Los textos pueden ser: personales (autobiografía, diario, memoria, cuaderno de viaje, anécdota, carta, mensaje electrónico, agenda, bitácora y apuntes de clase); expositivos (monografía, biografía, noticia, crónica, reportaje, entrevista) y persuasivos (anuncio publicitario, artículo de opinión y caricatura política); cada uno tiene su importancia y cumple con ciertas funciones para que su mensaje tenga el impacto deseado. Dominar la redacción e interpretación de estos textos será de gran utilidad para tu vida escolar, personal y laboral.

Textos personales
Es importante recordar la importancia de la intención que tiene todo acto comunicativo. También cada texto emplea una o más funciones de la lengua, como son fática, apelativa, emotiva o conativa, referencial, poética y metalingüística.
En este tema aprenderás a conocer, a través de un esquema, cómo se clasifican los textos personales, qué funciones de la lengua predominan en ellos y qué herramientas necesitas para redactar un texto personal.
Comienza leyendo el siguiente texto:
Diario de una escritora Virginia Woolf (fragmento)
Sábado, 13 de diciembre
Estoy revisando al galope La señora Dalloway, volviéndola a escribir a máquina desde el principio, lo cual es, más o menos, lo que hice con Fin de viaje; me parece un buen método, ya que de esta manera se pasa un pincel húmedo sobre la totalidad, con lo cual se unen partes que fueron compuestas por separado, y se secaron. Verdaderamente, con toda honestidad, creo que es la más satisfactoria de mis novelas (aunque todavía no la he leído en frío). Los críticos dirán que la obra carece de unidad debido a que las escenas de locura no guardan relación con las escenas de la señora Dalloway y me parece que también hay partes de escritura super¿cial y de relumbrón. […] Y, como me parece haber dicho antes, creo que me he hundido en las más profundas capas de mi mente. Ahora puedo escribir y escribir y escribir; es la sensación más feliz del mundo.
Miércoles, 9 de abril de 1930
Ahora pienso (con respecto a Las olas) que, con muy pocas pinceladas, se dan las características esenciales del carácter de una persona. Debe hacerse con audacia, casi como en una caricatura. Ayer comencé lo que quizá sea la última etapa. Igual que las restantes partes del libro, escribo esta última a sacudidas. […] Creo que me he mantenido estoicamente ¿el a la concepción original. Temo que la labor de volver a escribir el libro tenga que ser tan severa que quizás embarre todo lo hecho hasta ahora. Puede ser muy imperfecto. Pero creo que es posible que haya colocado mis estatuas destacando contra el cielo.
Lunes, 2 de febrero de 1931
Me parece que estoy a punto de terminar Lasolas. Creo que quizá la termine el sábado. Es sólo una nota del autor: jamás me he estrujado tanto el seso para escribir un libro. […] Oh, Dios, qué alivio cuando termine esta semana, y tenga por lo menos la sensación de que he conseguido lo que quería y he terminado este largo trabajo, y la visión ha llegado a su ¿n. Creo que he conseguido hacer lo que quería hacer; desde luego, he alterado el proyecto considerablemente; pero tengo la sensación de que he perseverado, directa o indirectamente, en decir ciertas cosas que me proponía decir. […]
Sábado, 7 de febrero
Ahora, durante los pocos minutos que me quedan, debo hacer constar que he terminado Las olas. He escrito las palabras. Oh muerte hace quince minutos, habiéndome deslizado sobre las diez últimas páginas con momentos de tal intensidad e intoxicación que tenía la impresión de avanzar a trompicones siguiendo a mi propia voz, o casi la voz de un orador (igual que cuando estaba loca), lo que casi me da miedo, y recordaba las voces que volaban ante mí. […] Creo que no es posible. ¡Cuán física es la sensación de triunfo y de alivio! Para bien o para mal, está acabada; tal como con toda claridad sentí al ¿nal, no sólo terminada, sino acabada, redondeada, completa, con la manifestación efectuada, aun cuando me consta que lo es de manera fragmentaria y apresurada; pero quiero decir que he atrapado en mis redes aquella aleta, en la inmensidad de las aguas, que apareció ante mi vista sobre las tierras pantanosas, cuando me hallaba a la ventana en Rodmell y me disponía a dar remate a Al faro.
Martes, 7 de julio
Cuán bueno es buscar alivio a este trabajo de incesante corrección (estoy haciendo los interludios) y escribir unas cuantas palabras descuidadamente. Mejor sería todavía no escribir; pasear por los campos, impulsada por el viento como los cardos, y tan irresponsablemente como ellos. Y hurtarme a este duro nudo en el que mi cerebro ha sido tan prietamente liado; me refiero a Las olas. Esto es lo que siento a las doce y media del martes día 7 de julio –hermoso día, creo–, mientras todo lo que nos rodea, esto es lo que dice la etiqueta que llevo dentro de la cabeza, es hermoso…
Fuente: Wolf, 1981.
¿De qué te das cuenta?
Descubriste cómo la escritora Virginia Woolf relata de forma emotiva los sucesos cotidianos que considera dignos de ser escritos, posiblemente, para dejar un registro de sus vivencias: “Ahora puedo escribir, escribir y escribir; es la sensación más feliz del mundo”.
