Ciencias de la comunicación

La radio, su evolución, estructura e impacto

Análisis del contenido de los géneros periodísticos

Audiencias

Se debe aclarar que no se refiere únicamente a aquellas personas que reciben el contenido que generan los medios de comunicación. Es cierto que la audiencia se conforma a partir de lo que ofertan los medios, sin embargo, ésta presenta varios rasgos distintivos; y aunque a veces las personas que integran una audiencia no se conocen entre sí, tienen un grado limitado de interacción y se saben parte de una comunidad incluso sin tener contacto físico los unos con los otros (Garay Cruz, 2006).

¿Te has preguntado por qué te gusta determinado contenido en la radio o en cualquier otro medio de comunicación? Si reflexionas un momento sobre esta pregunta junto con algún compañero, te darás cuenta de que muchas de sus respuestas se relacionan con lo familiar, tus amistades y, en general, el contexto social en el que te desenvuelves. Sería muy limitado definir a la audiencia sin considerar las actividades que desarrolla, ya que implicaría asegurar que ésta sólo se dedica a recibir contenidos, cuando la realidad es que se genera una interacción mucho más compleja (Orozco, 2010). Por ejemplo, si se considera la relación que tienen los medios con la manera en la que se desenvuelve la audiencia, podemos decir que ésta última en general está motivada por la gratificación y la satisfacción de sus expectativas (Fuenzalida, 2002). Las personas buscan que se cubran sus necesidades de entretenimiento, sin embargo, a la par de esto se originan otros procesos que tiene que ver con la definición de sus preferencias, lo que se relaciona directamente con su nivel educativo.

Características psicológicas de las audiencias

Existen diversas variables para estudiar la forma en que las audiencias reciben la información proporcionada por los medios y la traducen dependiendo de la situación o el contexto en el que se encuentran. Algunas de las principales tienen que ver con la selección e interpretación de la información, las cuales se conocen como “características psicológicas de la audiencia” (Hyman y Sheatsley, citados en Serrano, 2008). Esto se refiere a que un juicio expresado por un medio de comunicación tiene más posibilidades de ser aceptado por la audiencia cuanto más cercano esté a un código social compartido. En este sentido, el código es un modelo que permite uniformar la diversidad de un suceso desde un punto de vista sociocultural, es decir, de establecer una estructura común que funda el consenso (Serrano, 2008).

Además de esto, los diversos medios de comunicación desarrollan contenidos y estrategias no sólo para influir en sus audiencias, sino también constituirlas persiguiendo determinados fines. Tomemos como ejemplo lo expuesto por Valerio Fuenzalida en su texto Televisión abierta y audiencia en América Latina. Según este autor, la televisión ha desordenado de modo sustancial la estratificación que se aplica, por ejemplo, en las escuelas, en las que los niños son divididos de acuerdo con su edad para ser expuestos a contenidos ordenados y apropiados a la evolución psicológica del infante. Sin embargo, esto contrasta con lo que los niños pueden ver en televisión y otros medios (radio, internet, revistas, etc.) proporcionándoles información, modelos y conflictos que muchas veces no son del todo supervisados (Fuenzalida, 2002).

Esto no significa que todo lo que recibes de los medios de comunicación es malo, simplemente se te expone esta información para que reflexiones sobre la manera en que recibes sus contenidos y te des cuenta de los factores que influyen en las personas para la conformación de las audiencias de un medio determinado. De esto trata la siguiente actividad de aprendizaje.

Origen y evolución de la radio

Podría decirse que una de las primeras formas de comunicación que utilizó el ser humano se dio por medio de los sonidos. Es posible imaginar a los primeros ancestros del hombre emitir elementos auditivos para establecer una comunicación con sus semejantes, e inclusive, para alertar de su presencia a otras especies que pudieran amenazar su supervivencia. Tras la aparición del lenguaje, la necesidad de acercar más a los diversos grupos que conforman a la sociedad y mejorar la manera en que se da el proceso de comunicación influyó en la creación de distintos medios que fomentaron no sólo el intercambio escrito, sino una mayor fidelidad mediante la transmisión del sonido.

Los inicios de la radio pueden situarse a principios del siglo XIX, cuando Alessandro Volta crea la primera pila generadora de electricidad. Gracias a ello, se sientan las bases de las telecomunicaciones con la creación del telégrafo a partir del trabajo de Samuel Morse (Skrabec, 2006).

En 1875, la invención del teléfono, desarrollado por Antonio Meucci, y posteriormente patentado por Alexander Graham Bell, comenzó con la transmisión de la voz humana en tiempo real (Congressional Record, 2002). Debido a que la transmisión se realizaba gracias a la ayuda de cableado, la comunicación todavía era muy limitada, y no fue sino hasta 1896 cuando surgen los estudios de las ondas electromagnéticas por parte de Nikola Tesla que propiciaron la aparición de los primeros transmisores radiales.

