrarreforma tuvieron presencia en México. Algunos pintores que llegaron de Europa dejaron obras de gran calidad como las de Sebastián López de Arteaga.

El manierismo, corriente que consistió en pintar a la manera de los grandes maestros como Miguel Ángel, Leonardo o Rafael, también estuvo presente. Simón Pereyns y Andrés de la Concha, son pintores novohispanos pertenecientes a esta corriente.
Un estilo que tuvo un fuerte desarrollo en la Nueva España fue el barroco. Miguel Cabrera fue uno de los máximos representantes de pintura, quien retrató a la poetisa, Sor Juana Inés de la Cruz. Esta última destacó sobre todo en poesía, aunque compuso también obras de teatro y comedia. Otros representantes de las letras fueron Juan Ruiz de Alarcón y Carlos de Sigüenza y Góngora.

En arquitectura se desarrollaron diferentes estilos, entre ellos: gótico-franciscano, neogótico, herreriano, plateresco, churrigueresco y neoclásico.

En cuanto a música se crearon instituciones como la de Corpus Christi de la Ciudad de México, el Conservatorio de la Rosas, en Morelia. La música religiosa tuvo gran auge.

Actividades económicas en la Nueva España

En el Virreinato, las actividades económicas fueron la agricultura, la ganadería, la minería, el comercio y la industria.

La minería fue la principal actividad que se desarrolló, a lo largo de tres siglos se contó con tres importantes enclaves mineros en los estados de Guanajuato, Zacatecas, Hidalgo y San Luis Potosí. Tanto fuera como dentro de la colonia, esta actividad fue a la que más importancia le dio el Imperio español, por su valioso sostén económico de España y Europa. Para tener una idea de la relevancia de la minería, basta decir que de acuerdo con algunos autores, entre los años 1700 a 1800 se ex-trajeron aproximadamente 34,560 toneladas de plata, mismas que fueron enviadas sobretodo a España.

Por su parte, la ganadería se desarrolló principalmente en el Bajío. Los cultivos de la población indígena se vieron invadidos por el ganado español, rompiendo ciclos productivos y destrozando cultivos. Por este motivo se incentivó que la ganadería se desarrollara en el norte de Nueva España, y así dejar las tierras más productivas para la agricultura. Incluso se pensó en destinar el extremo norte del Virreinato para tal actividad en exclusivo.

El ganado lanar fue base del desarrollo de la industria textil, en estados como Aguascalientes. Sin embargo, esta actividad no contó con el apoyo de la Corona, pues se quería evitar que las telas del nuevo continente compitieran con las españolas.

La agricultura se enriqueció con la introducción de cultivos europeos y técnicas que hicieron al campo más productivo, como el uso del arado, que sustituyó al método antiguo de la coa. Sin embargo, no se trajeron de España todas las técnicas para cultivo usadas en la época, ya que en este sector productivo también prevalecía la idea de que lo se producía en la Colonia era únicamente para abastecer de materia prima y no para competir con los productos españoles.

En la tabla siguiente, se enlistan algunos de los principales productos agrícolas que se importaban a la Nueva España y exportaban a Europa.

De la Península Ibérica a AméricaDe América a Europa
Trigo, café, caña de azúcar, lentejas, lino, lechuga, col, cáñamo, olivo (aceitunas y aceite), trigo, avena, centeno, limón, naranja, vid, zanahoria y manzana, entre otros.Papa, maíz, maguey, chocolate, tabaco, tomate, aguacate, calabaza, cacahuate, piña, papaya, guayaba, vainilla, zapote, chile, entre otros.

En la industria se trabajó algodón, plata, oro, cobre, fierro, vidrio, cerámica, gusano de seda, añil, grana o cochinilla de nopal. En los obrajes se elaboraban telas de lana, algodón, sombreros y telas de seda.

El comercio se caracterizó por cerrar sus fronteras a otras potencias y fomentar los intercambios internos. La finalidad de este monopolio era proteger las remesas de oro y plata y los otros bienes que recibían de sus reinos americanos, así como asegurarse de que éstos solamente comprarían a España. En el siglo XVI y XVII el comercio se efectuaba principalmente entre los puertos de Cádiz y Sevilla en la Península Ibérica y de Veracruz en el Golfo de México.

Fuente: Secretaría de Educación Pública. (2015). Historia de México. Ciudad de México.