También descubriste que la propia escritora manifiesta ciertas contradicciones que tiene consigo misma, cuando se trata de convencer, de que su perseverancia le ha hecho escribir una gran obra: “Creo que he conseguido hacer lo que quería hacer; desde luego, he alterado el proyecto considerablemente; pero tengo la sensación de que he perseverado, directa o indirectamente, en decir ciertas cosas que me proponía decir”.
En los textos personales, como el escrito por Virginia Woolf, se exponen ideas y conceptos de forma creativa, se utilizan las funciones de la lengua emotiva y apelativa, aunque bien pueden aparecer otras, y regularmente se utiliza el prototipo textual llamado narración.
Ahora intenta responder las siguientes preguntas:
- Por su estructura externa, ¿qué nombre recibe el texto leído?
- Por su estructura interna, ¿qué vivencias cuenta la escritora?
Los textos personales, como todos los textos, tienen características particulares que permiten reconocerlos desde el momento que los observamos (estructura externa) y otras más que al leerlo podemos distinguir (estructura interna).
Las características externas de los textos personales se pueden reconocer a primera vista cuando se observa la estructura del texto: distribución del espacio que utiliza, los márgenes grandes o minúsculos, la extensión que abarca, el tipo y el tamaño de letra, las formas de presentación (verso o prosa), los dibujos, esquemas o imágenes que muestran, etc. También se identifican porque se notan fácilmente el emisor y el receptor; se redactan en orden cronológico y se escriben en primera persona (yo).
Las características internas tienen que ver con el tipo de lenguaje que se emplea (vulgar, coloquial, formal, culto, literario); el tono o acento que se le imprime (familiar, afectivo, cariñoso, elocuente, sarcástico, burlón, serio); el estilo que le con¿ere el emisor al emplear la lengua, su sello propio (claro, sencillo, monótono, ameno, divertido, irónico, poético, etc.), y la aplicación de las propiedades de la redacción: adecuación, coherencia y cohesión.
Para su comprensión y redacción los textos personales, deben ser apropiados para la persona a la que se dirige, recordando que generalmente son transmitidos a personas que te conocen o saben de ti. Asimismo, deben tener con la coherencia necesaria y la estructura de las palabras.
Lee el siguiente ejemplo tratando de identificar los elementos de las estructuras interna y externa.
El novelista y su ambiente
Mariano Azuela (fragmento)
Allá por los años de 1921 y 22, cansado del anonimato, porque no obstante haber escrito, publicado y distribuido nueve novelas -entre ellas Los de abajo, Mala yerba, Las tribulaciones de una familia decente, que ahora son las de más éxito editorial cuando menos– el público lector se había obstinado en no reparar ni en mi nombre siquiera, me propuse en un esfuerzo final, abandonar estas actividades si por enésima vez fracasaba. Mi decisión era firme, irrevocable. La verdad es que nunca fui demasiado ambicioso: largos años me mantuve en la brega sin más estímulo que alguna carta privada, dos o tres renglones náufragos en el mar de líneas de un diario o una revista. En mis primeros ensayos como todo escritor novel suele hacerlo– incurrí en la candorosidad de enviar mis engendros a literatos de renombre, maestros de las letras y a cuantos mostraban interés por la cultura nacional. Recibía en cambio juicios más o menos halagadores, inspirados seguramente por cortesía y no por merecimientos; muchos me acusaban recibo con dos o tres frases almibaradas o a menudo con lugares comunes, fórmulas de cajón, francamente reveladoras de que mi obra no había sido leída ni se leería nunca.
El que da sus primeros pasos en las letras lo que menos se imagina es que sus galantes obsequios vayan a caer en los puestos de libros viejos cuando tuvieron la buena suerte de no servir para atizar el calentador del baño.
Fuente: Azuela, 1959.
Al revisar el texto presentado, reconociste la importancia de la estructura interna de los textos personales, y como sus elementos favorecen tu comprensión del mismo y de la realidad que el autor quiere expresarte y, sobre todo, adviertes las funciones del lenguaje que se cumplen en el escrito.
Funciones apelativa y emotiva
En los textos personales, el autor manifiesta su estado de ánimo, su quehacer diario, sus emociones e impresiones sobre los sucesos que experimenta en su vida cotidiana y plasma en ellos su grado de sensibilidad que, a través de su escritura, desea compartir.
En estos textos el autor se expresa con libertad, pues algunos de éstos sólo se comparten con las personas más allegadas (padres, hermanos o amigos íntimos) o son escritos más íntimos, sólo para uno mismo. Por ello, el lenguaje que utilizan es más coloquial o parecido al habla cotidiana. También existen textos personales que se elaboran como estudiante, éstos tienen otras características y propósitos más formales.
Los textos personales tienen la finalidad de recibir una respuesta o ejercer una acción concreta sobre las personas a quienes se dirigen. Se sirven de dos funciones del lenguaje para cumplir su objetivo: la funciónemotiva (puesto que en este tipo de textos hablas de tus emociones o tu yo más íntimo) y la función apelativa (buscas obtener una respuesta por parte del receptor).
Fuente: Secretaría de Educación Pública. (2015). Taller de Lectura y Redacción I. Ciudad de México.
Categorías:Preparatoria, Taller de lectura y redacción