Nikola Tesla, inventor de origen serbio y posteriormente radicado en Nueva York, patentó el sistema básico de la radio en 1896. Sus publicaciones sobre los diagramas esquemáticos que describían todos los elementos básicos del transmisor fueron más tarde utilizados por el italiano Guglielmo Marconi. En ese mismo año, Tesla construyó un instrumento que recibía ondas radiales, y lo utilizó para realizar la primera transmisión experimental de radio desde su laboratorio en la 5ta. Avenida hasta el Hotel Gerlach en la avenida 27 de Manhattan. Muchos de los inventos de Tesla infuyeron directamente en los inicios de las tecnologías de comunicación, como sus experimentos con los campos magnéticos que involucraban la Tesla coil o bobina de Tesla, que es un tipo de transformador que sentó las bases de la electrónica moderna, la comunicación inalámbrica y la robótica.

Fuente: Tesla Memorial Society of New York (1998). Nikola Tesla: the genius who lit the world.
Disponible en teslasociety.com/biography.htm [Consulta: 06/08/15]

La radiodifusión, es decir, el uso de la radio para transmitir contenidos de interés general, puede decirse que se inició de manera parcial en 1906, cuando el canadiense Reginald Aubrey Fessenden transmitió un programa con voz y música navideña que podían captar los barcos en alta mar. Cuatro años después, Lee de Forest experimenta con programas de música de la Ópera de Nueva York, y es en 1919 cuando nace la KDKA, primera emisora comercial de radiodifusión, cuyas primeras transmisiones fueron relacionadas con los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos en las que resultó ganador Warren G. Harding (Enrich, 1993).

La radio en México

Lee con atención el siguiente texto.

El nacimiento de la radiodifusión mexicana

La radiotelefonía inalámbrica aparece en México en forma experimental. Las primeras comunicaciones se realizaron, por un lado, en las estaciones radiotelegráficas del Estado, sin que se mostrara gran entusiasmo por ello y, por otro, en aparatos de un grupo de estudiantes preparatorianos interesados en los adelantos eléctricos que les llegaban por medio de las revistas norteamericanas que circulaban en aquel entonces. Esto ocurría en los últimos años de la década que se inició en 1910.

Los radioexperimentadores, que eran muy pocos todavía, instalaban en sus domicilios los aparatos y se comunicaban entre sí. Las distancias que recorría el mensaje del transmisor al receptor eran muy cortas: de Mixcoac a Popotla, o bien, a Azcapotzalco. No sólo en la ciudad de México había interés por el reciente invento. En Monterrey, un joven de nombre Constantino Tárnaba Jr. realizaba pruebas radiofónicas. Su posición socioeconómica le permitió realizar estudios de ingeniería en el Colegio de San Eduardo, en Austin, Texas, donde adquirió experiencia en este medio de comunicación. En 1919 instaló una pequeña estación transmisora en Monterrey a la que denominó la “Tárnava Notre Dame”, mejor conocida como la TND. Para 1921 esta estación realizaba las primeras transmisiones públicas, con un auditorio reducido, pues eran muy pocas las personas en la ciudad que poseían un receptor y la mayoría no conocía o ni siquiera había oído hablar de la “caja de música”.

La radiodifusión mexicana empieza a cobrar forma a partir de 1923. En este año se pasa del nivel puramente experimental al comercial. Las casas fabricantes de receptores y demás artículos de radio, como la General Electric o la Westinghouse, junto con las nacientes radiodifusoras, realizan campañas publicitarias para que se genere dentro de la población el gusto por escuchar las radiotransmisiones, lo cual representaba para la industria extranjera de receptores, bulbos, bobinas, etc., la ampliación de su mercado.

Un acontecimiento importante fue la denominada Feria de la Radio, inaugurada por el presidente Obregón y llevada a cabo en los patios del Palacio de Minería. Las casas especializadas en artículos de radio y eléctricos en general instalaron sus locales. También participaron las estaciones gubernamentales CYZ de los establecimientos fabriles y militares y la J. H. de la Secretaría de Guerra y Marina.

Este acontecimiento logró su fin, que fue despertar el entusiasmo de la gente por la radio. Las personas con posibilidades económicas compraban finos receptores importados y las que no tenían suficientes recursos construían sus propios aparatos con los materiales indispensables que estaban a su alcance.

La tradición oral nos dice que elaboraban las bobinas para los receptores con las cajitas que contenían la avena marca Quaker que, al decir de los pioneros, era ideal para este fin: la chispa la producían utilizando el mineral llamado galena. Ninguna clase social escapó al influjo de la radio, modificando las costumbres de la población. Se hizo de este medio un acontecimiento social y las personas que contaban con un receptor organizaban veladas para escuchar las audiciones, propiciando la proliferación de estaciones de radio de todo género: comercial, experimental, gubernamental y de
radioaficionados.

Fuente: Velázquez, R. (1983) El nacimiento de la radiodifusión mexicana. Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México. Disponible en historicas.unam.mx/moderna/ ehmc/ehmc09/111.html [Consulta: 06/08/15].

Formatos radiofónicos

Cuando sintonizas algún programa de radio, lo haces con la esperanza de encontrar un contenido que sea de tu interés. En general, existen diversos elementos que forman parte de la programación que te ofrece una emisora y que están enfocados a determinado tipo de audiencia. Estos elementos tienen que ver con algo que se denomina formato, y conocerlos te permitirá relacionarlos con muchos de los aspectos en los que profundizaste en el bloque anterior (como los géneros periodísticos) y al inicio de éste.

