Gobierno de Manuel Ávila Camacho (1940-1946)
Con la presidencia de Ávila Camacho se inicia el proceso de modernización económica de México, una vez pacificado el país y asentada la vida institucional.

Entre los principales objetivos del gobierno de Ávila Camacho se pueden mencionar: la consolidación de la unidad nacional, la atención al asunto agrario, fortalecer el trabajo educativo y mejorar las relaciones entre patrones y obreros.
En 1943, como un símbolo de acuerdo y unidad nacional, se creó la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), en la cual se integraron los sectores obrero y campesino del entonces Partido de la Revolución Mexicana.
Ávila Camacho sacó al sector militar del Partido de la Revolución Mexicana, partido que después cambiaría de nombre por el de Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Ese mismo año (1943) se promovió una nueva Ley Federal del Trabajo. Producto de ésta se creó la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y nació una de las instituciones más nobles en materia de seguridad social para la clase trabajadora del país: el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
En materia política, en 1945 se expidió la Ley Federal Electoral, cuyo propósito fundamental era regular la existencia de los partidos políticos, que empezaban a surgir en el país.
También en 1945, el presidente Ávila Camacho promovió formalmente la impartición de enseñanza en escuelas privadas debiendo contar con la autorización del Estado.
Durante el mandato de Manuel Ávila Camacho, México vivió en un ambiente de estabilidad política y crecimiento económico. Entre 1940 y 1945, el producto interno bruto creció a un ritmo de 7.3%, nunca antes visto en la etapa postrevolucionaria.
El 27 de marzo de 1945 México entró formalmente a la Segunda Guerra Mundial, enviando al Escuadrón 201, escuadrón aéreo integrado por 300 hombres que combatió a las fuerzas japonesas en Filipinas.
Gobierno de Miguel Alemán Valdés (1946-1952)
Fue el primer presidente civil del México moderno. Dio continuidad a la política industrial iniciada por Ávila Camacho, lo que mantuvo el fuerte crecimiento de la economía. Durante su gestión el producto interno bruto (PIB) creció a un ritmo de 5.7% anual, se dio un gran impulso al sector energético y petrolero, a la industria manufacturera y de la construcción.

Se concretaron grandes obras de infraestructura como el auditorio nacional y el aeropuerto internacional de la ciudad de México. Se construyó Ciudad Universitaria, sede de la UNAM, y el Instituto Politécnico Nacional, la Escuela Nacional de Maestros, la Escuela Naval en Veracruz y la Escuela de Aviación Militar en Jalisco.
Para responder a las crecientes demandas de vivienda, se comenzaron a construir grandes conjuntos habitacionales y edificios multifamiliares, sobre todo en la ciudad de México.
También se impulsó la construcción de caminos, escuelas y obras portuarias. Hablando de esto último, el presidente Alemán dio un fuerte impulso al turismo y consolidó al puerto de Acapulco como el principal atractivo turístico del país.
Fortaleció la infraestructura para la cultura y las artes. Durante su administración se crearon el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Instituto Nacional Indigenista.
En un acto de eminente justicia, Alemán impulsó una reforma al artículo 115 constitucional para reconocer el derecho del voto a la mujer, aunque sólo aplicó para elecciones municipales. Sin embargo, se había dado un paso muy importante en el reconocimiento de este derecho fundamental al sector social de mayor crecimiento en el país, las mujeres.
Finalmente, durante su sexenio se concretó la constitución del Estado de Baja California Norte, para integrarlo al mapa político y territorial del país.
Gobierno de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958)
Siendo ésta una etapa de estabilidad, impulsando una política de austeridad y de ética en el servicio público. A partir de mayo de 1954 inicia la década conocida como “desarrollo estabilizador”. En términos generales, este modelo buscó mantener indicadores manejables en cuanto a la inflación, el déficit en la balanza comercial, posibles devaluaciones y un seguimiento estricto a otras variables.

Para estabilizar el nivel de la balanza comercial, en 1954 tomó la decisión de devaluar el peso frente al dólar, pasando de $8.65 a $12.50 pesos por dólar, paridad que se mantuvo durante 22 años.
Por otra parte, se ampliaron los créditos al sector privado, se otorgaron mayores facilidades para atraer capitales extranjeros y se dio un mayor impulso ala producción de bienes y servicios, con la finalidad de generar más empleos.
En materia energética se propuso mejorar la eficiencia en la explotación del petróleo y producir algunos derivados del petróleo que anteriormente se importaban. Para esto, impulsó la instalación de las refinerías de Azcapotzalco y Ciudad Pemex, se construyeron plantas auxiliares y se tendieron redes de almacenamiento y distribución para el consumo doméstico. Con estas acciones, se aumentó casi 50% la producción petrolera al final del sexenio.
Por primera vez después de varios años, se adoptó una política de control de precios a productos de la canasta básica, en beneficio de los sectores más vulnerables.
Completando lo iniciado por el presidente Alemán, Ruiz Cortines concretó una de las acciones de gobierno de mayor trascendencia para la vida democrática del país, al reformar el artículo 34 de la Constitución, reconociendo finalmente a las mujeres, en 1953, su derecho al voto.
También dio continuidad a las políticas de construcción de desarrollos habitacionales, por lo que constituyó el Instituto Nacional de la Vivienda.
En el ámbito internacional, Ruiz Cortines manejó una postura de neutralidad frente a la denominada Guerra Fría, que la pugna política, ideológica, comercial y militar que encabezaron la Unión Soviética y Estados Unidos concluida la Segunda Guerra Mundial, básicamente para imponer su hegemonía en el planeta.
Gobierno de Adolfo López Mateos (1958-1964)
El presidente López Mateos se propuso alcanzar dos objetivos concretos en su gobierno: eliminar cualquier intento de desestabilización social y continuar con la política de desarrollo estabilizador, que estaba sujeta a la primera condición.