Para empezar, debes saber que el formato en la radio es la forma general de organización de contenidos, que define el estilo de programación de una emisora de acuerdo con el público al que se dirige (Araya Rivera, 2006). Debido a la amplia gama de opciones para elaborar y presentar mensajes en la radio, los formatos pueden clasificarse en informativos, creativos y de variedades (Villamizar, 2005).

Una clasificación básica, pero ilustrativa de los formatos radiofónicos, es la proporcionada por Kaplún (1999):

  1. Charla (expositiva, creativa, testimonial)
  2. Noticiario
  3. Crónica
  4. Comentario
  5. Diálogo
  6. Entrevista informativa
  7. Entrevista indagatoria
  8. Radio-periódico (un formato muy similar al noticiario)
  9. Radio-revista (programas de variedades)
  10. Mesa redonda (debate o discusión)
  11. Radio-reportaje (a base de documentos o reconstrucciones de los hechos)
  12. Dramatización (serie radiofónica o radionovela)

Es importante señalar que los formatos radiofónicos son relativos debido a que existen múltiples combinaciones generadas por las diversas necesidades de la audiencia, y es difícil enmarcar estos contenidos en alguna clasificación sin que por ello sean menos valiosos (Kaplún, 1999). Por ejemplo, un programa de radio extenso, como un noticiario, no puede depender de un solo formato debido a que generaría tedio en el oyente. En este caso es conveniente variar los contenidos para que resulte agradable al radioescucha (Villamizar, 2005).

Producción del contenido radiofónico

La producción radiofónica basa su estructura enteramente en los formatos radiofónicos. Como viste en la información abordada en la sección anterior, algunos formatos se combinan para formar híbridos que capten la atención del radioescucha. Además, en caso de que se busque producir un contenido informativo, su diseño y planeación es muy similar a lo que viste en relación con los géneros periodísticos (informativos y de opinión), que trasladan el texto de la prensa escrita a la radio. Sin embargo, en la búsqueda de que seas capaz de desarrollar tus contenidos de forma novedosa, a continuación se te ofrece una propuesta desarrollada por Armand Balsebre acerca de la manera en que un contenido noticioso puede adaptarse al contexto radiofónico creativa y originalmente.

El lenguaje radiofónico

En la información radiofónica se produce una exagerada relevancia del monólogo expositivo, una de las formas expresivas de la palabra, y se ignoran otras, que impiden ver la amplitud expresiva del lenguaje radiofónico. El contexto informativo en la radio, con sus códigos y convenciones particulares, no es un fácil punto de mira para comprender la magnitud expresiva que nos ofrece este medio.

Observemos la diferencia mediante un ejemplo característico sobre la presentación de un tema informativo:

Primer ejemplo
Tema informativo: la emigración rural.

Por medio de información estadística, declaraciones de expertos, encuestas, contraste de datos, las voces de los informadores proceden a una exposición y análisis de los problemas que ha de superar el agricultor cuando emigra a los núcleos urbanos.

Segundo ejemplo
Tema informativo: la emigración rural.

Rosa y Juan son campesinos. Se escucha el sonido de los pájaros, de las aguas de un río. Rosa y Juan comentan esperanzados el próximo viaje que ambos emprenderán a la gran ciudad. El sonido de un tren en marcha nos conduce a la ciudad: ruido de ambiente de tráfico urbano, cláxones… Sobre el fondo de una música, Rosa y Juan dialogan con un tono triste: No encuentran trabajo porque no saben ningún oficio. Los ahorros que tenían se van agotando …

Los dos ejemplos presentados exponen el mismo tema, pero de forma distinta. En el primer caso, utilizamos únicamente la palabra: monólogo de los periodistas, monólogo de los expertos, monólogo de los encuestados, entrevista con experto. En el segundo se recurre a la expresión dramática y a códigos distintos, pero introduciendo más recursos expresivos y un uso del lenguaje radiofónico más completo y creativo. Ambos tratamientos pueden integrarse perfectamente sin alterar el sentido informativo del tema objeto de análisis periodístico.

Fuente: Balsebre, A. (2004). El lenguaje radiofónico. España: CÁTEDRA.

Como podrás ver, la propuesta anterior aborda el concepto del lenguaje radiofónico. Éste no se limita al uso de la expresión verbal, sino que se constituye de los sistemas expresivos de la palabra y de su combinación con la música y los efectos sonoros (Balsebre, 2004). Observa el siguiente esquema sobre las funciones de la música y del audio en el lenguaje radiofónico para que puedas comprender mejor la influencia que tiene en la creación de contenidos:

El uso de las distintas funciones de la música y el audio en el lenguaje radiofónico te ayudarán a darle mayor énfasis al mensaje que busques transmitir, sobre todo en el medio que estás abordando. En la actividad que sigue complementarás esta información con un recurso técnico muy importante para la planeación de un programa de radio: el diseño de la escaleta.

Fuente: Secretaría de Educación Pública. (2015). Ciencias de la Comunicación. Ciudad de México.