La sociedad mexicana evolucionó más rápido que el régimen y el modelo económico creó una clase media que no encontró representación política en el sistema corporativo de la Revolución.
Las jornadas de ferrocarrileros, de los médicos y maestros de 1958-1959, fueron producto de un sistema político que no ofrecía respuestas plenas a las demandas sociales.
En materia política, promulgó en 1963 una reforma a la Constitución en sus artículos 54 y 63 para garantizar al menos cinco espacios en la Cámara de Diputados a los partidos de oposición que obtuvieran más de 2.5% de la votación total. De esta manera apareció por primera vez en la ley electoral la figura de la “representación proporcional” o los denominados diputados de partido. En 1960 nacionalizó la industria eléctrica, adquiriendo el Estado mexicano la mayoría de las acciones de las empresas generadoras de energía, que anteriormente estaban administradas por empresas extranjeras.
Después de amplias negociaciones con varios presidentes norteamericanos, el Presidente López Mateos logró la reintegración al territorio nacional de la franja fronteriza conocida como El Chamizal por parte de Estados Unidos, territorio que se había perdido por un cambio en el curso del río Bravo.
En materia de política internacional, López Mateos actuó pragmáticamente, generando acercamientos y acuerdos con Estados Unidos para obtener ciertos beneficios como la reintegración de El Chamizal al territorio nacional, pero por otro lado se negó a votar en contra de aplicar sanciones a Cuba como lo pedían los Estados Unidos y más aún, se negó a excluir a Cuba de organismos internacionales como la OEA (Organización de Estados Americanos). Esto le permitió al país adquirir una posición de nación comprometida con la paz mundial y reafirmar la tesis de la libre autodeterminación de los pueblos.
Como parte de las políticas conciliadoras, creó en 1959 el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), como instrumento para brindar atención médica, seguimiento a pensiones y jubilaciones y otros servicios en
beneficio de la burocracia del país.
Continuando con políticas de acercamiento a las clases trabajadoras, estableció mediante reformas constitucionales la figura del reparto de utilidades y el aguinaldo, como prestaciones sociales fundamentales.
En el aspecto educativo, creó la Comisión nacional de libros de texto gratuitos (Conaliteg), herramienta de igualdad educativa que distribuyó millones de ejemplares para abastecer la demanda nacional y homogeneizar los criterios de enseñanza.
Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970)
La presidencia de Gustavo Díaz Ordaz marcó el fin de la etapa de crecimiento y desarrollo del país, pero también ha quedado marcado por la utilización de la fuerza del Estado ante distintas manifestaciones sociales.

A finales de la década de 1970, las generaciones jóvenes, formadas en instituciones de educación superior como la UNAM, el Politécnico y otras universidades públicas, comenzaron a demandar mejores condiciones de vida teniendo mayores libertades sociales y políticas; demandas que el régimen de Díaz Ordaz no supo o no pudo canalizar adecuadamente, lo que provocó el inicio del fin de una etapa.
Por otra parte, en este gobierno, se inició la construcción del Sistema de Transporte Colectivo (Metro) de la ciudad de México que hoy desplaza diariamente a millones de mexicanos.
También promulgó la Ley Federal del Trabajo, el 1 de mayo de 1970, dando continuidad a las reformas iniciadas por Adolfo López Mateos para incluir criterios y prestaciones sociales como indemnizaciones y despidos, riesgos en el trabajo, salarios justos, etc.
En materia de política internacional, firmó el Tratado de Tlatelolco, documento en el que México se sumaba al rechazo por el uso de armas nucleares en América Latina.
Impulso una reforma que hasta nuestros días sigue vigente, al establecer constitucionalmente la edad de 18 años para adquirir la mayoría de edad y con ella derechos y obligaciones, principalmente el derecho al voto.
Pese a la creciente inconformidad social y el agotamiento del modelo estabilizador, el país fue sede los Juegos Olímpicos, en 1968, y el Campeonato Mundial de fútbol en 1970. Para subsidiar los juegos olímpicos se creó un impuesto a la tenencia vehicular, que después de casi 40 años, afortunadamente ha dejado de aplicarse en varios estados del país.
Las mayores críticas e inconformidades hacia el régimen de Díaz Ordaz provinieron de la clase media, que a lo largo de esta etapa se fue fortaleciendo. Fueron los jóvenes quienes protagonizarían movimientos de protesta y levantarían la voz para opinar sobre diversos asuntos del país.
A pesar de algunos avances, la gestión de Díaz Ordaz es recordada por los acontecimientos del movimiento estudiantil de 1968, en el que cientos de jóvenes perdieron la vida en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.
Este suceso no sólo marcaría el fin de la etapa de crecimiento y desarrollo del país sino también el principio del desgaste de un régimen político que institucionalizó al país con base en un régimen corporativo. No obstante, el régimen no abrió espacios políticos ni de representación de la clase media que se creó como resultado de la industrialización del país. La sociedad avanzó más que el régimen de gobierno.
Fuente: Secretaría de Educación Pública. (2015). Historia de México II. Ciudad de México.
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